(Luke)
Tras terminar el partido, nos damos todos una ducha. El gemelo de Brian, Michael, nos consigue ropa en condiciones, es decir, no militar.
Una vez hemos terminado, vamos al comedor. Busco a Rob y a Helena, pero no les veo por ninguna parte.
Nos sentamos exactamente en la misma mesa que esta mañana. Además de la ausencia de mis amigos, el cambio más notorio es el de Clarke por Michael.
Lo único que no me gusta de este lugar es que la comida nos la hemos tenido que servir nosotros mismos. No me malinterpretes, no es que me crea un personaje de la realeza ni nada de eso, pero me gustaba cuando era Steve quien nos la entregaba. Era más... cercano, más humano.
Durante la cena los únicos que hablan son los hermanos, así que desconecto hasta que una mano se posa en mi hombro y Rob se sienta a mi lado. Helena se sienta a su otro lado, cada uno con su comida.
Miro a la puerta y veo entrar a Noemí, seguida de un anciano que bien podría ser su abuelo.
—¿Cómo ha ido?—pregunto, mirando a Rob.
—Pues... bastante bien, la verdad—responde, asintiendo—. Ya nos hemos puesto a trabajar.—Señala a Helena con el pulgar y se arrima más a mí. Entonces susurra:—. Adivina quién ha tomado la iniciativa y está ahora al mando de la investigación.
Miro a Helena, sorprendido. Ella me devuelve la mirada por un segundo, dedicándome un saludo con un leve movimiento de cabeza. Sus mirada se mantiene tan fiera como siempre, pero algo en ella ha cambiado, algo nuevo arde en su interior. Me gusta.
Trago saliva y me centro.
—¿Y el doctor?
—¿Georgiev? Es un poco carcamal, pero es muy, muy inteligente. Ah, y no le llames doctor.
—¿Por qué?
—Simplemente, no lo hagas—dice, como si la comida de pronto le supiera más ácida.
Asiento lentamente, siguiendo al hombre con la mirada. Noemí se gira un momento y saluda con la mano. Me vuelvo y veo a Helena sonreír de vuelta. Rob, simplemente, enrojece, y no me hace falta más para comprender. ¿No decía que él pasaba de estos temas? Casi echo la comida por la nariz de una carcajada.
Rob se aclara la garganta y sigue, trastabillando un poco:
—Hemos ordenado los problemas que tenemos, siguiendo los criterios de urgencia y facilidad. Bueno, «hemos», el trabajo ha sido todo suyo.
Helena se da por aludida y nos mira un momento. Al darse cuenta de que, efectivamente, hablábamos de ella, vuelve a su comida.
—Y... ¿cuál ha salido el primero?—pregunto.
—La población de la flora y fauna mundial.—contesta Helena, rápidamente.
—No tiene mucho truco—añade Rob, despreocupado—. Por suerte, se han estado custodiando la mayoría de especies en complejos más al norte, hasta que poco a poco se han ido poniendo en libertad. Por desgracia, muchas especies aún siguen en cautividad, y no se espera que puedan ser liberadas pronto. Además, está el problema de rehabitar el resto de la superficie terrestre, y ni siquiera se sabe si la Llama puede albergar vida.
—También hemos buscado la forma de restaurar el clima Ártico—le sigue Helena—. Pero es imposible hasta que hayamos podido restaurar la Capa y los océanos.
—Lo siguiente ha sido la retro-evolución de las especies. Es decir, que vuelvan a ser como antes. O, al menos, que dejen de comerse personas.
«Es decir, que nos vuelvan a temer».
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La Edad de Arena 1.- La Capa
Ciencia Ficción¿Qué pasaría si los seis grados ya hubieran subido? ¿Y si la capa de ozono estuviese desapareciendo? Ciudades convertidas en desiertos, enterradas en la arena; nuevos peligros que ni siquiera se sabía que existían... ¿Serias capaz de soportarlo? Lo...