No es lo que piensas

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Marinette caminaba con torpeza hacia la escuela, tenía días que había sido dada de alta y ahora estaba de regreso. Subió las escaleras del lugar y caminó a través del extenso patio hasta llegar a otras escaleras que le conducían hacia el segundo piso. Había llegado tarde como era costumbre, respiró profundamente y abrió la puerta del salón, las voces que se encontraban en el interior fueron pausadas repentinamente.

-Es un gusto verle nuevamente señorita Cheng- dijo la profesora de Filosofía caminando hacia la puerta -Pase por favor-

Por lo menos no se había molestado de que llegase tarde. Sus pies caminaron inconscientemente hacia el pasillo donde las mesas se encontraban, ella no se percató de aquel que le había roto el corazón.
Demasiado tarde

Su mirada se cruzó con unas orbes esmeralda. El chico que menos deseaba ver.

-Marinette- susurró completamente sonrojado, la respuesta que recibió fue ser ignorado por completo. La azabache logró sentarse en su lugar, todos permanecían en silencio y la clase inicio.

-Creo que ya están enterados- Alya le dio su teléfono y cientos de mensajes sobre el rechazo se hicieron presentes.

-¡¿Cómo es eso posible?!- apretó los puños, sus brazos dolieron ante tal movimiento.

-Chloe- la mencionada giró la cabeza y le dedicó una sonrisa victoriosa a la ojiazul. Hizo un ademán y señaló hacia el rubio que había observado todo y se mantenía callado. Eso enfureció más a Marinette.

A pesar de todo él si era un niño mimado.

Las clases pasaron con lentitud para ambos hasta que la hora de la salida llegó. Marinette caminó con torpeza intentando sostener su bolso sin que las heridas le lastimasen, al parecer no había sido buena idea cortarse de esa manera. Estuvo a punto de salir del colegio cuando una voz demasiado chillona interrumpió su calma.

-¡Marinette!- gritó la rubia de coleta quien le abrazó sorprendiéndola.

¿Pero qué rayos?

-De verdad no sabes cuanto lo lamento- parpadeó diversas veces mientras hacia un pequeño puchero -No sabía lo que ese idiota era capaz de hacer-

Enserio, ¿el mundo se había volteado o algo por el estilo? Por la mañana la chica le había observado burlesca y ahora se encontraba abrazándole y dándole ánimos, Sabrina se encontraba parada frente a ellas mientras observaba al suelo manteniéndose callada. Algo tramaban esas dos.

-EH...¿gracias?- fue lo único que logró decir, Chloé tomó sus brazos y los apretó con fuerza, Marinette gruñó inmediatamente ante el dolor.

-Lo lamento- Algo no coincidía, Chloé se dedicaba todo el tiempo a molestarle y ahora por arte de magia ya quería que ambas fuesen "amigas" además de que la pelirroja a su lado se mostraba avergonzada y no se atrevía a levantar la vista. Marinette sabía a la perfección que eso podría tratarse de una mala jugada, debía ser precavida. Esa rubia sería capaz de aplastarle de la forma más cruel posible.

-Yo... me tengo que ir- señaló hacia la panadería de sus padres, las otras ojiazules asintieron con una ligera sonrisa y Marinette finalmente se encaminó hacia su hogar.

-¿De verdad crees que funcione?- preguntó la rubia hacia la pelirroja -Esa panadera puede ser torpe pero no idiota- finalmente borró su falsa sonrisa y rodó los ojos -Pero como me encantaría deshacerme finamente de ella, Adrien no deja de hablar sobre esa tonta y sospecho que tarde o temprano mi futuro novio caiga en las redes de esa costurera de cuarta-

Breathe MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora