Capitulo 22

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La joven bruja y el mutante en rojo, no paraban de discutir; ni ellos sabían de que discutían ahora. Pero cuando alguien dio una gran golpe, con un bastón, los dos se tensaron; rápidamente la chica de cabellos negros, se dio la vuelta, mientras escondía la sartén tras suya, y miraba al ser que estaba en la entrada del laboratorio.
-¿Que ha pasado?-, preguntó seriamente el mayor, presente.
-Señor Hamato, lo podemos explicar-, le respondió inocentemente la bruja; cual ganó una muy a mala cara de parte del propietario de los sais, de respuesta el gano un codazo en el estomago.
-Entonces, explícame, ¿por que tienes una sartén, tres de mis hijos están inconscientes y por qué Raphael está herido?-, preguntó el maestro rata.
-Pues...-, empezó a decir la bruja, pero fue interrumpida por la tortuga en rojo.
-Maestro, ella no tiene nada que ver, tan solo me protegió de una ser "oscuro" que apareció mágicamente. Desgraciadamente los otros tres, fueron vencidos. No se como explicar cómo era ese ser "oscuro", pero tenía la intención de matarnos-, le explicó a su maestro; cual este tan solo se rasco la barba. La de ojos morados, estaba sorprendía, nunca creo que el de rojo fuera a mentir así y especialmente protegerla, por haber pegado al de azul, con una sartén.
-Da acuerdo. Pero quiero que llevéis a Leonardo al dojo, y si no os importa, ¿podéis cuidar de Donatello y Michelangelo?-, preguntó el mutante peludo.
-Hai sensei-, respondió el hijo.
-Claro, señor Hamato-, respondió la bruja. Luego de eso, el sensei se fue al dojo, mientras la bruja dejó la sartén y ayudó al único consciente a llevar al de azul; dejaron en silencio al maestro y fueron con los otros dos. Fueron curándolos, y el de rojo se sorprendía al ver como la bruja curaba las heridas con magia; luego de eso, dejaron a cada uno de los menores en su habitación, y se sentaron en el sofá del salón. Hubo un gran momento de silencio, antes que el mutante, empezará a hablar.
-Lo siento-, le comentó.
-¿Por qué?-, preguntó la bruja.
-Por creer que eras un peligro para nosotros; creía que eras...-, pero fue interrumpido por la chica.
-Un monstruo. Lo que no sabéis, que donde yo vengo no hay luz, no hay felicidad ni bien ni verdad; lo que no entendéis, que estar casi toda tu vida en ella, puede hacer que ese "aroma" cruel, se incruste en tu ser, sin posibilidad de quitártelo-, le explicó la chica, mientras doblaba la espalda y cubría su rostro con sus dos manos; pero entonces sintió como alguien le había cogido el hombro, y lo frotaba. Y le sorprendió notar que fue el que antes le odiaba tanto.
-Yo... no lo sabía. Lo siento, de verdad-, volvió a repetir.
-En verdad, debería ser yo quien te diera las disculpas. Yo te pegué no hace mucho; además creo que no te merecías todo esto, no debería haberle pedido a tu hermano que me liberase-, le respondió.
-Yo te perdono. Pero creo que no te merecías estar en ese mundo, no pereces tan mala-, le comentó el mutante.
-No lo entiendes ¿verdad? Yo nunca debí ser la liberada, yo... soy maldad en si-, le respondió.

Mientras en una parte oscura de la mente de Leonardo:

-Leonardo, no lo ves. Tú "novia" está
con tu hermanito-, le decía la parte oscura
de Leonardo.
-Tan solo hablan-, le respondió,
intentando ignorar cualquier tortura que
le estuviera haciendo.
-Leo, Leo, Leo. Estas ciego ¿verdad?
no lo ves, si de verdad quieres tener el control
en tu familia, debes hacer que aprendan.
Por las buenas o malas-, le explicó esa sombra
dentro de la mente.
-Yo no quiero, hacerlo, tan solo...
Hablan-, le volvió a repetir.
-Te conozco Leo, lo estás pensando,
estas pesando de que estarán hablando.
Estas pensando, en como le castigaras si se cerca
demasiado. Estas usando esa parte oscura
de ti-, le dijo la sombra, mientras enseñaba
una gran sonrisa maliciosa.
-¡NO! Yo nunca pensaría así-, le gritó
de respuesta.
-¿A si? Y cómo estabas pensando antes, cuando
descubristeis que te habían seguido-, le
recordó.
-Ese, ese....
No era yo-
-Entonces ¿Quien era?-,
pregunto la oscuridad.

El de azul, fue empezando a abrir los ojos; le dolía bastante la cabeza; como si alguien le hubiera dado fuertemente en ese sitio. Se fue colocando en posición de loto, mientras se frotaba la cabeza; miro por los lados, mirando si alguien estaba presente, solo se encontró con la espalda de su maestro, cual miraba algo entre sus manos.
-¿Sensei?-, preguntó el de azul, para ver cómo luego, su
Sensei iba hacia a el en silencio. Después, se sentó al lado de su hijo y le entregó algo; era un cuadro, con una imagen en el, una imagen cual le dio muchos recuerdos:

Estuvo mirándolo por ratos; pero hubo un instante cual lágrimas empezaron a caer, cayendo contra en cristal del cuadro; recordaba, todo el daño, que les estaba haciendo

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Estuvo mirándolo por ratos; pero hubo un instante cual lágrimas empezaron a caer, cayendo contra en cristal del cuadro; recordaba, todo el daño, que les estaba haciendo.

-Recuerda hijo mío, tu gran misión es proteger a tu seres queridos; no herirlos-

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2016 ⏰

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