Capítulo 17: Un día difícil.

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Nos encontrábamos en el cementerio, en el entierro de los padres de mi querido Erick, realmente él estaba destrozado, supongo que se debería sentir igual que yo me sentía cuando él estuvo en el hospital, odiaba verle así y no poder hacer nada para que se sintiera un poco mejor, lo único que se me ocurría era estar a su lado en cada momento.

El ambiente estaba denso y cargado, la tensión que se respiraba era demasiado triste, nadie hablaba, era una imagen muy desoladora. Estaba abrazado a Erick, mientras le daba la mano, tenía la mirada perdida, y estaba metido en sus pensamientos. El cura terminó de decir su oración, y todos iban pasando a decir unas palabras y dejar una flor sobre los ataúdes donde yacían los cuerpos inertes de los padres de mi querido Erick. Llegó el turno de Erick de acercarse para darles a las dos personas que le habían dado la vida y decirles el último adiós, Erick me pidió que le acompañara, estaba justo delante de los ataúdes, y empezó a despedirse de ellos.

NARRA ERICK:

Me acerque a los ataúdes acompañado por mi peque, no sabría cómo describir la marea de sentimientos y pensamientos que pasaban por mi cabeza en este preciso momento, realmente no era consciente de lo que estaba pasando, me encontraba delante de mis padres y nunca más volvería a oír cómo me decían que me querían, o como me echaban la bronca y tampoco volvería a pasar tiempo con ellos, todo eso se había acabado. Les dije por última vez que les quería aunque sabía que no escucharían nada, necesitaba decírselo y me despedí de ellos pero no para siempre, porque sabía que ellos estuviesen donde estuviesen siempre iban a estar conmigo guiándome en cada momento de mi vida.

(...)

Nos montamos en el coche de Erick ya que él tenía coche porque había cumplido en nuestro segundo mes junto. Nos dirigimos a casa de sus tíos donde estaba Zaira, la hermana pequeña de Erick, el camino fue corto y en silencio, No soltamos ni una sola palabra en todo el camino, hasta tal punto que fue incómodo pero, lo entendía, de alguna manera, entendía el sufrimiento de Erick. Las únicas palabras que pronunció, fue cuando llegamos a casa de sus tíos, me dijo que esperara en el coche que no tardaría mucho mientras aparcaba en frente de una pintoresca casa blanca.

Me quede en el coche, como Erick me había pedido, observe desde la ventanilla como sus tíos hablaban con él y le abrazaban, también vi como salía Zaira, corriendo y se lanzaba con lágrimas en los ojos a los brazos de Erick, sentí como se me quebraba el corazón, ella solo tenía 13 años y había perdido a sus padres, y por un segundo, pensé en que haría yo si eso me pasara a mí.

(...)

Estábamos en el piso de Erick, se había hecho muy tarde, yo me ofrecí a hacer la cena, mientras Erick y Zaira organizaban el nuevo cuarto, donde dormiría ella, el piso tenía dos habitaciones, así que estarían bastante cómodos y por lo menos se tenían el uno al otro. Cuando la cena estuvo lista les llame a la mesa, había hecho unas pizzas, nos sentamos juntos en la mesa mientras miramos la televisión donde ponían una película de espías. Devoramos la pizzas en muy poco tiempo, -puedes quedarte hoy con nosotros en casa -dijo Erick con tono apagado mientras daba un pequeño mordisco a su pedazo de pizza. -sí solo deja que se lo diga a mis padres, para que no se preocupen -se lo dije aunque sabía que no habría problema.

(...)

Zaira se fue a su habitación y Erick y yo a la nuestra. Erick se abrazó a mí y nos dejamos dormir no sin antes darnos un corto pero apasionado beso.

La vida de un adolescente gay. (1er libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora