No pasó mucho para que le portador de Katanas, reaccionara a la postura de la bruja. Rápidamente se separó de ella, y vio cómo ella se le borraba la sonrisa, pero solo duró segundos para que cambiara a una normal, mientras pensaba:
<<Es demasiado poderoso, tendré que usar algo más potente>>
El mutante de ojos azules, se había quedado repasando una y otra vez, la simple palabra que dijo la chica: "Tu".
Era imposible que un mutante como el, fuese el portador de un poder tan grande. Imposible, se volvió a repetir. Sin esperar a la bruja, empezó a irse por los túneles, envuelto en un mareo y de incomodidad. La bruja, ya dejada atrás, borro completamente su sonrisa y empezó a darle golpes a todo lo que se le pusiera en el medio; pero una voz la hizo ponerse firme:
-Onotagui-
-Ma-Madre. No no esperaba una visita tan tan temprana-
-Solo quería ver cómo mi hija, iba destruyendo al heredero. Y bueno informa-
-Pues he descubierto que es un mutante y sabe ninjusu, pero no sabe controlar sus poderes, ni creo que quiera tenerlos. He usado un hechizo para ablandar el sentimiento del amor, pero parece demasiado poderoso para caer en el. ¿Me me podrías ayudar?-
-Me estás diciendo, ¡QUÉ ME ESTÁS FALLANDO!-
-Ma-madre intentó hacer lo mejor-
-Pues hazlo más. Donde está toda esa maldad que te di, antes de cerrarnos en el mundo de los espíritus, eres la oscuridad en si. Pero por ser mi hija y ser tu primera misión, te daré una ayuda. Tienes que engañar al mutante, para que te ayude a ir al museo, allí hay un libro de hechizos, que antes me pertenecía a mi. Ahora debes cogerlo, para destruir a ese miserable heredero-
-Sí, Madre-
-No me falles esta vez-, y con esas últimas palabras, la sombra que apareció de la misma manera desapareció. La joven bruja, no quiso fallar de nuevo a su madre y lo primero que hizo fue coger el camino a la salida de la alcantarillas. Iba a ir a buscar a su "amo" mañana al amanecer, sabiendo que cuando una bruja se vuelve sirviente de otro, este sabe dónde siempre está su "amo" y con los últimos escalones afuera, desapareció entre la noche.Mientras todo lo pasado, una cierta tortuga de bandana azul, terminaba su recorrido por los túneles. No se sentía bien, no sabía porque, pero sentía como algo pasaba en su interior. Como algo iba despertando, y él no era capaz de controlarlo o hacer que se detuviese; en el momento de pasar por la entrada de la guarida, sus piernas le traicionaron, haciendo que se cayese de rodillas al suelo. Sin poder hacer nada, apoyó su cabeza en la pared que tenía al lado y fue cerrando los ojos, sumiéndose en un profundo sueño:
Todo era negro.
Pero podía sentir como si fuera una habitación,
Sin salida.Entonces de la nada, algo empezó a brillar.
Quiso acercarse.
Pero noto que algo le detenía.Sus piernas estaban sujetas por unas cadenas.
Esas cadenas no eran las tradicionales,
Estaban hecho de una masa oscura.Una masa oscura, que volvía su piel poco a poco
Negro.
Era como si la oscuridad le intentaba poseer.Y él sabía que debe ir a la luz.
Estaba tan cerca,
Pero tan lejos también.Cada segundo que intentaba quitarse las cadenas,
Se sentía todavía más débil.
Veía como su piel se volvía negro y no tenía salvación.Entonces, sin fuerzas, dejó su cabeza en el suelo.
Dejándose llevar por la oscuridad,
Uniéndose a ella.Se volvió a ver,
Estaba cayendo a un abismo,
Y no veía su fin en ella.Entonces oyó algo llevándole a la realidad:
-Leo-El mayor fue abriendo los ojos, solo para ver a sus tres hermanos, observándole, con diferentes gestos y miradas, pero todos le miraban.
-¿Leo, estás bien?-, pregunto el genio. El nombrado, no sabía cómo responder, estaba impactado por su sueño, pero no se le hacía normal; también se sentía poderoso, de la misma manera se sentía débil. Los hermanos se fueron preocupando, no habían oído respuesta a la pregunta, y el líder parecía haberse ido a otro mundo. Entonces de unos cuantos minutos después, el mayor respondió:
-No lo sé-
Todos volvieron, con sus miradas de preocupación, entonces el de bandana morada puso su mano en la frente, al de azul. Pero de inmediato quitó, parecía haberse quemado, y lo enseñaba una marca en su mano.
-Tiene fiebre, demasiada-, les comentó mientras miraba de nuevo a su hermano, que se metió de nuevo en otro mundo.
-Leo-
Al instante que le de naranja dijo el apodo de su hermano, el nombrado volvió de su mundo y le miro.
-Creo que deberías ir a dormir, pareces cansado-, le comentó. De respuesta tuvo un simple movimiento de cabeza, en forma de sí; empezó a ponerse de pie, pero al solo segundo apoyado en sus piernas, empezó a temblar y se derrumbó. Por suerte, el mutante de bandana roja, consiguió cogerle antes de caerse.
-No me responden las piernas-, les comento el mayor, que en poco tiempo no soporto cerrar los ojos. Parecía demasiado cansado, como si algo le estuviera cogiendo toda la energía que debería tener, como tenía a menudo. Una vez que vieron que se había quedado dormido, en el hombro del propietario de los Sais, el científico empezó a comentar:
-Esta fatal. Fiebre, piernas que no responden, meterse en su mundo cada segundo, dormirse cada vez que se apoya en otra y parece tener falta de energía. Esto es nuevo, además que el no enferma a menudo, y estos son nuevos síntomas. Raph, por favor, lleva a Leo a su habitación-
Y sin protestar, Raph cogió a su hermano en brazos y se lo llevó a la habitación azul; lo dejo en la cama de sábanas blancas y azules, y se fue sin hacer ruido.
Justo cuando la tortuga cerró la puerta, el que tenía fiebre, empezó a sudar frío, moverse sin control y empezar a arañar las sabanas. Algo horrible estaba pasando en el joven mutante, y tan solo iba a ser peor, cada vez que le intentarán hechizar, cada día que iba a pasar, cada noche. Hasta el día en que tenga que hacer algo más que guardar su secreto y no iba a ser fácil conseguir alejar ese dolor.Porque el pequeño toque que hizo la bruja contra el, despertó algo que él no podrá controlar.
Pero siempre hay una solución
¿Verdad?
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El lado que escondemos
FanfictionPuede parecer más que un líder, obediente, leal y hermano mayor. Pero desde mucho tiempo, Leonardo, a guardado un secreto o más de sus amigos, hermanos, hasta de su padre. Y ahora tendrá que esforzarse todavía más para guardarlo, después de la visit...