Ramo 5: Dulce arsénico

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Multimedia: Sing me to sleep- Adam Lambert

-Querida Chloe. Siento que apenas y sigo vivo, solo sigo aquí porque tú me lo pediste. Muchas veces he querido caer y ya hace tiempo me dejo de importar cometer errores ¿De qué sirve esforzarme cuando tú no compartirás mis logros? Si, no sé si sentirme bien o mal cuando estoy con ella, ya no sé si quiera si estar viviendo todo esto vale la maldita pena.- pateo la tierra enojado.- Ya no quiero, no... no... No sé que maldita sea pensaba al intentar matarse ¿Qué acaso todo... Maldita sea, ya ni siquiera encuentra las palabras.- lágrimas de rabia empezaron a salir. -Quiero...- su pecho subía y bajaba. -Quiero volver a vivir Chloe. Solo quiero...- el dolor era perceptible en sus palabras.- Dejar de perder.- dejó caer los girasoles en la tumba. -Deseo... no hundirme más.- sus puños se apretaban cada ves más.- Quisiera...-soltó en un hilo de voz.- Quisiera dejarte de amar.

...

Lila no dejaba de verlo. No le dirigía palabras, trataba de no cruzar miradas, impedía cualquier tipo de contacto. Quería escapar pero Nath había escondido las llaves en alguna parte de la casa. Era doloroso tener que ver cómo el agonizaba.

¿Cómo explicarle que ella no se intentó suicidar? ¿Por qué diablos lo haría si ahora lo tenía a él como razón para sobrevivir?

¿Cómo decirle que todo se trató de un intento de homicidio...

Jamás obtendría su corazón, jamás sería amada. Era una perra en toda la palabra, había presumido de su belleza, engañado y tentado a otros, disfruto del sufrimiento ajeno. Ahora el karma la estaba golpeando de la peor forma.

¿Cómo decirle Te amo?

El no era para ella. Ella no era para el ¿Por qué insistir en estar juntos? El sentimiento solo los estaba matando a ambos, dolía ver cómo Nath luchaba por una causa perdida. El destino entero estaba en contra de su felicidad y ahora veía como el amor de su vida estaba muriéndose junto con ella.

-Nathanaël yo...- la escucho acercarse a sus espaldas. Su voz era tan fina, toda ella parecía pertenecer al aire. Dios, escucharla dolía como una aguja filosa incrustándose profundo en el alma. Las puertas del dolor se abrían poco a poco, si bien ella era su mayor tentación, su piel había envenenado su corazón.

-¿Qué quieres Lila?- preguntó enfadado. - No ves que yo ya no puedo más. Te doy todo y tú pareces disfrutar verme sufrir. Yo al fin empiezo a sentir que estoy dando algo de mí y tú intentas matarte ¿Crees que tu vida es miserable junto a mí?- señaló molesto. - Créeme, no había dado nada hace mucho tiempo hasta que llegaste y yo... No se, me confundes. Dime Lila ¿Por qué diablos lo hiciste?- no lloraba, pero parecía estar a punto de hacerlo.

¿Cómo explicarle que él era la única razón por la que seguía viviendo? ¿Cómo decirle que llego justo en el momento cuando se sentía más perdida?

Ambos necesitaban aprender a amar, a no dejar veneno en los sentimientos, solo ser feliz y dejarse fluir con el momento, a dar sin sentir miedo. Ambos se sumergían en el mismo miedo: volver a perderlo todo al entregar su corazón.

Dicen que es mejor dejar un espejo roto que intentar repararlo y cortarse en el intento, que no se debe jugar con fuego porque te quemarás pero... ¿Qué pasa cuando disfrutas sentir eso porque se ha vuelto lo único que puedes sentir?

-Nath, perdóname.- suplico cubierta de lágrimas a sus pies. Quería gritárselo, dejar de retener tantos sentimientos ocultos, tantos recuerdos dolorosos, demostrarle que ella le podía dar todo con tal de tenerlo a su lado. Su corazón guardó silencio, no quería sumergirlo más en su pantano. -Pero por favor...- tomó aire, la nariz congestionada a penas y se lo permitió. -Te suplico que te alejes de mí.- su voz se escuchaba realmente suplicante, como la de una madre que ruega por la vida de su hijo. Sus ojos contenían la oscuridad más enorme que alguna vez había visto.

Chloe, eternal // Ladrien// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora