Capítulo ocho.

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"Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón" —Mario Benedetti.



 ¿Por qué estaba tan nerviosa? Esa era la pregunta que me he estado repitiendo en mi cabeza desde que estacioné mi auto en el aparcamiento de la escuela. Me había tomado casi nada de tiempo encontrar un buen lugar hoy, la campana no iba a tardar en sonar, y yo seguía aquí, en mi auto como una total y completa estúpida.

Solo tenía que abrir la puerta, entrar a la escuela y hacer como si eso que paso en el auto con Justin, nunca hubiera pasado. No era tan difícil ahora que lo repetía en mi cabeza. Era ahora o nunca.

Abrí la puerta, y baje del auto. Presione el botón de seguridad del llavero e hizo un pequeño pitido. Entré caminando lentamente a la escuela, no es que la clase de Organización familiar, suene aburrida, no, para nada. Solo desearía haber fingido un fuerte dolor de estomago y haberme quedado en casa.

—¡María!—gritó Caleb corriendo hacia mi.

—Caleb, ¿Cómo estás? —pregunté mientras intentaba controlar los estúpidos nervios que ni siquiera sabía por qué razón los tenía.

—Bien. Ese día de la fiesta, te perdí totalmente. Justin me tiro mucha mierda encima por haberte dejado beber tanto, y tiene razón, Fui un idiota, había muchos chicos que se han podido aprovechar de ti.

—No es mucha cosa. Supongo que pude haber terminado peor... —simplifique.

—¿Cómo te fuiste a casa? Por cierto —preguntó demostrando poco interés, pero algo en su mirada decía todo lo contrario.

—Justin me llevo a casa. Creo que deberíamos entrar, no tengo muchas ganas de quedarme en detención esta tarde —dije apuntando hacia el aula de clases.

—Somos dos —dijo riéndose.

Ambos entramos al salón. Todos esos nervios, todas esas emociones que sentí todo el fin de semana, habían desaparecido.

Una escuálida morena le estaba comiendo la boca a Justin, y él no tenía ninguna molestia. ¿Qué pensaba realmente? ¿Qué lo iba a convertir en un santo con un simple beso? Por dios, un beso comparado con todo lo que hace con las demás chicas no es nada. Yo me estaba haciendo un mundo entero por un simple y puto beso.

Caleb me guio hasta uno de los asientos del medio, un minuto después entro la Señorita Julian entro a la habitación. Ella también me enseñaba francés, así que ya la conocía.

—Hola chicos, espero que se hayan divertido mucho en el baile de bienvenida. Hoy es nuestra primera clase de Organización familiar, así que empecemos. Formemos los grupos de esposos. Chicas escojan a su hombre.

¿Ella enserio pensaba que esto era divertido? Lo único que hacia esta clase era regalarnos anti conceptivos y darnos estúpidos consejos que jamás usaríamos, yo sabía eso y nunca había venido a una de estas.

—¿Quieres darme el honor de ser mi esposa, María? —preguntó Caleb arrodillándose en el suelo y haciéndome reír. Yo realmente me reí, no era una de esas risas falsas que siempre lanzaba, esta era verdadera.

—¿No me serás infiel? Hasta el día de nuestra muerte... ¿cierto, cariño? —le seguí el juego.

—¿Podemos reconsiderar la oferta? —dudó, y le di un golpe en su hombro haciéndolo reír a él y a mí también.

—Tienen 20 segundos, asegúrense de estar al lado de su pareja —gritó la maestra viendo su reloj.

De manera inconsciente—o al menos eso pensaba yo—busqué con la mirada a Justin. Cuando me encontré con la de él, él me estaba mirando fijamente sin ninguna clara expresión en su rostro. La morena escuálida que lo acompañaba debía der ser su compañera de clase.

—Se acabo el tiempo —recordó la profesora y quité mi mirada de la de Justin— ustedes armaron sus parejas, y ahora yo armaré las mías. Esta clase es para conocer a personas nuevas...

—A parte de intentar enseñarnos como tener sexo seguro —comentó Justin haciendo reír a toda la clase. Menos a mí, claro está.

—Como decía, todo esto solo fue para ver con quien no emparejarlos. Además, el colegio hizo un estudio. Dos personas irresponsables en un mismo grupo no funcionan bien que digamos. Cuando diga su nombre, se reunirán con sus parejas... comencemos —sacó un papel impecable de su cajón— Justin Bieber y... Amanda Steyffied.

—Oh, el sistema de la escuela siempre es una mierda —dijo Caleb sonriendo.

—¿Por qué lo dices? —pregunté curiosa.

—Amanda es como la versión femenina de Justin, es por eso que son como mejores amigos y todo eso.

—Matias Heasthman y..._____________ Buckner.

No me había dado cuenta que me habían llamado, hasta que sentí la mirada de todo el salón encima mío. ¿Quién demonios era Matías Heasthman? Ninguno de los chicos me había hablado nunca de él. Busqué con la mirada una pista pero... nada. Caleb me dio un leve codazo, levanté la mirada para reclamar por antes de tener tiempo de decir algo él señalo con la cabeza hacia su lado izquierdo.

Un chico alto y moreno me estaba evaluando con la mirada. Era mil veces pero que las miradas que me habían dado en la fiesta de fraternidad. Mis mejillas se volvieron totalmente rojas. Y él solo me... ¿guiñó un ojo?


{...}


—Matias Heasthman, estudia aquí desde que tengo memoria. El típico niño rico de papi...

—Yo pensé que todo aquí eran niños ricos de papi —comenté sarcásticamente.

—Deja que termine mi explicación —reclamó Caleb— capitán del equipo de futbol, tercer chico más sexy de la escuela...

—Espera espera, ¿hay un ranking sobre eso? ¿de verdad eso pasa en la vida real?

—Claro que sí, lo ponen todos los días en el baño de chicos, y el de las chicas en el baño de chicas.

—¿Quién es el más sexy? —pregunté.

—Justin, después estoy yo, y después... Matías. Tú sí que tienes suerte. Los cambian cada quince días, tal vez tengas suerte y en el de esta semana salgas en el de las chicas.

—Sabes que la mierda como esa no me importa.

—Sí, lo olvidé, tu si tienes neuronas.

—¿Eso fue un halago verdad?

—Por supuesto. Matías va a intentar tener sexo contigo así que...

—¿Quién dices que va a intentar tener sexo con ella?—preguntó Jazzy uniéndose a nuestra conversación en el comedor.

—Matías Heasthman, Su nuevo esposo —le respondió Caleb.

—Oh, sí que no sabes escoger buenos hombres. Él tipo puede estar caliente, pero es un completo idiota.



{…}



—Oye —escuche la voz más odiosa que podría escuchar llamarme. Y la persona de la voz quien he querido matar con mis propias manos (en muchas ocasiones) e ignorar toda mi vida venía acercándose a mí.

—Justin —le dije como si su nombre me diera asco de solo pronunciar.

—Linda manera de dirigirte a mi —me guiñó— tu nombre en tu boca suena… sexy.

—Como sea —vire los ojos— ¿Qué querías? —pregunte impaciente aunque intente actuar con desinterés.

—Sabes —se acercó aun más a mí y coloco una sucia mano en mi cintura— he estado pensando en lo que paso ayer, y me preguntaba…

—Oh miren —me hice la sorprendida— Justin Bieber puede pensar.

—¿vas hacerte la dura conmigo? —gruñó— eso me pone aún más.

—Callate idiota —gruñí esta vez yo.

—No gruñas, te hace ver como si tuvieras rabia.

—Por ti tengo mucha —lo desafié— ahora, antes de que tu diminuto cerebro explote por pensar será mejor que me digas lo que me querías preguntar.

—Ah sí por su puesto —se mordió el labio de forma sugerente— pero que impaciente, da igual. ¿te gustaría salir conmigo este fin de semana y repetir lo de ayer? Claro, sin el alcohol —dijo con ironía.

—Nunca saldría contigo por varias razones Justin —dije sonriendo— primero, porque no quiero. Segundo, porque no soy lo suficientemente estúpida como para meterme en la boca del lobo.

—¿Boca del lobo? ¿Estamos usando metáforas ahora? —preguntó burlonamente— ¿Y qué pasa si tenemos una cita de estudio?

—Que yo recuerde no estamos juntos en ningún grupo de clase —le dije sonriendo triunfadoramente.

—Eso ya lo veremos, bunny —dijo depositando un fugaz beso en mi mejilla y una palmada en mi trasero y verlo alejarse por los pasillos.

Hijo de puta.


{…}

—entonces, ¿le parece bien el trato Celia? —preguntó con voz seductora.

—Profesora Celia y esto no es un trato, es un chantaje —gruñó, eso le hizo recordar a la pequeña chica enojona por el que estaba haciendo todo esto.

—Como sea, usted sabe que lo nuestro no iba acabar bien y soporte mucho de su asqueroso acoso el año pasado, esta vez, yo usare el beneficio de nuestra aventura, así que solo haga lo que le dijo Celia —dijo él serio.

—No pensé que fueras así Justin —lo miró dolido antes de agarrar el teléfono y marcar— hola Juliana, necesito un favor, si —rió sin humor—, bueno, necesito que coloques dos alumnos juntos para tu trabajo, ¿en serio? Gracias, si claro, son Justin Bieber y ______ Buckner. Perfecto, gracias nuevamente

10 things i hate about you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora