Desdé el momento en que pronunció aquellas palabras su cuerpo no había dejado de temblar y su corazón latía con suma brusquedad.
¿Por qué dijo eso? Si Marinette tarde o temprano se enteraba del gran secreto ella terminaría más que lastimada.
No, eso no debía pasar, tenía la oportunidad de enmendar todo, de reconocer él mismo sus sentimientos y arreglar de una vez por todas la situación.
Por ella.
Adrien caminó en continuo silencio a través de los extensos pasillos que formaban parte se su llamada "casa", los pasos resonaban como un firme eco al mismo tiempo en que los pequeños suspiros que Plagg daba sonaban como si existiese un pequeño niño en el lugar.
-Primero debemos conocernos mejor- había dicho la azabache antes de que él se retirase -Gracias por ayudarme a olvidarle- en esos momentos sintió su corazón romperse en miles de pedazos, ¿acaso ya había olvidado a Adrien?
-Tal vez aún me odia- susurró hacia la nada sin percatarse que alguien se ocultaba entre las sombras -Pero permitió que estuviera con ella durante las quimioterapias- un escalofrío recorrió su espina dorsal y el frío repentino provocó que sus dientes iniciasen a castañear -Quimioterapias...- llevó ambas manos hacia su pecho para intentar que los latidos fuesen tan fuertes y dolorosos, cuando menos se había dado cuenta sus ojos ya se encontraban nublados debido a las lágrimas.
Sí, había llorado cuando se entero de la verdad pero también fue fuerte para no herir o preocupar más a Marinette, no dolía el hecho de que la joven llevaba un año enferma si no que temía demasiado en perderle.
Un año, Adrien apenas llevaba menos de eso en conocerle y aún así se sentía culpable del todo.
¿Cómo puede ser Marinette tan fuerte? Esa era su mayor cuestión, por más que presumiese lo terrible que había sido su vida no podría llegarle ni a los talones. Simplemente su. cabeza era un completo lío emocional.
Pero debía suprimir todas esas voces creadas por él mismo y continuar con su meta: regresar la felicidad de Marinette.
¿Cómo iniciaría todo eso? Con el regreso de Ladybug.
Adrien sonrió en plena oscuridad y sin más que esperar comenzó a correr hacia su habitación. Abrió la puerta y el rechinido de esta fue su acompañante antes de que las estrellas proyectadas a través del ventanal diesen paso a la luz, a lo lejos la figura de un pequeño felino llamó su atención y decidió caminar directamente hacia aquel ser causante de movimientos y estrépitos.
-Plagg- llamó en un tono lo suficientemente alto incluso para escucharse fuera de la recamara, sin embargo no existió repuesta alguna. -¡Plagg!- el volumen incrementó y su felino con molestia giro la cabeza para observar a quien le llamase.
-¡Estaba tan feliz con mi Camembert y tú sólo llegaste a interrumpir!- exclamó abrazando con sentimiento a dicho pedazo de queso, suspiró. -Supongo que ya es hora- el ojiverde asintió silenciosamente.
-Plagg, transformación- susurró intentando suprimir toda aquella emoción que albergaba su corazón.
Y después de tanto tiempo, por primera vez vería a Ladybug en su más puro esplendor e intentaría que aquella tímida azabache sonriera como en aquellos tiempos en los que ambos combatían al mal. En poco tiempo una luz escarlata rodeó su cuerpo cubriéndolo de un traje y antes de seguir esperando ya se encontraba saltando a través de los tejados en la ciudad.
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Breathe Me
Hayran KurguMarinette no se encontraba para nada bien, eso nadie lo sabía hasta que un día intenta confesar su amor y es rechazada. Buscando consuelo, se hunde en una bañera entintada de rojo. Y todo comienza.