16.

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Agradecía enormemente la compañía de David, en estos momentos. No me sentía sola.

Me río por su comentario y le suelto un pequeño golpe en el brazo. Tal como llegamos a comer a ese lugar nos regresamos pero no a la casa de Carlos si no a la suya. Y pensar que aquí había una fiesta anoche, me estremezco y camino hasta el salón y empiezo a recordar lo que pasé ayer con él y toda la pequeña pelea que hubo en la terraza, aún me retumban los gritos, sigo maldiciendo al alcohol. Dejo de pensar y vuelvo a la normalidad.

—¿Me dejas pasar antes a tu baño? -le digo.

—Sabes que esta también es tu casa.

Dice y se dirige a la cocina mientras yo voy en dirección al aseo, cuándo doy una vuelta a la manija alguien la mueve por dentro y ojalá no lo hubiese visto a los ojos, ellos mismos me están mirando sin entender que hacer o decir.

—Lo siento yo... -volteo a ver el piso y salgo de ahí corriendo, me tapo la boca para ahogar un grito. ¿Qué no tenia que haberse ido ya?

—¡David tengo que irme! -le grito desde la puerta de su piso lo que me cuesta a mi gritar joder. Estaba  temblando.

David sale de su cocina levantando las cejas confundido, claro yo también lo estaría.

—Pero si no llevas ni 10 minutos aquí, ¿en serio quieres irte?

—No es por eso, es por mi.

Escucho su voz desde el pasillo, David frunce el ceño al verlo parado a pocos metros de el.

—Quédate, yo iba de salida.

Aún con mi vista al suelo, siento que camina hacia la salida, es decir, dónde estoy yo, con miedo a mirarme de nuevo sale con sus manos escondidas en sus bolsillos y sale dejándome con un aire en el estómago. Quería llorar.

—¿Aún piensas irte? -levanta sus brazos y en sus manos yo sólo veo dos empaques azules de mi galleta favorita.

Oreo.

Sonrío y corro a por mi paquete de helado y me tiro a su sofá, tomando el control de la televisión. Necesitaba olvidarme lo que pasó hace minutos.

—Qué vaga eres. -se acuesta sobre mis piernas y nos quedamos ahí.

Me pregunto que planes tendrá Dani, y también me pregunto a que hora volveré a casa se que tarde o temprano tendré que verlo a la cara pero sólo de pensarlo me aterra la idea. Fruncí el ceño al darme cuenta de la hora que era, cielos era demasiado tarde y seguro que Carlos me estará esperando tal y como le dije.

—David.

Le susurro en su oído y le toco el hombro, pero el pobre esta más que dormido, roncando muy bajito con sus brazos cruzados a su pecho mientras nos cubre a los dos una manta muy suave.

—David.

Vuelvo con mi intento pero es negativo. Me da pena despertarlo, si se ve inocente y tierno de esa manera. Como no me escucha, lo dejo tranquilo durmiendo y yo despacio y sin mucho ruido me voy de su casa.

—Ahora si que no te escapas de mi.

Me abraza por detrás y el mismo cierra la puerta con su pie.

—Ya puedes bajarme Carlos. -me siento como una niña pequeña.

—Ah si. -ríe.

—Tonto.

—¿Vas a contarme que fue lo que pasó ayer?

—Y tú, ¿vas a contarme que pasó con Karla? -le devuelvo con otra pregunta.

Carlos rueda los ojos y yo me río.
Había olvidado que existían los teléfonos celulares, y en efectivo esta sonando el mío. ¿Saben que nombre ponía la pantalla?

Dani.

Con miedo a cogerlo, se lo doy a la persona de a lado.

—No soy ella... Si... Ajá... Pero sabes que no querrá... Bueno... Bye.

Termina la llamada y me devuelve mi teléfono, Carlos se queda pensativo mientras tararea una canción, voltea a verme y sonríe.

—Dani vendrá en cualquier momento. -contesta.

—¿Cómo sabe que estaba aquí Carlos? -le pregunto y antes de contestarme, el timbre me pone helada.

Carlos corre a abrir y en un par de segundos veo a Dani más tímido y totalmente serio, lleva una chamarra de cuero, debajo de ella le acompaña una camiseta básica de color gris, pantalones negros súper ajustados, ah y unos botines. Que vergüenza comparado conmigo, que sólo traigo puesta la misma ropa de Carlos que es una camiseta básica blanca de cuello v y mis pantalones oscuros ajustados a mis piernas.

—Os dejo solos, no quiero escuchar nada malo eh. -murmura Carlos yéndose poco a poco.

—Adiós Carlos que tu serás peor hijo. -sonrío y me fulmina de mala cara enseñándome su dedo de en medio.

Vuelvo a estar seria como antes y es que no puedo estar tan tranquila viéndolo de esa manera, si es que fue un completo imbécil.

—Sé que no quieres hablarme ni escucharme, ni verme a la cara pero necesito que hablemos, no puedo estar tranquilo así como así y sé que con un "lo siento" no me perdonarás tan fácil y estás en tu derecho de hacerlo pero necesito que me escuches.

Se sienta en la esquina del sofá y hace que lo mire a la cara pero vuelvo a ver mis manos jugando con un hilo de los cojines del sofá.

—Sé que les di una mala jugada, que actúe como la mismísima mierda, te dije gilipolleces pero quiero arreglarlo. -dice. —Me importas demasiado como para perderte.

—Dani ya por favor, no quiero escuchar más. -dije agobiada por el tema. Me podía y no quería hacer nada, seguía molesta. Vergüenza debería darle. ¿Acaso dijo que le importo? —La cagaste, me trataste horrible delante de esa gente. ¿Por qué?

Si antes estaba temblando de miedo, ahora estaba con lágrimas enteras en la cara sin remediar.

—Sofi yo nunca voy a dejar de quererte, no quiero que esto termine tan pronto.

—No, por mucho que lo intentes ya no será lo mismo entiende lo joder Daniel. -digo sin mirarlo a la cara. Escucho como bufa, pero se que Dani nunca se va a rendir. —¿Podemos irnos?

Esto es incómodo, estar con él en el mismo lugar es incómodo. Antes que apague el coche completamente abro la puerta y salgo de ahí dejando inconclusa su pregunta.

¿Me quieres?

Quédate conmigo, siempre [Dani Auryn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora