Tu despertar

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Marinette quería abrir los ojos, despertar y decirle a su madre que todo estaba bien, que solo había sido un pequeño incidente.

Sin embargo, sentía su cuerpo tan ligero que no podía moverse. Todo estaba oscuro y las voces eran lejanas para su gusto.

Simplemente no podía.

Ella no recordaba realmente lo que había sucedido, sus últimos recuerdos se resumían a la discusión que había tenido con Adrien, después de eso solo escucho voces, gritos y el sonido de una ambulancia. Lo último era la imagen del rubio llorando en silencio mientras se encontraba sentado en una esquina de un lugar pequeño, tal vez una ambulancia.

En ese instante Marinette hubiese preferido gritar, llorar y tal vez desquitarse con quien estuviese en su camino pero se sentía tan pacífica, sin peso encima.

Así que para cuando despertó se arrepintió de haberlo hecho.

¿Acaso algo le había pasado por encima? El dolor se sentía así de fuerte. La primera vez en despertar se encontraba en medio de un quirofano pero el dolor era tal que había sido sedada. La segunda vez pudo apreciar una gigantesca venda alrededor de su abdomen y columna pero la anestesia era tan efectiva que tuvo el deseo de dormir nuevamente.

Se sentía débil, como si algo en su cuerpo faltase. Tal vez era sangre.

Lastima, no podía darse tanto lujo de perderla.

A su mente llegaron todos sus recuerdos. Desde que era una pequeña niña hasta el momento en que habló con Lila y está le amenazó. Tal vez estaba muriendo lentamente y por eso pasaba todo eso. Marinette por un instante estuvo feliz de que eso pasara, así dejaría de ser una carga para sus padres y para todos los que le rodeaban. Pero luego recordó el rostro de un joven rubio que siempre usaba traje negro ajustado, antifaz y orejas de gato. Ese chico había estado con ella desde que... ese mismo chico le había rechazado.

Sin embargo Adrien nunca faltó en su promesa y aún mintiendo descaradamente, hizo lo imposible por verle sonreír. Era por él y por la pequeña Tikki que seguramente estaba sufriendo, por ellos la oscuridad se convirtió en neblina y la neblina en un cielo despejado. Para cuando apareció un camino y existía un enorme campo de girasoles alrededor de ella, una mariposa oscura se postró frente a la azabache.

—Eres la persona más fuerte y valiente que he conocido, desde el momento en que mi energía te invadió tu habeis evitado a toda costa el ser poseída y a pesar de que te sentías terrible siempre pensaste en el bienestar de los demás — dijo una voz alrededor, Marinette parpadeó confundida —Sin embargo y aunque estés libre de mi aún existe camino por recorrer para que estés completamente recuperada. Está tu enfermedad, por ejemplo— la mariposa se transformó en una silueta humana que fácilmente era andrógina pues no sé podía distinguir si era hombre o mujer, lo mismo con su voz —Debes recuperarte primero para regresar con la frente en alto, para realmente demostrar lo fuerte que eres.—

La azabache asintió, pensando en lo que acababa de decir aquella criatura que le observaba fijamente con unos ojos creados por una neblina.

—También te doy las gracias, sin pensarlo te sacrificaste y ahora la persona que me había creado se siente plenamente arrepentida— Marinette elevó su mano derecha hacia su barbilla.

—¿Te refieres a Hackmoth? —preguntó con bastante curiosidad —¿Es por eso que ya no aparecieron más akumas? — la mariposa asintió y de un momento a otro comenzó a evaporarse.

—Hay una persona que necesita tu apoyo, así como tu necesitas el de él — indicó, cuando intentó levantar la mano está se había dispersado a más de la mitad —En estos momentos esa persona no tiene sus ideales claros y tampoco sabe lo que es el perdón —

Breathe MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora