Capítulo 25: Una pequeña mentira (Brian/Luke)

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(Brian)

Cuando Andy se va a coger el avión, vuelvo a entrar en la habitación.

No me gusta lo que me ha dicho. No me gusta tener que mentir.

«Diles que tenía que resolver un pequeño problema con Wilson —ha dicho—. Cuando vuelva les contaré la verdad. Lo prometo».

Tuve que asentir a regañadientes. Le pregunté cuándo volvería, pero ni él lo sabía.

Ahora solo me queda esperar a que se despierten los demás para que empiecen las preguntas, y no tengo ninguna prisa para que suceda.

* * *

No he podido volver a dormirme, pero los demás ya empiezan a despertarse. El primero que lo hace es Rob. Al principio pienso que es Luke, dado que estaba tumbado en el suelo, pero al mirar a su cama, veo que se han cambiado el lugar. Rob se frota los ojos para desperezarse y mira alrededor, buscando a alguien que también esté despierto. Le cuesta, ya que las únicas luces que hay en la habitación son la del reloj digital y la que entra por debajo de la puerta .

Miro el reloj de mi muñeca: han pasado poco varias horas desde que Andy se fue.

Rob se me queda mirando, por fin ha visto a alguien despierto. Se levanta y se acerca a mi cama, apenas haciendo ruido al pisar. Yo estoy sentado en la cama con las piernas cruzadas. Cuando él está al lado de la cama, me saluda con la mano, y suelta un gruñido que parece decir:

—Buenos días, Brian.

Le devuelvo el gesto.

— ¿Puedo sentarme? —pregunta en un susurro.

—Mejor vamos fuera a desayunar—contesto yo del mismo modo.

Le veo asentir, y estirarse. Me levanto de la cama y me acerco a la puerta, con él detrás de mí.

Abro la puerta, y la luz del pasillo penetra por completo en la habitación. Salgo de la misma y Rob me sigue, con Sandy detrás. Se gira para cerrar la puerta y, cuando me vuelve a mirar, tiene una expresión de extrañez en el rostro, además de quejarse del dolor de espalda.

— ¿Qué pasa? —pregunto, aunque ya sé la respuesta.

—Creo... que Andy no está.

—Ah, ya. Se ha tenido que ir.

—¿Adónde?

—A la Última Base.

— ¿Por qué?

Tantas preguntas me ponen nervioso, sobre todo cuando tengo que mentir para contestarlas.

—Mejor lo explico luego y así solo lo tengo que contar una vez.

Él asiente. Ojalá todos acepten las respuestas con esa facilidad.

Nos movemos por los largos pasillos hasta que por fin damos con la puerta que da al comedor. Dentro están la mayoría de los soldados, desayunando y hablando en un tono bajo. La calma del lugar es bastante agradable.

Hacemos el mismo progreso que anoche para cenar, solo que ésta vez con el desayuno. Nos sentamos en la misma mesa que ayer, en silencio. Empezamos a desayunar cada uno de nosotros inmerso en nuestros propios pensamientos. A los pocos minutos, McBride entra por la misma puerta que nosotros, solo. Tiene la misma expresión que Rob al salir de la habitación.

Repite lo que Rob y yo hemos hecho hace unos minutos y se sienta a mi lado.

—Hola—dice Rob.

La Edad de Arena 1.- La CapaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora