Capítulo 34

198 13 3
                                    


- Tú y yo no tenemos nada de que hablar - Dije lo suficientemente alto para que resonara en toda la pequeña oficina. Félix me miró con suplica para que le diera tiempo de hablar.

- Te lo explicaré.

- Como quieres explicarme algo que yo vi con mis propios ojos.

- Tú no entiendes nada, lo hice por tu bien.

- ¿Por mi bien? - dije sínica - No pensé que llegarías a ser tan estúpido, ni siquiera sé por qué algún día llegué a confiar en ti.

- No saques conclusiones - Se acercó a mí.

- Yo hago lo que se me da la gana, ahora ándate, no quiero verte.

- Claro que sí, porque tu me quieres.

- Te odio.

- No, no, eso es una mentira, no puedes dejar de querer alguien tan rápido.

- ¡¿Y QUÉ SI AÚN TE QUIERO, TIENES PROBLEMA CON ESO?! - Grité.

- ENTIENDE QUE LO HICE POR TU BIEN, EMILY - se sentó en uno de los sillones de la oficina, apoyó sus pies en la mesa y comenzó a tirarse levemente los cabellos de la nuca.

- No puedes negar algo que yo misma presencié, eres un maldito cobarde - Mi voz se apagó con lo ultimo que dije.

- Solo... - fue interrumpido por la puerta. A la sala ingresaba en director, algo serio y con el cabello perfectamente peinado. Típico.

- ¿Señorita Emily Harisson? - preguntó.

- Si, soy yo.

- Su profesora me dijo que le faltó el respeto a unas de sus compañeras, ¿Eso es verdad?

- Claro que no, aunque técnicamente ella me insultó primero, y yo no tengo porque mantenerme callada mientras me dicen cosas como si nada.

- Por ser la única vez que viene aquí se lo dejare pasar, pero si vuelve nuevamente a cometer lo antes hecho me temo que tendré que suspenderla por unos días, puede retirarse.

- Gracias

Recordé que aun estaba junto a Félix en la sala, y que había escuchado todo, pero lo mejor que hice fue salir rápido y perderme entre los pasillos. En ninguna ocasión me di vuelta para comprobar si estaba ahí, pero sus ruidosos pasos lo delataban. No quería entrar a lo que quedaba de clase, asi que me quede vagando por el patio central.

Mire para atrás y para mi parecer el chico de ojos azules ya no estaba, gran alivio. La campana no demoró mucho en sonar, me puse de pié y salí en busca de mis amigas. Las encontré justo en el momento en que estaban saliendo del aula de clases, con una cara de infarto,

- Pareces como si recién te hubieras levantado nena.

- Que graciosa - dijo con sarcasmo Kerlyn - Por suerte no estuviste en mi clase, nos dieron un discurso y estuvo de morir de aburrimiento, yo me la pasé durmiendo.

- Las 20 cosas que hace Kerlyn todos los días, te falta solamente incendiar el instituto y seria tu sueño hecho realidad.

- ¿Y qué te hace pensar que eso no está en mis planes? - la miré, tenía una sonrisa demoníaca y perturbadora, como si fuera una psicótica.

- ¿Es una broma cierto? - Pregunté horrorizada.

- No... sí, deberías haber visto tu cara.

- Casi me matas del susto, aunque pensándolo bien yo creo que si lo harías - respondí aguantándome la risa lo más posible.

- Me conoces tanto, Emily.

- Claro que sí...

- Aún sigo aquí, y parece como si no estuviera, de hecho les dije algunas cosas, pero no tomaron la menor atención - Reclamó Savka, agarrando fuertemente sus cosas en las manos.

- Lo sentimos - Dijimos Kerlyn y yo al unísono.

- No importa, tengo ganas de ir a nadar, ¿Qué opinan?¿Vamos? - Preguntó Savka.

- No, claro que no, las piscinas son cosas del diablo, eso no se toca, caca - puse una cara de asco.

- Pero si ya ha pasado más de un mes de tu accidente, no te pasará lo mismo... Ya sé, vamos al cine - Intervino Kerlyn.

- Tengo otras cosas que ha...

- No fue una pregunta, fue una afirmación.

- Ya bueno - Me rendí frente a mi amiga - ¿A qué hora?

- ¿Te parece a las 7? - asentí - ¿Y tú, Savka?

- Donde sea.

- Perfecto, esto será de lujo - sonrió maliciosamente.

- Esa cara me está dando miedo - cerré mis ojos.

- Pues debería.

_____

Disculpen por no actualizar en tanto tiempo. He tenido algunos problemas y no tenía ganas de escribir pero aquí está un nuevo capítulo. Espero que les guste.


Una Novia De Mentira ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora