Mi alivio

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Habían pasado dos años desde la última vez que Adrien vio a Marinette, a la mente del chico solo llegaban imágenes de una niña de coletas, ojos azules y atuendos rosados. A esas alturas ya era una señorita hecha y derecha, hermosa.

O por lo menos eso imaginaba cada que recibía una carta de su parte.

Tiempo atrás, después de que la azabache se recuperara del accidente, ella decidió por voluntad propia acudir a un centro de terapias tanto para su Leucemia como las secuelas que causó el Akuma para su depresión. Se había recuperado en un año, cuando el ojiverde recibió una postal de un paisaje montañoso. Detrás de la imagen simplemente decía : "Hey, he vencido el cáncer" junto a un dibujo de ella enviando saludos.  Su amigo, ilusionado de volver a verla sintió sus ánimos decaer cuando una segunda carta llegó avisando que estudiaría un año más fuera del país, con el propósito de aprender más de la moda. Su única fuente de información eran los relatos de Sabine, cada que está regresaba de visitarle.

"Es tan hermosa, y no porque sea mi hija"—presumía, entre más pasaba el tiempo era cuanto más Adrien anhelaba ver su rostro —"Oh, ella también te extraña muchísimo pero su pasión siempre es un factor importante" — que si no lo sabía, era la chica más testaruda que había conocido.

Sin embargo, el resto de las cosas no avanzaban del todo 'bien' refiriendo a la relación con su padre. Al parecer el hombre no tomaba la desaparición del Miraculous de Ladybug como algo bueno, no cuando en sus manos existía el portador del otro, antes de que el anillo simplemente desapareciera un día para otro. A pesar del daño que Gabriel causó a Marinette, él ahora no demostraba pizca alguna de remordimiento. Menos hablando de Lila, la joven que le atropelló años atrás. Sus mentiras llegaron a un nivel inimaginable que con facilidad pudo librarse de su castigo, sabría el destino en dónde se encontraba ahora.

Ambos sueltos, esperando a que la azabache regresara para resolver sus conflictos.

El ojiverde no comprendía la ambición por parte de su padre y más cuando su madre, Emilie había fallecido ya hace tiempo. La situación no mejoraba cuando su segundo factor de preocupación , la chica que había atacado a la azabache lograba llamarle a través de teléfonos públicos para amenazar ante el regreso de la joven de coletas.

Entonces el rubio buscaba pensar en otras cosas. Divagaba cada que pensaba en aquella situación que removida sus pensamientos, recordando el beso que había dado antes de que la ojiazul cayera en el hospital. Cuando recordaba todos aquellos momentos de acoso, asegurando que la chica de coletas no hiciera algo que atentaría contra su vida, cuando dividía su ser para no lastimarle (aunque al final lo hizo).

Guardando las últimas palabras que recibía antes de que llegase a ese momento.

—Escucha, Adrien—repetía esas palabras una y otra vez en su mente aunque la imagen era cada vez más borrosa —No puedo perdonarte con tanta... facilidad. Pero agradezco que todo este tiempo estuvieras a mi lado porque en realidad no era tu culpa. — entonces Adrien elevaba su mano hacia la mejilla de la contraria, sintiendo su piel por última vez. —Yo estaba mal por completo, corrompida y tu siempre vagaste por mí. Ambos nos apresurados a las cosas y es por eso que durante este tiempo espero podamos pensar en si nuestra fortaleza es suficiente para anhelar volver a vernos. — el joven torcía la boca, la otra sonreía. Entonces bajaba la vista y los zapatos rosados se alejaban lentamente.

Hasta que el día llegó.

Y todo comenzó mal iniciando por el hecho de que apenas y había dormido la noche anterior, pensando en todas las formas posibles de efectuar un saludo que impactara. Para que al final terminase diciendo cualquier cosa sin sentido.

En segunda, su padre le negaba con más fuerza las cosas, como si este temiera a perder otro objeto valioso. Claro, uno de los Miraculous. Pero la verdad era que poco tiempo después de que Marinette se fuera, los Miraculous desaparecieron junto a su maestro. Eso por supuesto, Gabriel no lo sabía.

Así que no existía Plagg para transformarse y escapar siendo Chat Noir, nada mejor que recurrir a los viejos chantajes para huir y asistir a la escuela. Lo más adecuado siempre era mentir diciendo a Nathalie que requería de algo, evitarla, y después simplemente ocultarse detrás de la demencial espalda del Gorila.

Así funcionó, cuando obtuvó estar fuera de la casa ya no quedaba tiempo restante para comprar algún regalo de bienvenida, o practicar. Ah, nada le salía bien.

Nada excepto el hecho de que pudo ir en compañía de la pareja Dupain Cheng hacia el aeropuerto, era claro que durante esos meses consiguieron mejorar su relación por el bien de Marinette.

Su corazón latiendo con fuerza, acelerando ante cada nuevo arrivo en el tablero. El vuelo estaba programado para llegar a partir de las seis de la tarde, ya habían pasado diez minutos. Sabía que estaba exagerando con la situación y aún así su mente ya se encontraba creando cientas de simulaciones en las cuales el vuelo no pudiese llegar.

Hasta que la pantalla mostró un nuevo dato: New York 18:35

Bien, todo perfecto. Ahora tendría que esperar unos cuantos minutos más para verle, tal vez una media hora.

Hasta que finalmente le visualizó , entre una multitud caminando para recoger sus maletas. Lucía un poco más grande, golpes de pubertad, su cabello había crecido hasta llegar casi a su cintura permitiéndole enroscarse en pequeños rizos. También se notaba más alta, un cuerpo ligeramente estilizado. Y esos ojos, aquella mirada de azul intenso que brillaba como el cielo ante la felicidad y a la vez se mostraba como una terrible tormenta cuando se encontraba molesta.

La misma que le observaba en ese momento con cierto enojo porque quien sabe en que instante la chica se posó frente a él.

—¿Qué te pasa, Adrien? — dijo cruzando los brazos, incluso sus padres salían del camino de ambos, tal vez incluso ya se habían saludado.

¿Durante cuánto tiempo estuvo perdido en sus pensamientos? Hace tan solo unos instantes estaba viéndole fijamente.

—Perdona— sacudió la cabeza, encontrando su mirada nuevamente —Me perdí en un momento tan importante. — dijo. Aunque Marinette se notaba más alta era evidente la diferencia de altura existente entre ambos, ningún impedimento pues antes de siquiera protestar ya estaba siendo abrazado.

—Te extrañe muchísimo — dijo la azabache, apenas logrando rodear con sus brazos la extensión de la cintura—Tuve tanto tiempo para reflexionar ante las cosas y... —

—Está bien— dijo Adrien con voz suave —Solo me lamento por la ausencia de nuestros kwami, ellos eran una parte importante. Pero ahora estamos juntos, de nuevo. Eso es lo que importa. — sostuvó, tomando con delicadeza el mentón de la chica para que ésta pudiese verle a los ojos —Sí estás lista para eso.—

La ojiazul sonrió, poniéndose de puntillas logró dar un rápido beso en la mejilla del contrario.

—Que mejor inició que enmendar nuestros errores. —

Entonces todo el ambiente romántico se vio interrumpido cuando Tom tiró al suelo una de las maletas de mano. Su mirada apuntando hacia uno de los puntos de acceso que conducían al área de Taxi. Ambos preocupados, los dos ex héroes giraron en dirección.

Todavía no podían ser felices.

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2019 ⏰

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