Capitulo 16: Vida en anarquía

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Ataduras

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Ataduras. Vacío. Ausencia. Soledad. Oscuridad.

Era sorprendente pero... así siempre había sido la vida de Chloe Bourgeois. Siempre atada al venenoso amor de su madre viviendo en un vacío y ausencia de afecto, conformándose con lo que la soledad le otorgaba y dejándose seducir por el poder de la oscuridad.

Sorprendente, se repetía ella misma. Todo se había vuelto tan literal y había tomado un nuevo orden: atada a una silla sola en un cuarto oscuro y vacío, con ausencia a la vista exterior. Retorcido y nuevo orden, pero eso siempre había sido lo que su vida significaba.

Su cuerpo era decorado por un bello vestido blanco de novia y su cabello perfectamente peinado con un pequeño velo. No había que temer, volvía a repetirse. Ella siempre había sido así: una princesa en medio de la anárquica oscuridad. Ojos demacrados, mirada sin vida.

¿Quién la iba a salvar ahora? Era tarde para ella, arrepentirse de todos sus pecados no le serviría de nada; no había nadie a quien realmente le importara y eso no lograba más que expandir ese enorme hueco en su corazón.

Adrien.

Quizás aún seguía sintiendo algo por el, no sabía bien, su corazón estaba totalmente confundido. De algo estaba segura: el era el único que realmente ansiaba ver ahora y probablemente porque para los demás solo significaba algo pasajero y efímero pero para el era diferente, o al menos eso esperaba. No, él ya tenía a su Ladybug; ya no la necesitaba más, ya había encontrado su recíproco amor.

Algo se removió en la oscuridad sacando de sus pensamientos a la joven, una charola de plata.

-Come.- dijo una voz que pareciera salir de una grabadora.

-No tengo hambre.- inquirió sería.

-Que comas.- soltó enojada aquella voz de grabadora.

-Oh claro, como estoy con las manos libres.- ironizó. En un instante sus ojos fueron cubiertos por una banda negra sin que ella pudiera ver de quién se tratase, sintió como unos labios la besaron cerca de su clavícula. Asqueroso, sus manos se desataron.

-Ahora come.- y con los ojos vendados la jalo hacia dónde estaba la charola. Sintió como unas frías manos tocaron su boca. -Abre.- la joven obedeció y sintió como una cucharada de sopa ingreso. No es que estuviera mala, simplemente se sentía asqueada y con repugnancia. La escupió.

-No manches tu vestido oíste, debes mantenerlo limpio para el gran día.- dijo esa voz sacada de bocina.

-Tienes miedo.- pronunció la rubia segura e imponente. El secuestrador volteo a ver a la joven sorprendido por su comentario.

-¿Qué dijiste?- preguntó indignada la voz.

-Si no lo tuvieras no serías tan cobarde como para ocultarte de mi aunque me tengas atrapada, me mostrarías tu voz. Sin duda me das asco.

Chloe, eternal // Ladrien// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora