Breathe Me

En contento

-¡¿En dónde está?!- preguntó Adrien desesperado por encontrar a cierta azabache, caminaba a paso apresurado de un lado a otro alrededor de la escuela intentando encontrarle sin éxito alguno.

-Eres demasiado exagerado- comentó su kwami que se encontraba oculto en su chaqueta -Fuiste el primero en llegar al instituto, es obvio que ella todavía no se encuentra-

El ojiverde paró en seco, Plagg tenia bastante razón. Giró observando con detalle el lugar recorriendo con la vista cada pequeño detalle que se podía apreciar desde la plaza principal.

Hasta que llegó a cierto punto.

-Quiero decirte que...desdé el día en el que te disculparse por lo de la goma de mascar y me obsequiaste tu paraguas yo...

Me gustas-

En corazón de Adrien comenzó a palpitar fuertemente ante el recuerdo, apenas tenia un par de días que el hecho había acontecido y ahora estaba más que seguro que ese día jamás se borraría de su mente.

-Es...muy lindo de tu parte- había respondido -pero la verdad no puedo decir lo mismo porque me gusta otra persona-

Cayó al frío suelo creando un fuerte sonido que decoró cada parte del solitario lugar, presionó con odio su pecho lamentándose una y otra vez del terrible error que había cometido.

Rechazo a Marinette sin saber que ella fue todo ese tiempo la mujer que tanto amaba.

Sus manos se deslizaron de un lado a otro alrededor de su rubia cabellera, se sentía peor que un idiota. Por su culpa ella se había cortado.

-Lo arreglare- se consoló a si mismo -Y todo regresará a la normalidad- Plagg observaba la escena en silencio, sabía perfectamente que su portador se encontraba en una terrible situación y prefería no intervenir, decidió continuar escuchando los fuertes sollozos que el joven daba desde el suelo.

-¿Adrien?- se escuchó una voz proveniente de la entrada -¡Adrien!- el chico levantó levemente la vista, lamentablemente su cabello cubría gran parte de sus ojos y le impedía ver con claridad lo que se encontraba frente a él -¿Qué sucede?- sintió como una cálida mano removía con plena paciencia cada fino mechón y poco a poco quien había sido él causante logró verse con plenitud.

-Marinette- la azabache sonrió con dulzura, a diferencia de otros días esta vez ella no llevaba puesta su habitual chaqueta. Recorrió levemente sus delgados brazos notando por detrás de su muñeca un enorme parche, Adrien sin pensar en sus actos se levantó con rapidez y sin permiso alguno revisó el lugar que había captado su atención.

Aun podían notarse las cicatrices que la ojiazul había provocado.

-¡¿Qué te paso?!- exclamó sobresaltado y bastante sorprendido ante tal descubrimiento -Que yo sepa tú ya no asistías al hospital- continuó esta vez con el ceño fruncido.

Marinette se sintió desfallecer, ¿acaso quien fue su amor platónico estaba preocupado por ella?

-No, no debes confundirte-

-Tuve una revisión hoy por la madrugada- por primera vez habló sin rodeos o trabas -No te preocupes- sus piernas temblaban, era la segunda vez que mentía en torno a su enfermedad y eso le incomodaba bastante.