Cap 8

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-Malorie, tienes que despertar. Tú móvil lleva vibrando horas- susurra una voz a lo lejos. Yo me revolví y me sentí tentada de mandar a pasear a quien fuera que estuviera intentando despertarme. Yo sólo estaba tan cansada. Quería seguir durmiendo, por siempre.

Entonces sentí vibrar algo en mi bolsillo. Con un gemido de irritación, abrí los ojos para ver a Summer observarme con preocupación. Rodé los ojos y me senté en la cama, teniendo cuidado de no aplastar mis alas. Por alguna extraña razón mis recuerdos no estaban tardando en regresar como lo harían normalmente cuando uno recién despierta. Yo tenía completa claridad de por qué estaba en la casa de Summer con un par de alas a la espalda...

Bueno, quizá no sabía específicamente por qué tenía un par de alas a la espalda, pero me refería a que la típica confusión que un siente cuando recién se despierta no estaba en absoluto.

Mi móvil dejó de vibrar y yo supe que era mi madre la que había llamado. Vale, daba igual. Tenía cosas más importantes que hacer, como intentar salir de esa casa sin que los elfos se dieran cuenta hacia dónde me dirigía...

Porque los sentía cerca, vigilantes. Ellos sabían que yo estaba allí y estaban esperando el momento oportuno para atacar.

-Ellos nos vigilan, Summer- le digo a mi mejor amiga, poniéndome de pie. Summer suspira profundamente y me guía escaleras abajo, en donde Irina, Lilly y Caden nos esperaban. Me senté en una silla libre y me serví un café, moviendo mi mano sobre éste, frotando mis dedos y dejando caer el polvillo dorado.

-¿Por qué haces eso?- me pregunta Caden y yo me encojo de hombros.

-Ni idea. Sólo sé que tenía que hacerlo- afirmo. Caden huele mi café y me mira con sorpresa.

-Huele muy bien. ¿Puedo probarlo?- me pregunta y yo me encojo de hombros. Irina le quita la taza de café a Caden antes que él tomara siquiera un sorbo, negando con la cabeza.

-No debes ingerir nada que tenga polvillo de hada o dicha hada puede hacerse con tu voluntad. Serías su esclavo hasta que el hada muriera- afirma Irina seriamente y yo la miré con sorpresa.

-¿Cómo sabes eso? Ni siquiera yo lo sabía- le comento. Irina se encoge de hombros.

-La verdad es que las hadas y las sirenas nunca han sido las mejores de las amigas, no sé si me entiendes- me dice ella con un encogimiento de hombros.- Nosotros aprendemos acerca de ustedes, sus costumbres y peculiaridades.

-Sí. Por ejemplo, sabemos que tu instinto te indica que debes rociar toda tu comida con polvo de hadas o morirías al ingerirla- me dice Lilly tranquilamente.- Y debes tener cuidado con rociar sólo tu comida, porque si no, puedes quitarle la voluntad a alguien.

-Uh... bueno, gracias por el aviso, y siento casi haberte hecho mi esclavo sin saberlo Caden- le digo al tritón y él se encoge de hombros, tranquilizándome.

-No te preocupes. No lo sabías- dice él divertido.- Pero estoy teniendo una fuerte lucha conmigo mismo. El olor de esa cosa me marea y me hace querer arrebatártela de las manos y bebérmela toda.

-Procura no hacerlo Caden- le dice Summer seriamente.- Porque de verdad no quiero que mi pareja sea el esclavo de mi mejor amiga.

-Siéntate en mi regazo amor, distráeme- le dice Caden tirando de Summer para que sentara en sus piernas. Ella rueda los ojos y se ríe.

-Vamos Caden, sabes que eso es sólo una excusa para toquetearme mientras finges que los demás no se dan cuenta- le dice Summer y yo suelto una buena carcajada, derramando algo del café.

Maldición del Bosque (Maldiciones de Bosque Azul 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora