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003| su nombre sonaba como una estaca en mi corazón.






Sherry me toma del brazo como si su vida dependiera de ello, dándole una cálida sonrisa, me tomo el tiempo de poder acariciar su espalda para poder tranquilizarla.



— Ese tal Negan, no deja de verme —dice en un susurro casi inaudible a los salvadores, de reojo, observó como el susodicho nos ve sin descaro alguno para después volver su vista hacia enfrente.



Apegando a mi esposa hacia mi, rodeó su cintura de forma posesiva para poder seguir caminando con cuidado de no pisar cualquier trampa que ellos hayan colocado. –Precaución ante todo—



— ¡Bienvenidos al Olimpo, mis caballeros! —grita la castaña de ojos grandes mientras que nos sonríe. ¿Es qué acaso nunca se cansa de sonreír?




Sorprendido ante lo que está enfrente mi, le otorgó un apretón a la cadera de Sherry. Ella incluso está más sorprendida que yo, enfrente de nosotros se encuentra una fábrica un poco deteriorada; mujeres y niños corren por el patio de esta.





— Oye, muéstrales el lugar, que se den un baño que huelen a mierda, después, guíalos a mi oficina — ordena Negan dirigiéndose a la castaña— tomate un descanso, quiero que mañana vayas junto con Pinkman a la comunidad de Washington ¿de acuerdo?



Ella en respuesta asiente, sin embargo, Negan toma con fuerza el bate, como si estuviera molesto, todos los hombres se miran entre sí y se arrodillan nuevamente ante él, incluso la castaña.



— Bien, retirada —finaliza el pelinegro, girando sobre sus propios talones y se marcha sin más.




La castaña levantándose con una agilidad increíble, se gira hacia mi, sonríe de una forma sumamente tierna y me hace una señal con la mano, tomando una distancia apropiada con Sherry, ambos caminamos hacia ella.



— Bien, cosas simples y sencillas que hasta un chimpancé entendería con retraso mental entendería a la perfección. —dice a la par que comienza a caminar con prisa— les mostraré donde vivirán, ahí —señala una casa sumamente enorme color amarillo claro, muy bonita— ahí vive Negan, si no quieren morir, es mejor que no entren sin su autorización.



Sherry da un pequeño brinco en su lugar y entrelaza su mano con la mía. —Tranquila— le digo dándole una pequeña sonrisa, esta me la devuelve de la misma forma y sigue viendo a la castaña.



— Ahí es donde vivirán —capta nuevamente nuestra atención, empuja la puerta de una casa color café, esta se encuentra a unas diez de la de Negan— vengan, quizá quieran verla por dentro.



La extraña adentrándose al lugar, nos da paso a una casa sumamente acogedora que no veía hace meses desde que todo esto inicio, era la casa de ensueño que siempre quisimos mi esposa y yo.




— Arriba hay un baño, una recámara que pueden compartir o hay otra al final de ese pasillo —señala lo ya mencionado—, normalmente siempre tenemos agua, pero si no la tenemos avísenle a Walter. Él se encarga de eso, no yo.


— De acuerdo... —susurra Sherry con una sonrisa admirando el lugar, la castaña asiente sin más para poder girarse y caminar a la entrada.




Curioso por su retirada tan repentina, la sigo sin pensar, quiero saber más de ella. Y cuando la castaña de ojos grandes baja el pórtico de la casa, me detengo al final de estás, las palabras no salen de mí cuando ella se gira a verme, enarca una ceja divertida ante mi presencia.



— ¿Se te perdió el baño o la esposa por aquí?—pregunta divertida, inútilmente niego con la cabeza— Ricitos, ve a descansar en estos momentos, lo necesitas, no tendrás nunca un día como este, así que aprovéchalo y lo más importante, disfrútalo —me guiñe el ojo provocando que ligeramente sonría.



— No me dijiste tu nombre, yo soy Dwight —me presento extendiendo mi mano, ella, confundida vuelve a subir el pórtico y estrecha su mano con la mía — ¿Siempre has estado aquí?



— Efectivamente Dwight, pero eso es mucha información para ti —me da una mirada de pies a cabeza— ... por ahora —dándome una sonrisa de oreja a oreja— Mi nombre es Eurus.







Y así nos quedamos un par de segundos hasta que está suelta mi mano y vuelve a bajar el pórtico.

— Dijiste que por ahora ¿cuándo será el 'ahora' — interrumpo nuevamente su partida.




A pesar de que está de espaldas, puedo jurar que está sonriendo.



— No lo sabremos Dwight.




Ante la respuesta de Eurus la dejo marchar finalmente, quizá hoy había logrado demasiado, una conversación con la rara y su nombre, un lindo nombre.

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