Durante la primera semana de clases conseguí adaptarme muy bien. Tenía buenos compañeros, buenos profesores, incluso el director me caía bien. Era buena estudiante desde siempre, así que también les caí bien a los profesores.
Aquella semana, Rubén no volvió a aparecer por el instituto: le habían expulsado.
En los recreos, siempre me juntaba con María, Laura, Marta, Harry, Louis y Niall. Hacíamos un buen grupo, y había conseguido hacerme muy amiga de los seis. Habíamos incluso planeado quedar todos los viernes para salir, ver una película, ir a cenar... Con ellos, todo eran risas.
Harry está muy pendiente de mí todo el rato, y casi siempre que le miro en clase, él lleva ya rato mirándome a mí. Cuando nuestras miradas coinciden, él aprovecha para sonreírme, y yo me sonrojo. Así la gran parte del tiempo.
En los intercambios de clase, hablo con Niall, pero en más de una ocasión, cuando suena el timbre, me lo encuentro roncando.
Louis es el más divertido de la clase. Cada cinco minutos nos hace reír por alguna tontería. Pero también contesta a los profesores, cosa que ha hecho que le regañen en más de una ocasión. Pero contesta de una forma tan particular que hasta los profesores se ríen.
María, Laura, Marta y yo también hemos nos hemos hecho buenas amigas. Son las típicas amigas a las que les puedes confiar todo, porque siempre estarán ahí para ayudarte y apoyarte en todo momento. Me recuerdan a Sandra. Echo mucho de menos a Sandra. Hablo con ella todos los días, pero ya no es lo mismo. La distancia es horrible. Me gustaría que viniese aquí, a Málaga, conmigo, le presentaría a los chicos y a mis nuevas amigas, así seríamos ocho en el grupo y nos lo pasaríamos mejor aún. Pero no es posible.
-¿En qué piensas? -dijo Harry sacándome de mis pensamientos.
-En que quiero más semanas como esta -contesté con una sonrisa.
-¿Sí? ¡Pues espera y verás! Estamos a viernes, la diversión aún no ha comenzado -sonrió pícaramente.
-Eso espero, como no me lo pase bien, tú tendrás la culpa por no hacerme reír.
-¿Y yo por qué?
-Porque sí.
-Venga ya, ¿qué te he hecho? Mira, Ana, perdón si te ha molestado algo que he dicho o he hecho, perdóname, porfavor, yo...
-¡Eres muy tonto! -dije yo abrazándole.
-Pues sí, pero soy tú tonto.
Le besé en la mejilla.
-Bueno, ya hemos llegado a mi casa -dije.
-A las seis paso a por tí.
-No tardes eh, ¡que ya te he tenido que esperar más de una mañana!
-¡Pero eso es dstinto! Por las mañanas sse me pegan las sábanas...
-Excusas excusas... A tí lo que te pasa es que no me quieres ver...
-No es verdad, lo primero que pienso nada más despertar es en las ganas que tengo de verte y abrazarte.
Sonreí. Aquellas "peleas" cada vez eran más típicas entre nosotras. Sé que es tonteo, pero sigo sin ver a Harry como a algo más que un amigo.
-Anda, vete ya, que al final llegamos tarde los dos.
-¡Hasta las seis!
-Hasta las seis cacho tonto.
Entré a casa y cerré la puerta.
-¿Qué tal la escuela, Ana? -preguntó mi madre saliendo de la cocina.
-Muy bien, mamá. Oye, he quedado con mis amigos a las seis, ¿vale?
-Vale, pero luego no empieces a tardar como siempre.
-No te preocupes. ¿Y papá?
-Hoy sale un poco más tarde del trabajo, vuelve a las cuatro. Comeremos sin él.
-Vale, oye mamá voy a cambiarme y a llamar a Sandra.
-Vale... ¡Pero ahora bajas y pones la mesa!
-Joder... -odio poner la mesa, por eso quería parecer que estaba demasiado ocupada.
Subí a mi habitación y me cambié de ropa: me puse unos leggins negros y una camiseta naranja ancha de manga francesa, aún así, me remangué porque en mi casa hacía bastante calor.
Cogí mi móvil y busqué el número de Sandra en la lista de contactos.
Respondieron al tercer bip.
-Hola, zorrona -dijeron al otro lado.
-Hola, Sandra, yo también te quiero.
-Ya lo sé.
-Primer viernes del curso. ¿Qué tal ha ido?
-Fataaaaal, ya tenemos fijados dos examenes para la semana que viene, y encima muchos deberes.
-Pero... será de la evaluación incial, ¿no?
-Sí... pero cuentan para la nota final...
-Pues vaya mierda.
Seguimos hablando de coas así un rato, hasta que a ella le llamaron para comer. Me dolía mucho no tenerle aquí conmigo. era mi mejor amiga desde hacía mucho... y ahora la distancia lo estaba cambiando todo.
Después de comer, entré al baño. Tenía mucho que hacer: ducharme, arreglarme el pelo, maquillarme... Pero empezaría depilándome. Todos los viernes hacía los mismo.
Dos horas después, a las cinco y media, salí del cuarto de baño y me vestí, había elegido la ropa el día anterior, así que ahora no tenía que quebrarme la cabeza pensando en lo que me pondría. Llevaba unos pantalones ajustados rojos a cuadros negros, una camiseta blanca con las letras "I ♥ New York", unos botines negros con tacón y una chaqueta negra de cuero por si por la noche me daba frío.
Acabé de hacer todo a las seis menos cuarto, así que bajé al salón y cogí el teléfono para ver los mensajes y conectarme a twitter.
A las seis en punto llamaron a la puerta de la casa.
-¿Dónde está la chica más guapa del mundo? -dijo Harry sonriendo mucho.
-No sé, por ahí, supongo -dije riéndome a carajadas, pero no de su comentario, sino de su cara, porque ahora no paraba de hacer tonterías como sacar la lengua o ponerse vizco.
-Bueno, ¿vamos? -me ofreció su mano y yo, claramente, se la dí, ¿cómo rechazar algo así?
-Sí, ¡mamá, me voy! -grité.
-¡Vale hija, no puedo bajar a despedirte! ¡No vuelvas muy tarde!
-¡No te preocupes! ¡Y dile a papá que he salido! -a las cinco mi padre volvió a su trabajo, los fines de semana, al trabajar en una agencia de viajes, tiene mucho ajetro.
Cerré la puerta.
-¿Lista para una tarde y una noche increíble? -dijo Harry guiñándome el ojo, aún no habbía perdido esa manía, creo que tiene un tic o algo parecido, porque tanto guiño no es normal, aunque la verdad es que me encanta.
-Lista -dije mirándole a los ojos, a sus perfectos ojos verdes.
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"Shhh" [One Direction fanfiction] | CANCELADA
FanfictionNo digas quién eres. Nunca confíes tus secretos. Debes aprender que nadie es quien realmente dice ser, porque, en realidad, nunca llegamos a conocernos ni a nosotros mismos.