A la mañana siguiente, sigue habiendo revuelo debido a la unión de ambos campamentos. Hay algunos chicos, generalmente jóvenes, intentan flirtear con las chicas del otro campamento. No creo que vayan a tener mucha suerte, la verdad.
Desayuno sola, ya que todavía es temprano. Apenas veo a Andy en el comedor, hablando con el antiguo cocinero, Steve.
Cuando termino, voy a los laboratorios. Allí está Yori, haciendo algunas pruebas con el ordenador de Rob. Le saludo con la cabeza y me pongo a lo mío.
Estoy bloqueada. No se me ocurre nada para ayudar a Luke, lo cual me asusta. No quiero convertirme en la niñita inútil a la que hay que proteger. Para distraerme, me acerco al ordenador en el que está Yori.
— ¿Qué haces?—le pregunto.
—No mucho, la verdad. Sólo estoy comprobando los niveles de metano en el aire.
— ¿Y cómo están?
—Relativamente bien, aunque siguen estando mucho más altos que hace dos años.
Miro la pantalla. Hay una imagen de la Tierra, con toda la superficie naranja.
— ¿Debería preocuparme?—digo.
—No más que hace dos días. —Se ríe—. Llevan así de altos desde que la Gran Ola estalló. El calor que desprendió hizo que el hidrato de metano que había en el suelo oceánico se derritiera, liberando así todo el metano que contenían. ¿Recuerdas que poco después de la ola hubo un gran terremoto?
Asiento.
—Pues eso fue porque el hidrato de metano funciona como "pegamento" entre las placas continentales. Una vez éste desaparece, se produce un deslizamiento continental. Esto ya pasó antes, hace unos ochenta mil años, en la costa de Noruega, y se llama efecto Storegga.
—Si eso es lo que ha pasado, ¿por qué no hubo un tsunami?
—Porque, afortunadamente, entonces el agua ya se había evaporado en su mayoría.
—Y, si todo ese metano ahora está en el aire, ¿cómo es que aún seguimos vivos?
—Eso es lo que estoy tratando de averiguar.
Georgiev entra en el laboratorio, con un gesto bastante preocupado.
— ¿Qué ocurre?—le pregunto.
—Noemí, no contesta a las llamadas—responde.
—No te preocupes—le tranquilizo—, seguro que está bien. Además, no creo que haya mucha cobertura por allí.
El científico asiente, relajando los músculos faciales. Entonces se sienta ante uno de los ordenadores.
— ¿Alguna idea para el problema del ozono?—pregunta mientras teclea un programa en el ordenador.
Niego con la cabeza.
— ¿Qué problemas?—pregunta Yori— ¿Almacenamiento y transporte?—Georgiev asiente—. No se le puede almacenar. Es imposible. A no ser...
Se levanta a toda prisa de la silla y se pone a escribir en la pizarra blanca de la sala. Hay un montón de cifras y unidades que ni entiendo. Pero para ellos debe de tener sentido, pues Georgiev también parece iluminarse.
— ¡Claro! Eso es. Al final hasta nos vas a ser útil. — Le da una palmada en la espalda. Yori sonríe y se recoloca las gafas.
—Perdonad, yo no sé...—digo.
—Ah, vale. Lo que se le ha ocurrido es que hagamos ascender el ozono mientras lo electrificamos, para que se siga manteniendo en su estado.
Miro de nuevo la pizarra. Ya sabiendo de qué va todo esto, puedo llegar a interpretar y entender alguno de los símbolos.
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La Edad de Arena 1.- La Capa
Science Fiction¿Qué pasaría si los seis grados ya hubieran subido? ¿Y si la capa de ozono estuviese desapareciendo? Ciudades convertidas en desiertos, enterradas en la arena; nuevos peligros que ni siquiera se sabía que existían... ¿Serias capaz de soportarlo? Lo...