Capítulo 19: Una hermosa sorpresa para Alejandra

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Amanecía, el día estaba hermoso, tenía mi entrevista de trabajo, Kaled había hablado con un amigo suyo, para pedirle empleo para mí, fui a verlo, me entrevistó, y listo, el empleo era mío, estaba feliz, lo llamé para decirle y él se alegró también, dijo que celebraríamos juntos que nos veríamos en la tarde y llamó a su amigo para agradecerle.

Esa misma tarde paso por el apartamento y trajo una botella de champagne para celebrar y mis rosas rosadas que no faltaban nunca, a veces mi apartamento parecía un jardín de tantas rosas que me regalaba, era encantador, y me dijo.

Te voy a invitar a un lugar muy especial el sábado, y traje algo para ti, que quiero que luzcas ese día para mí. Fue a su coche y regresó con una gran caja de cartón blanca, me la entregó y yo saque los listones rosados que cerraban la caja y desate el moño que traía encima, estaba ansiosa por saber que era, a él le gustaba verme cuando estaba así de emocionada, de verdad era muy lindo el empaque. Y él me decía mientras yo lo abría, -Si no te gusta Alejandra, iremos juntos a comprar otro. Cuando levante la tapa, mis ojos se iluminaron, mi boca se abrió dejando salir un ¡!Ohhh!.. Él estaba atento a mi reacción y sonreía complacido.

Lo saque del empaque, absolutamente maravillada, era un vestido largo rosado, mi color favorito, bellísimo. El corpiño ceñido con un hombro descubierto , decorado en la cintura con pedrerías, el diseño sencillo pero exquisitamente elegante, falda de caída libre y amplísima, estaba soñado, él tenía buen gusto, me encanto!. Lo pegue de mi cuerpo, por encima de mi ropa y él me miraba con dulzura y me dijo.

Mídetelo Alejandra mientras voy por algo más al coche me decía, y así fue, para cuando salí de mi habitación con el vestido puesto, él venía entrando con los zapatos en la mano y una bolsa donde pude leer el nombre de la joyería donde compró el anillo para su mamá. Tenía mucha curiosidad.

Me pidió que me sentara y saco las pantuflas de mis pies y me coloco los zapatos de tacón muy altos, también rosados de piel, era tan hermosa esa escena, que recordé, el cuento de Cinderella...

Él se arrodillado frente a mí, colocándome los zapatos con delicadeza, mientras me miraba con dulzura, con esa dulzura que me hacía delirar, era como vivir un sueño...mi sueño, con mi propio príncipe... mío... solo mío...

Mi mamá nos miraba encantada, él se levantó y tomó mis manos para que yo me pusiera de pie, él frente a mí, recogía mi cabello y me colocaba una gargantilla muy fina con piedritas pequeñitas rosada era hermosa, mi madre me ayudó a colocar los zarcillos unas piedritas pequeñas y en mi muñeca puso una pulsera también de brillanticos rosados, que hacia el juego completo, estaba hermosa. Así me hacía sentir y él lo notaba me miraba embelesado, con esa mirada que me estremecía... lo abrace y le di un beso, no me importó que estaba allí mi mamá pero no me contuve, él trae alegría a mi corazón. Finalmente me dijo:

¡Toma ábrelo! era una caja de terciopelo negro, también de la misma joyería y me lo puso en las manos, cuando la abrí... ¡oh my god! Era un cintillo de brillantes en un tono rosa muy suave, hermosísimo y me dijo esto es para que lo luzcas en tu cabello, te llevare a un lugar, donde te ayudaran con lo que necesites, eso día vendré por ti temprano para que estés lista a tiempo.

A tiempo para qué? Le pregunté con curiosidad.

Una sorpresa que tengo para ti mi amor. Quiero demostrarte cuanto te amo.

No lo podía creer mi príncipe encantado me sorprendía otra vez...

La semana pasaba rapidísimo, me acoplaba a mi nuevo empleo me trataban muy bien, Kaled me llevó a una exclusiva tienda en la gran manzana de New York y compró para mí, unos trajes para damas elegantes, unos con falda y otros con pantalón, diciendo que los necesitaba que debía vestir como lo que era... una abogada. Combinamos varios pares de zapatos de tacón aunque no me gustaban, me cansaban, debía acostumbrarme, llevamos carteras y bolsos de diseñador, él me hizo recordar al actor Richard Gere en la película Pretty Woman, cuando compraba ropa a su chica mala...ja ja ja.... ese día me divertí mucho con él mientras me probaba la ropa, él hacía bromas, fue especial, me sentía atendida y querida, para él era como su niña consentida, así me hacía sentir aquel caballero, mi príncipe el hombre de mi vida... Luego fuimos a cenar y a comer helado, mi vida estaba dando un giro de 360 grados, mi seguridad en mi misma crecía y mejoraba en todos los sentidos. A esas alturas no sabía nada de su madre ni de Samira, su prometida, él no me hablaba de ellas y yo tampoco le preguntaba.

La Bella, La Fea y el Príncipe TERMINADA.EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora