Eran las siete menos cuarto.
Estaba algo nerviosa, después de lo que había pasado el día de antes no sabía cómo actuaríamos. Me miré una vez más en el espejo. Llevaba unos shorts con estampado rojo, una camisa blanca de encaje, unas sandalias a juego con los shorts y mi colgante de la campanilla plateada. Mientras me retocaba un poco el pelo con las manos, llamaron al timbre. Me abalancé sobre la puerta de la entrada para abrirla.
-¡Hola! -dijo él, tan elegante como siempre.
-Hola -dije yo, despeinada por la carrera hacia la puerta.
Disimuladamente, me volví a retocar el pelo a la vez que salía de la casa y cerraba.
-Bueno, vamos -me ofreció su mano.
Me quedé unos segundos mirando su mano, no porque me quedara muda porque quisiera darme la mano después del plantón de ayer, sino porque la tenía llena de moratones.
Él pareció darse cuenta de lo que estaba pensando, porque retiró rápidamente la mano.
-Mierda... -susurró.
-No, ni mierda ni leches, ¿¡qué te ha pasado!? -dije preocupada, a la vez que le cogía la mano para verla mejor.
-Es que... es una larga historia.
-Hemos quedado para hablar, Harry, cuéntamelo, paso ayer cuando me fui, ¿verdad?
No respondió, sino que agachó la cabeza.
-Lo siento, de verdad... -me miró unos instantes, pero luego volvió a bajar la mirada, parecía arrepentido- Me metí en una pelea
-¿Qué? -exclamé- Pe-pero... ¿Con quién? ¿Por qué? Joder, Harry, no te pegan esas cosas...
-Ya... Lo sé pero... es que... -no sabía continuar, estaba muy nervioso- La gente es muy... gilipollas, no sabe hacer otra cosa que insultar y tocar las narices y... Y yo...
Se llevó las manos a la cara.
Me sentí culpable, por mi culpa estaba tan deprimido.
-Tranquilo -dije, mientras le abrazaba. Olía estupendamente, como siempre.
-No, Ana, ya sé, me equivoqué, lo que pasa es que me llevo equivocando desde el principio, siempre he hecho como si esos insultos me dieran igual, cuando la verdad es que me tienen harto y me sientan fatal...
-Pero, ¿quién te insulta? Seguramente solo te tengan envidia...
Volvió a callar.
-No creo que sea envidia... Sino rencor.
-¿Qué?
-Odio...
-Harry, eres guapo, bueno, divertido, todo un caballero... A tí solo te pueden tener envidia, pero eres un cielo, ¿cómo te van a odiar o guardar rencor?
Me miró. Mantuvimos la mirada unos instantes.
-Me encantas.
Otra vez ese silencio incómodo.
Ahora agaché yo la mirada. Seguro que estaba roja como un tomate.
-Ana, estoy seguro de que algo que ver tiene la envidia, pero en sus miradas veo odio y rencor... Si quieres saber con quién me peleé, fue con Rubén.
-¿El que pegó a Louis?
-El que pegó a Louis -afirmó.
-Pero... ¿por qué os trata así?
-No lo sé...
-¿Y qué te dice? Antes has dicho que te insultaba...
-De todo...
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"Shhh" [One Direction fanfiction] | CANCELADA
FanfictionNo digas quién eres. Nunca confíes tus secretos. Debes aprender que nadie es quien realmente dice ser, porque, en realidad, nunca llegamos a conocernos ni a nosotros mismos.