Cap 14

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Era alrededor de las tres de la mañana y yo corría como poseído por el demonio por la calle, con desesperación, sin saber qué hacer. Me había despertado en la mitad de mi patio trasero algo desorientado, mirando a mi alrededor sin tener ni la más remota idea de cómo es que había llegado allí.

Entonces había visto el árbol en mi jardín. No sabía qué era lo que me había parecido distinto, pero habría jurado que varias de sus ramas eran mucho más largas que antes. Un flash de memoria me había embargado, una imagen, como una foto de las ramas del árbol moviéndose...

Recordé todo de golpe en ese momento: los elfos tenían a mi padre e iban a matarlo si yo no hacía exactamente lo que ellos querían... Sólo que yo no quería hacerlo. En absoluto...

Pero definitivamente no me sentía capaz de lidiar con esto solo. Así que, en cuanto me desperté algo desorientado en el patio de mi casa, me puse un polerón con capucha y escondí mi cabeza profundamente en la tela, así nadie vería mis puntiagudas orejas ni mi verde pelo... Y salí corriendo en dirección a la casa de Caden.

Había tenido que luchar como un infierno conmigo mismo para no salir corriendo como si tuviera en maldito cohete en el trasero. Corrí lo más rápido que me atreví sin dar una impresión de ir sobrenaturalmente rápido. Quería llegar a la casa de Caden, preferiblemente sin que los humanos terminaran enterándose que no son los únicos que habitan este mundo.

Ahora mismo (finalmente, creí que nunca llegaría), estaba parado frente a la puerta principal, aporreando ese pedazo de madera con desesperación y determinación. Escuchaba claramente a la madre de Caden quejarse de inoportunas visitas, desubicados que venían a las tres de la mañana... Pero para ellos debería ser algo normal, considerando que uno de sus hijos tenía una vida sólo nocturna. En otras palabras, esta hora era la mitad de la tarde para Ethan.

Sin embargo ellos seguían quejándose. Lo sentía mucho, pero yo no me iba sin antes haber cruzado algunas palabras con Caden. Necesitaba desesperadamente su ayuda, y sabía que él y Ethan eran los únicos que podían brindármela... Y la verdad es que no tenía ganas de pasarme por el bar, el cual estaría lleno de criaturas sobrenaturales que sabrían de inmediato que yo ya no era humano. No me sentía realmente preparado para verme obligado a enfrentarme a ese todavía.

Es decir, yo sería muy feliz de ser cualquier tipo de criatura... pero no si eso significaba que me convertía en enemigo mortal de la mujer que amaba y que me vería obligado a matarla. No estaba preparado para enfrentarme a eso, menos estado solo.

Ahí es donde Caden entraba. Él no era humano y entendería mis problemas al ya haber pasado por una transición de humano a tritón. Si bien yo no era un tritón, sí tenía poderes... aparte, él era mi mejor amigo. Caden iban a ayudarme. Estaba seguro. Hasta ahora nunca me había defraudado, y no tenía razón para pensar que fuera a hacerlo.

Alguien bajó las escaleras pesadamente, bostezando, y me abrió la puerta con brusquedad, de mal humor por haber sido despertado de aquella forma. Eros me miró con el ceño fruncido, sin reconocerme. Estaba oscuro y yo escondía mi cara en la capucha, por lo que no me sorprendía...

-Necesito vuestra ayuda Eros- le digo con desesperación y él abre los ojos como platos al reconocerme. Mis facciones podrían haber cambiado, pero mi voz seguía siendo exactamente la misma.

-¿Cedric?- pregunta él algo aturdido. Yo miré a mi alrededor, sintiendo que se me erizaba el vello de la nuca al mirar el bosque. Tenía la sensación que me estaban observando, por lo que lo empujé y me adentré en su casa.

-Sí, soy Cedric. ¿Está Caden?- le pregunto muy alterado, cerrando las cortinas de la sala y adentrándome en la cocina, incapaz de quedarme quieto ni un solo segundo.

Maldición del Bosque (Maldiciones de Bosque Azul 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora