Ella es Chloe Bourgeois, la hija del alcalde de París André Bourgeois.
Ella odia a Marinette Dupain-Cheng. Ella es la fan numero uno de Ladybug.
Ella es irritada por Chat Noir. Ella ama al modelo Adrien Agreste.
Ella se ha enterado de que Adrien ama...
[ (Si quieren recordar que pasó aquí, pueden consultar en el Capítulo 7: Miel)
Diablos, trataba de mantener el paso firme pero se le dificultaba ¿Por qué se sentía así? Solo era un pelirrojo inepto del cual no debía ponerse nerviosa. ¿Quién se ponía nerviosa por un emo cabeza de tomate? Ya, debía controlarse. Lo menos que quería era que un sujeto como el la viera así, siempre segura, siempre fuerte.
Llego a aquella banca bajo un faro en Pont des arts. Estaba vacía, un mar de desilusión la ahogo de repente, había sido tan tonta como para creer que alguien la invitaría a una cita de verdad. De seguro ese cabeza roja seguía enamorado de la "ojos inocentes" del salón.
Se sentó y sacó un libro -en fin- bajo la oscuridad y con ese atuendo nadie la reconocería. La bella durmiente empezó a adentrarla a ese nuevo mundo en donde parecía que el amor si era real aunque algo extraño y retorcido, aun así no podía olvidar como aquel la había defendido, como le había permitido dormir en su hombro, como el veía ese espacio vacío ahí. Nadie había sido tan amable con ella hacía mucho tiempo, creyó que el en serio la veía como una amiga.
Alzó la vista un poco para dedicarse a ver a las parejas que por ahí pasaban ¿Qué se sentirá saber que la persona que provoca tantas cosas en ti, sienta lo mismo por ti?
En ese momento una lagrima traicionera escapó. Adrien había sido su único sueño durante toda su vida y ahora se lo estaba entregando a otra fémina ¿Qué haría cuando lo perdiera? ¿A quién nombraría príncipe de sus sueños? Y presentía que era demasiado tarde para encontrar uno nuevo, su vida era corta y quedaba poco como para forjar una relación como las que ella soñaba. Ella jamás había sido la princesa que tanto quiso.
En eso una mano tocó su hombro haciendo que todos sus bellos se erizaran. Era cálida, tierna, y algo extraño le transmitía. Volteo desconcertada.
Diablos, no debió hacerlo. Esa mirada turquesa la atrapó.
Era una nueva sintonía, una en la que nunca había vivido. En esa mirada recorría un nuevo universo, distintas experiencias y nuevos recuerdos. Deseaba infiltrarse en la mente de ese pelirrojo para saber que era lo que ocurría en su mente.
-Lo siento Chloe.- soltó tímidamente sentándose a su lado. Eso solo dejo un silencio que provocó rubor en los dos ¿Qué era esta electricidad que en ambos surgía? -Te traje esto.- soltó con voz temblorosa mientras le extendía un papel. Era un cuento. -Tengo que advertirte que no soy muy bueno escribiendo.- y sin más, Chloe lo leyó.
