La verdad en sus palabras

1.3K 123 28
                                    

Si bien había notado que Marinette lucía mejor aquella mañana no podía descartar la terrible sensación del infortunio, sus sueños le dictaban que el camino no iba para bien y las heridas solo incrementaba con el paso del tiempo.

Y de sus mentiras.

A sí mismo se dictaba que todo iría bien pero otras voces lo contradecían y él empezaba a creerlo realmente. Se sentía bastante cómodo en compañía de Marinette quien en poco tiempo se había vuelto más que una amiga cercana y temía con todo su ser llegar a perderle igual que a su madre, simplemente no lo soportaría.

Tomó la responsabilidad bajo sus hombros y dividió el peso junto con Marinette aunque ella no lo supiera, buscaba verle sonreir y que su rostro pálido se llenase de un cálido rosado en sus mejillas y labios.

Sí, eso es lo que quería.

Incluso el silencio incomodo durante el receso le resultaba extrañamente agradable, el simple hecho de verla era lo único que necesitaba. Igualmente se emocionó cuando la azabache con pena agradeció en lo que estaba aportando.

Era dichoso.

Sin embargo su hermoso momento de calidez se vio opacado cuando la amiga de la chica de coletas fue por ella, Adrien era consciente de que Alya había dejado de "respetarlo" luego de que su casi hermana por poco se matase por culpa de un rechazo.

Ella no tenía idea de la incertidumbre que sentía de igual manera.

Nino no le había dejado de hablar pero se notaba más frívolo en cuanto a su comportamiento, Adrien lo comprendía aunque no fuera realmente su culpa.

Sentía que sus hombros pesaban cada vez más.

Llegó el momento en que se encontró completamente solo en medio de la plaza cívica y resignado a su soledad decidió regresar al aula en donde su kwami se encontraba. Iba a mitad del camino cuando escuchó un agudo grito proveniente de su felino amigo.
–¿Plagg? - susurró con temor mientras observaba a los alrededores esperando que nadie más aparte de él notara lo que pasaba en esos instantes. Se acercó a la puerta del aula recargandose del muro esperando averiguar qué era lo que pasaba antes de que ingresara.

Una segunda voz resonó dentro de la habitación, al parecer Plagg se encontraba hablando con alguien más.

–Sabes que eso puede destrozar aún peor a Marinette si ella se entera, ¿no? – Adrien asomó ligeramente la cabeza para apreciar que era lo que ocurría dentro. Una pequeña criatura del mismo tamaño que Plagg se encontraba al lado suyo, su cuerpo era rojo con motas negras dando la pinta de ser un mariquita.

El kwami de Ladybug.

–Oye, en realidad es tu culpa por no ocultarte cundo sabías que Adrien iría a visitarle – el felino sonaba algo molesto por la acusación de la otra pequeña.

Hubo un par de segundos en completo silencio.

–¿Me estas diciendo que él descubrió que Marinette es Ladybug por mí? – Plagg suspiró con fuerza intentando tomar las palabras adecuadas.

–El día en que les vio él permaneció en el tejado, ustedes al parecer no le vieron–comentó Plagg con una tonalidad bastante seria.

–El detalle no es que Adrien lo sepa si no que... – el kwami guardó silencio y cierto ojiverde no pudo resistir en saber la respuesta.

Abrió la puerta rápidamente e ingresó al aula dejando a los que se encontraban dentro bastante pasmados.

–¿Cuál es el problema entonces? –indicó mientras intentaba recuperar la respiración debido a la conmoción.
Y la criatura moteada reaccionó respondiendo su duda.

Breathe MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora