Dieciocho

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Algo bueno no traía este ambiente, esta situación. Tyler había golpeado a su padre, quien estaba en el suelo recuperando el sentido. Sus hermanos tenían miedo, el hombre se encontraba en un estado de ebriedad bastante malo y podía causar peores desastres.

Ninguno lo ayudó a levantarse, él lo hizo solo, como pudo, tambaleándose un poco. Tyler no tuvo miedo, lo espero con la frente en alto. Sus hermanos agarraban al mas chico de su remera, para que no haga nada malo. Su padre se acercó, quedando frente a frente. Entre cerro los ojos y lo escupió, dejando que su saliva caiga en el rostro de su hijo.

Tyler lo miró con desprecio, limpiando la saliva. Soltó un rosa, su padre era un miserable, no valía la pena discutir con el. Se dio media vuelta y le indicó a sus hermanos que era hora de irse. Ellos asintieron, empezando a caminar hacia la salida.

-Maricon.-dijo con desprecio el hombre cuando ya estaban en el marco de la puerta.- Te vas como un cobarde, como todo un MARICON.-resaltó la última palabra de nuevo. Tyler hizo un puño su mano, calmando la ira.

-No lo escuches, Tyjo. Vamos..-insistió su hermana asustada. No quería seguir más tiempo.

-Vayan al auto, en un rato voy.-dijo Tyler, mirando enojado a su padre. Ellos negaron.- Vayan ya.-exigió enojado. Sus hermanos se miraron aún agarrando a Tyler.- Solo quiero hablar con el, no necesito que estén aquí para eso. En cinco minutos es tu entrevista, yo voy en un rato.-dijo. Su hermano lo pensó un poco, tal vez se arrepentiría pero no podía estar más tiempo y confiaba en Tyler. Lo soltó despacio y le indicó a Madisson para irse, ella imito su acto y en paso lento subieron al auto.

Cuando se escucho el motor arrancar. Tyler sonrió, esa sonrisa loca que tenía cuando sabía lo que quería y no era nada buena. Su padre lo miraba con la misma sonrisa, el también sabía lo que tenía planeado su hijo, su estado de ebriedad no lo ayudaba mucho en razonar y el estado de odio en el que Tyler se encontraba tampoco.

Sin pensarlo dos veces, el menor de los Joseph se tiró encima de su padre, dejándolo atrapado bajo su cuerpo.

"-Zack, eres un inútil.-gritó su padre. Su hermano tenía 14 años y estaba en el suelo, con un labio sangrando.- El peor hijo que pueda tener.-renegó. Tirando su botella mientras Tyler miraba todo llorando por no poder hacer nada, por ser realmente el inútil."

Le dio un golpe, con toda la fuerza que ese recuerdo le provocó, la ira y el odio. Las ganas de llorar por no haberlo podido hacer antes. Su padre trataba de zafarse pero no podía.

"-¿A dónde fue mama?.-preguntó un pequeño Tyler, inocente al ver como llevaban a su querida madre a la fuerza.

-A un lugar mejor, hijo.-dijo su padre, esta vez no tenía un olor feo en la boca y estaba abrazando a su hijo.

-¿Estará bien?.-preguntó mirando a su padre, el lo admiraba demasiado.

-Si, hijo.-dijo sonriendo un poco.

-¿Nosotros?.

-También.-rompió en risas, entrando a casa. Tyler no entendió eso, pero alegre le siguió los pasos."

Otro golpe más, que dio en el estomago del hombre, haciendo que se queje de dolor. Se sentía bien, los recuerdos lo atormentaban y sacar su ira acumulada le servía de mucho.

"-¿Quieres rodar?.-preguntó su padre sentándose en la mesa. Mad bajo la mirada apenada.- Estas demasiado gorda Madison, nadie quiere a las gordas.-apuntó. Acercándose a la pequeña, quien se sentía intimidada por su padre.- Mira esos rollos, que asco. Si a tu propio padre le causas asco imagina a los otros chicos.

-Yo creo que es hermosa.-opino el inocente Tyler moviendo sus delgadas piernas ya que no llegaban a tocar el suelo al estar sentado.

-¿Ah, sí?.-ahora se acercó a Tyler.-¿Qué he dicho de opinar en mi contra?.-dijo y golpeó al niño, provocando que cayera al suelo."

Escuchaba las quejas de dolor de su padre y sonreía. Estaba pagando todo lo que había dicho y hecho, con solo unos golpes. Sus labios sangraban, tenía moretones en la cara y se quejaba por el dolor en su estómago. Pero Tyler no quería parar ni por nada del mundo, no sabía a qué límite quería llegar pero de algo estaba consciente; no iba a parar.

-Déjame hijo.-soltó su padre como pudo, Tyler paro y lo vio, tan lastimado.

Lo dejaría para otro día. Soltó a su padre poco a poco, y cuando por fin se levanto y lo dejo, el hombre empezó a quejarse en el suelo, mientras un hilo de sangre bajaba de su boca. Tyler sabía que no le convenía quedarse mucho tiempo en su hogar, así que satisfecho salió de su hogar.

Se quedó pensando a donde ir, en donde quedarse sin que lo echen, normalmente por eso no tenía amigos. Ellos le temían a su familia, no era normal tener una madre en un psiquiátrico, un padre golpista y borracho y un hermano drogadicto y tal vez ladrón.

El mismo se juzga, ¿por qué no lo harían los demás?. Su vida era un desastre, su familia también, estaba lleno de historias raras, demonios y otras estupideces más, no quería meter a nadie más en sus quilombos.

Se quedó pensando si tocar o no el timbre. Se sentía un poco débil, Noé ataba orgulloso de lo que había hecho pero tampoco se encontraba arrepentido. Metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta, sabía que tenía que ir para acompañar a Zack pero no tenía un buen aspecto ni tampoco humor, así que deicidio llamarlo más tarde.

-¿Tyler?.-preguntó cuándo abrió la puerta.- Pasa hijo.-dijo, sin preguntar qué quería. Abrió la puerta y se hizo a un costado dejando pasar a Joseph.

-Gracias señora Dun.-respondió amable, escondió sus manos ya que estaban lastimadas.-¿Josh está?.

-Arriba.-indicó con una sonrisa, le hacía bien saber que Tyler preguntaba por su hijo.

-Con permiso.

Subió despacio, pensando si estaba bien hacer esto. Es que, tal vez nunca perdone a Josh por lo que hizo, por decepcionarlo, lo cual era obvio y doloroso pero no podía ocultar que estando con él era la única forma de sentirse bien, de ver el lado bueno de su vida y hablar sobre sus problemas como si fuera un psicólogo, al fin y al cabo fue su mejor amigo, su hermano prácticamente.

Toco la puerta de la habitación, tembló un poco y escucho la voz de Josh. Este a los minutos la abrió, cambiando su gesto a uno sorprendido.

-Hey.-saludo extrañado. Hizo una mueca luego.-¿Qué ocurre?.

Y no se aguanto más, se tiró prácticamente encima del teñido. Abrazándolo con todas sus fuerzas, sintiendo su aroma. Lo necesitaba, necesitaba sentirse protegido. Necesitaba sentir que si su padre volvía para una venganza tendría a alguien que lo defendería, a alguien que lo acepta sabiendo cuan pesada es la mochila que carga atrás y ese alguien, a pesar de los errores es Josh.

Por qué si, él se equivocó y lo dejó solo. Pero aquí está de nuevo, aceptando su abrazo y prometiendo no irse jamás.

A veces hay que confiar y dejarse llevar...

A LA NOCJE OTRO CAP LO PROMETO

brøke;jøshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora