Capítulo 30

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La semana estaba pasando muy bien, todos ahora en la escuela me conocen no como la mejor amiga de Félix, sino como la pretendiente y futura chica de Félix Thompson. Me sentía más confiada conmigo misma, además que lo extraño es que los chicos se están fijando en mí. ¿Por qué cuando uno está enamorada los chicos se empiezan a fijar en ti? Nunca lo poder contestar.

Afuera estaba lloviendo, me gusta este tipo de clima. Me gusta admirar como las gotas caían suavemente por la ventana, como si estuvieran escapando de algo, mirar cómo se empañan los vidrios por el cambio de la temperatura y poder escribir cosas en esos vidrios o simplemente hacer garabatos sin sentido. Miraba a través de la ventana como dos niños jugaban en las pozas de agua – no deben tener más de 10 años – tirándose agua, dejándose empapados los dos. De un momento a otro el chico me hizo recordar a Félix y la niña a mí cuando teníamos 13 años, pensar que nosotros empezamos como esos dos niños y terminamos como estamos. La vida nos tiene muchas sorpresas, unas pueden ser buenas como malas, pero, a pesar de todo, nunca hay que perder la esperanza en cosas que te gustaría que pasara, todo es posible si tú crees que es posible.

A lo lejos veía una sombra o más bien una persona escalando el árbol junto a mi casa. No dudé en ningún segundo en la persona que creía que era y me puse de pie para dar con certeza ese bello rostro. Abrí suavemente la ventana dejando entrar el frio aire del exterior y así mismo, dejando entrar la brisa con gotas de agua. La persona salto de aquel árbol haciendo una maniobra y se adentró a la habitación. Sin más previo aviso se lanzó a besarme, como si estuviera desesperado por sentir mis labios sobre los suyos. Lentamente nos fuimos separando y dio paso para ver su hermosa cara. Félix tenía el pelo un tanto mojado pero su ropa lo estaba totalmente. Me tire para atrás, separándome de sus brazos, dejándolo con una mirada confusa pero dándole un indicio que no pasaba nada. Busque por dentro de mi armario alguna de sus camisetas que había dejado las tantas veces que se quedaba a dormir, para luego de encontrarla pudiera colocársela. Se cambió de ropa frente a mí y yo no pude evitar mirar su torso desnudo.

- ¿Te gusta lo que ves linda? – su pregunta me hizo salir de mis pensamientos, levante la viste y observe a Félix mirándome directo hacia los ojos. Trate de esconder mi cara detrás de unos cojines pero fue un intento fallido al ver que una de sus manos lo arrancaba de mí. Me tomó cuidadosamente por la cintura y me dio un tibio beso, muy diferente a los demás, reflejando diferentes emociones, diferentes sentimientos.

- Me traes vuelto loco, Emily – sonreí ante aquel comentario.

- Tú, desde los 13 años me tienes loca Félix, pero nunca me atreví a decírtelo.

- ¿Por qué? ¿A que le tenías miedo?

- Al rechazo. Al miedo que tú me digieras que no, al miedo que te alejaras de mí, al miedo a que difamaras mis secretos pero por sobre todo, al temor de que me rechaza el chico que me enamoró desde que lo conocí.

Tus labios mostraban una verdadera O, y sus ojos representaban asombro e ilusión. Se acercó hasta donde me encontraba y sus brazos me rodearon como si nunca me quisiera soltar. El abrasó duro más de lo imprevisto pero a ninguno se le ocurría la idea de soltarse, estábamos a gusto el uno con el otro.

- ¿Puedo dormir esta noche contigo? – Alcé una ceja confusa – No te haré nada que tú no quieras.

- Por supuesto, pero aún no he comido y tengo mucha hambre – mi estómago sonó haciendo un extraño sonido.

- Creo que eso lo demuestra.

- Sí – afirmé.

- Por mientras que yo te traigo la comida tu puedes quedarte en la cama un rato – Me dio un beso casto y observé como la figura de Félix se perdía tras el umbral. Mis ojos comenzaban a pesar, pero tenía que quedarme despierta para la comida, pero cuando se trata de cansancio corporal todo vale.


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Un poco corto pero no he tenido tiempo, espero que les guste


Una Novia De Mentira ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora