Ramo 3: Deseo y pasión

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-Mi princesa, siento que cada vez tardó más en verte pero es que todo me ha surgido como un vaivén. No se... no entiendo su manera de actuar, me confunde, me atrapa, me quiere lejos y en la noche me llama pidiendo mi regreso. Me dice que no le pasa nada y llora entre mis brazos. Me dice que yo solo soy un juego para ella pero me besa como si no quisiera que fuese así. Cada vez que regresó a París la veo diferente, cada día cambia, aveces es tan dulce como un pequeño cachorro y a veces tan cruel como una daga clavada en un pulmón. Me siento asfixiado con tanta confusión ¿Cómo te sientes tú? ¿Acaso escuchas mis palabras? ¿Ahora mismo estarás retozando en una nube?- suspiro, sabía que en realidad lo único que quería era verla pero ya ni siquiera existía ráfaga que le ofreciera los restos de su fragancia.

No existía mujer que pudiera llenar el vacío que ella le había dejado.

¿Por qué se trataba de convencer de lo contrario?

No la amaba, jamás la podría amar como lo hizo a ella. Era algo inexplicable, no vivía, solo moría a un paso exageradamente lento. Sus sueños murieron junto con ella.

[-Linda, sé que saldrás de esto. Tú siempre puedes con todo, ya veras, pronto saldrás de esa cama.- dijo tratando de convencerse a sí mismo. Chloe volteó hacia la ventana.

Era un bello día y él lo estaba desperdiciando ahí adentro ¿Cómo convencerlo de que saliera?

-Quiero un dibujo.- musitó con sus pocas fuerzas. -El día es tan lindo que seguro encontrarás algo que te inspire.- el corazón del joven se detuvo ¿Cómo le pedía eso? ¿Cómo ahora que su existencia era tan frágil y necesitaba cuidarla?

-No puedo dejarte, tú sabes que eres mi única inspiración.- suplico el chico. La joven sonrío suavemente.

-Acércate.- ordenó tranquila, el chico hipnotizado por esa mirada llena de ataraxia obedeció. Sintió unos suaves labios pegarse a los suyos, los saboreaba con suma lentitud, de pronto ya no era frágil, era el mismo ser lleno de fuerza del que se enamoro. Ella era única. -Dijiste que estarías a mis órdenes, pues quiero un dibujo, mi artista.- y no supo porque pero no se pudo negar a aquella orden. -Te prometo que todo estará bien.- sonrío. La sonrisa más bella, pura y única del universo.

Chloe rompió su promesa.

¿Quién diría que esa sonrisa sería su último recuerdo de ella?]

-Vente, apúrale o no llegamos a la función.- soltó la castaña emocionada. Sin verlo venir el pelirrojo la tomo entre sus brazos, los pies dejaron de tocar el suelo y sus brazos estaba entrelazados al cuello del joven.

-Lo siento, es que corres muy lento.- bromeó el ojiturquesa. No es que ella disfrutará de que la llamaran tortuga pero la manera en que lo dijo la capturó.

-Pues bien, si vas a correr por los dos no corras como un caracol y apúrale.- no entendía el porque de la prisa de la chica pero sin duda lo enamoraba.

La verdad es que era inesperado que ella disfrutará del teatro, siempre pensó que ella gozaba más de las diversiones más actuales como alcohol y música a todo volumen. Teatro y orquesta era algo que no se esperaba de ella, la verdad es que todo con ella era tan inesperado como un oso polar morado.

-Bien ¿Cuáles son nuestro asientos?- Nath sonrió ante aquella pregunta.

-Acompáñeme señorita, sería un placer llevarla.- inquirió coqueto y cortes.

-Ja, señor. Solo lo tomare del brazo porque temo perderme en el camino.- y lo hizo, algo que ella frecuentaba poco. Su contacto siempre era inigualable y mágico. Sabía que no era Chloe y eso lo enamoraba sin que se diera cuenta, su personalidad única.

Chloe, eternal // Ladrien// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora