Capitulo 7: Su sonrisa y yo

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Observaba el fino reloj de su muñeca, mientras me lleva de la mano, casi marcan las once de la mañana, íbamos fuera del parque a una heladería que está muy cerca, dejamos el coche aparcado y fuimos caminando, él me contaba sobre su vida, aunque nació en Pakistán, desde muy niño vivía aquí en New York con sus padres, su padre empresario y abogado se tituló hace muchos años aquí y Kaled que también le gustaba la carrera de derecho, también se tituló en la misma universidad donde estudió su padre.

Su familia muy unida, su madre siempre protegiéndolo, es hijo único por parte de mamá, ella no pudo tener más hijos, tenía otros medios hermanos por parte de su padre, como él mismo dice, era o es, muy solitario, en eso, se parecía a mí, me imagino que por eso tenía esa afinidad conmigo, compartíamos gustos por la lectura y la escritura de hecho él escribía un libro del que no me dio detalles diciendo que me regalaría una copia cuando estuviese terminado.

Soltó mi mano para abrirme las puertas de vidrio de la heladería, allí estaban un grupo de chicas jóvenes como de mi edad, se volvieron locas apenas lo vieron entrar, sin ningún reparo cada una le fue avisando a la otra, de la presencia de Kaled, hacían todo para llamar su atención, reían estruendosamente y lo miraban con insistencia, Kaled parecía no darles importancia; estaba tan concentrado en la conversación que teníamos que ni la curiosidad lo hacía mirar hacia esa dirección, donde era evidente que hablaban de él, ni sus miradas provocativas y ni el evidente coqueteo que tenían las chicas de risa estruendosa, lograban llamar su atención, él no podían separar sus ojos de los míos y Podía oír cómo me desmembraban viva. Después de leer la carta ordenamos un banana splits, Kaled pidió solo una botella agua saborizada de lima.

Mientras esperábamos el helado, continuábamos la conversación que teníamos, esas chicas se ponía cada vez más intensas al ver que Kaled no les prestaba nada de atención, empezaron arremeter contra mí, haciendo comentarios despectivos como...

Que le vé a esa mujer tan fea, mírala, ni gracia tiene Podía oírlas.

Sin embargo él lucía sereno, nada le hacía perder el interés en mí y en la conversación que sostenía conmigo, <<¿Qué, que me ve?>> Me mofaba de ellas en silencio <<¡Miralas! me tienen envidia, ¿Cuando en mi vida, alguien me envidiaba algo a mí? ¡! Jamás!!>> Me respondía yo misma orgullosa, sumergida en mis pensamiento y soltando una sonrisa a labios cerrados.

Con la cucharilla dejaba el sabor del helado en mi lengua, y lo disfrutaba, cerrando los ojos, decidí ignorarlas por completo y entregarme al delicioso sabor de mi helado y la hermosa visión que tenía al frente, él ya no me hablaba, solo miraba atento como disfrutaba mi helado después de depositar el delicioso sabor, sobre mi lengua, sonreía hermosamente mientras me miraba extasiado... disfrutaba verme comerlo. Y de pronto y dejándolo sorprendido, lleno mi cucharilla de helado y la llevo directo a su boca, me mira con una sexy sonrisa de lado que me deja sin aliento y después abre la boca para tomar el helado sin dejar de mirarme, y lo vi hacer lo mismo que yo, cerrando los ojos hacia movimientos con su boca disfrutando del sabor mientras soltaba un sonoro Uummmmm— delicioso. Y tomo mi mano, llevándola a sus labios rosados y húmedos posándolos sobre mis nudillos dándome un largo y delicioso beso que me estremeció como si lo hubiese recibido en la boca...

El hombre más bello del mundo, aquí con la mujer más fea, ¿qué tal?... <<¡Muéranse de envidia!>> gritaba en el silencio de mi conciencia.... Y solté una sonrisa de triunfo sin poder evitarlo, que él notó y sonreía mirándome fijamente, pues sabía lo que sucedía conmigo y con aquellas chicas... Él realmente subía mi autoestima como la espuma y sabía hacerme sentir como la más bella y encantadora mujer, termine mi helado Y después de terminar mi helado, nos levantamos para salir de allí y esta vez, osada y atrevida, tomé su mano, pude ver que le encantó que hiciera eso, y cruzando la puerta de la heladería voltee hacia donde estaban esas chicas, cerré mis ojos y saque mi lengua, Kaled miró mi gesto y no pudo evitar reírse, casi diciéndome con la mirada "les diste su merecido" él soltó mi mano y me rodeó el cuello con su brazo, por supuesto él era más alto que yo, y abrace su torso y salimos riendo los dos de allí. Fue divertido hacer eso, me sentí como adolescente.

La Bella, La Fea y el Príncipe TERMINADA.EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora