15.

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Asentía él con la cabeza baja mientras tomaba mi mano acercándome a su cuerpo para abrazarme y es que podía sentir que ahí era otro lugar seguro, ya no me importaba si Daniel estaba ahí, me puse a llorar en silencio sobre el pecho de David.

—Tranquila ya estoy aquí, deja de temblar pequeña el no sabe lo que hace. -me dijo muy bajito para que sólo yo lo escuchara, el aire fresco de Madrid me hizo temblar.

—¡No la toques imbécil! -escucho decir a mis espaldas, tenía los puños cerrados intentando calmarme por su repentino cambio. Que le den.

—Qué, ¿ahora la defiendes Dani? -le pregunta. —Si hace unos minutos estabas besando a otra en su cara y reprochándole idioteces.

En un rápido impulso David me quitó de su centro y un golpe cayó en su pómulo derecho.

—¡David! -me asusté y toqué la parte afectada un poco rojiza por el impacto y sólo provoqué un golpe más por parte de Daniel que fue directo en uno de sus costados.

—¡Para joder! -lo empujé con todas mis fuerzas lo más lejos de nosotros, no quería una pelea.

—¿De aquí a cuándo te gusta David eh? -pregunta arrastrando las palabras, vaya si que ha tomado más de lo que imaginaba. —¡Eres una estúpida mentirosa Sofía! -escupe por último y me empuja al cuerpo de David, cayéndome.

¿Que carajos?

Cómo me gustaría ponerle cinta en su sucia boca, no puedo escucharlo hablar así de mi.

—Yo que tu me callaba que no sabes lo mucho que la estás dañando y la que estás liando Fernández.

David estaba rabiando de coraje, su pecho subía cada vez más rápido, las venas se le marcaban por la furia que está llevando encima.

—Lo siento sofi. -besa mi frente.

Un golpe duro y fuerte fue a dar en la nariz del rubio, un grito agudo salió de mi garganta antes que puedan terminar aparecieron los demás chicos. Me aleje de ellos completamente, estaba llorando de impotencia, que he hecho, estúpido alcohol.

—Gente es hora de irse, el espectáculo se acabó. -dijo Blas.

Un silencio se formó en constantes minutos cuándo sólo quedábamos nosotros. Mis lágrimas no cesaban, Carlos e Isela después aparecieron y me llevaron adentro.

—¿Qué ha pasado? -pregunta mi amiga.

—No quiero hablar de eso ahora Isela.

—Está bien pero, ¿tu estás bien? -asentí débilmente, antes de irse me abraza. —Estaré con los demás, Carlos llévala a tu casa no creo que sea buena idea que pase a dormir a la suya.

Respiré profundo, esto me había quitado lo poco ebria que estaba hace unas horas. Llegamos a su casa después la cuál el ambiente se sentía diferente, su gato no dejaba de rascarse por mis piernas.

—K, haces cosquillas. -lo tomé en brazos y le bese su cabecilla, empezó a ronronear.

Carlos me dirigía a un cuarto pequeño pero que seguro y esa cama era muy cómoda. Era lo mejor que podía hacer, ya era demasiado.

—Ahora trata de descansar, ya hablamos cuándo amanezca y te encuentres mejor. -sonríe de lado. -Buenas noches Sof.

—Buenas noches Carlos.

Cierro mis ojos forzosamente, impidiendo que otra lágrima caiga sobre mi cara. El comportamiento de Daniel me dejó bloqueada y rota, me ha dolido que haya besado a otra mientras yo estaba delante de él y sólo me ignoró como si no fuera nada de él y esto si que me superaba. Es increíble lo que puede sucederte en una noche. Me duermo en minutos, mientras escucho de fondo la voz de Carlos hablándole a K.

(•••)

El ruido de mi teléfono suena otra vez y por sexta ocasión contesto adormilada.

—¿Sofi estás bien?

La voz dulce de David me acaba despertando, me incorporo sentándome.

—No pensaba que fueras tú. -digo chocando mi mano contra mi cara recordando.

—Nunca pensé que iba a ocurrir algo así como lo de esta madrugada. -dijo casi en un suspiro.

—Cielo, tranquilo creo que el alcohol fue el culpable quien dañó todo esto así que... -alargo la palabra. —Daniel actuó de forma agresiva y mira como acabó y todo por un acto de ¿celos? Todos tomamos de lo mismo y no lo medimos, además estaban felices, celebrando la llegada del nuevo tour, es claro que querían festejar por ello pero siempre alguien suele pasarse un poquito.

—Si, pero lo poco hombre que fue contigo me dolió. El no es así, mira como se puso por un baile.

—David ya... -no quiero recordarlo pero me interrumpe.

—No Sofía , yo no permitiría algo así y tu lo has permitido.

—¿Que lo he permitido? Disculpa pero tampoco me voy a dejar por una falsa mentira, además estaba en estado de shock no sabía que podía llegar a responder de tal manera.

—Mira tengo que colgar, pero no quiero que discutamos. Pero antes quiero que sepas que estoy contigo y pase lo que pase no dejaré que te hundas, que eres parte de esta familia y no dejaremos que te escapes de nosotros. -sonrío. -Ah y despierta ya que es medio día vaga.

—Si, si adiós.

Cuelgo la llamada mirando el teléfono sin saber que hacer. No sólo una lágrima estaba cayendo, una tras otra salían sin previo aviso. Mordía mis labios para no hacer ningún ruido por mi llanto. No quería que me escuchara Carlos.

"Se que estás en casa de Carlos voy a por ti en un rato, te quiero" David.

Desde que amanecí en la casa de Carlos, no he dejado de separarme de la cama, mi humor no está de mi parte. Tampoco me apetece aún presentarme en mi casa. No quiero ver a Daniel después de lo ocurrido estoy hecha un lío.

—¡Sofi, David esta abajo esperándote!

—Gracias Carlos. -le sonrío antes de salir por la puerta.

—¿Volverás? -deja de ver el móvil y gira su cabeza a mi dirección.

—Aquí estaré de vuelta.

Me despido con un beso en su mejilla y bajo las escaleras a toda prisa y a lo lejos veo de espaldas el cuerpo de David. Cuándo estoy a escasos centímetros, me abraza en volandas.

—Hey, ¿cómo estás? -besa mis dos mejillas y siento que voy a ahogarme en su enorme abrazo.

No llores, por favor no llores.

—Pero no llores mujer. -ríe en nuestro abrazo.

—Es sólo que necesitaba un abrazo de estos. -me limpio mi ojo derecho y lo vuelvo a abrazar más fuerte. —Dios, te prometo que no me siento bien.

Soy sincera, me sentía extraña.

—Vamos a un lugar más tranquilo y ya hablamos. -acuna sus manos en mi cara y me mira atento. —Por ahora preocúpate por sonreír.

Caminamos sin rumbo fijo y la verdad es que me gusta, sólo vemos a la gente andar por las calles grises, otros paseando a sus mascotas más que alegres moviendo la cola. Llegamos a una cafetería con un muy agradable ambiente y pedimos lo mismo para comer.

—Cuándo te fuiste con Carlos a su casa, Daniel se volvió como un loco. -cuenta David. —Empezó a gritar y patear lo que estaba a su alcance, le gritó a la tipa que... -se calla un segundo y sigue. —La sacó de la casa y nosotros estábamos flipando, nos dijo que teme perderte está realmente arrepentido de lo que sucedió.

Niego repetidas veces, no podía creer lo que estaba escuchando.

—¿Dani se quedó contigo? -pregunto.

—Si y los demás. Sólo que el muy idiota terminó golpeando las paredes de mi piso, así que estará unos días sin que toque la guitarra en los conciertos.

Lo miro incrédula a la cara, David sólo se cruza de brazos esperando un comentario de mi parte pero ¿cómo pudo terminar haciendo eso? Por muy imbécil que haya llegado a ser, sigo sintiendo ese huracán de animales por mi cuerpo pero desgraciadamente va asumir las consecuencias.

—Por cierto la ropa de Carlos te queda mejor a ti.

Quédate conmigo, siempre [Dani Auryn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora