Segunda parte: 16

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4 palabras:

NO SÉ QUÉ HACER

Mi cabeza esta hecho un remolino de confusiones y dudas. Les voy a contar las últimas noticias, así entenderán por qué la angustia.

Ayer, Emilia me comentó que se iba a ir a Canadá por un año, al parecer Pedro había conseguido un protagónico en una película. Además de eso, era el mismo lugar dónde se encontraba el instituto que me había estado recomendando mi amiga. Ella me había sugerido irnos los tres juntos y regresar cuando hayamos terminado todos nuestros sueños. Yo al escuchar esas palabras de la boca de Emilia, me quedé totalmente sorprendida. También fue medio raro, ya que hasta ahora Emilia no me ha dicho nada sobre un trabajo o algo así, ni me ha dicho cuál es su sueño para el futuro.

A pesar de que me encantaría acompañarlos, yo también tengo a una pequeña niña llamada Rocía a quien quiero mucho y puedo dejar.

Si me voy a Canadá, igual puedo venir a visitarla, pero ya no sería lo mismo. Si voy, tal vez ya no sea su mamá nunca más.

Por otra parte, también están Martina y Joaquín, quienes son sus padres biológicos y Rocío se ve muy a gusto con ellos. Creo que ellos con Rochi harían una familia mejor; yo solo soy un estorbo.

Nunca antes me había sentido así. Yo era la reina en todas partes, me servían, siempre me halagaban, me sentía superior a todos los demás. Ahora me siento asqueada al saber que yo hice mucho mal en el pasado. No me daba cuenta que lastimaba a mucha gente con mis actos.

Cielos, me siento mal.

***

-¿Qué vamos a cocinar?- me preguntó muy entusiasmada, Rocío.

Estábamos Rocío y yo solas. No había ninguna Martina que interfiera, y Joaquín estaba en el trabajo.

Pensé que sería una buena idea quitarme todo el estrés de encima teniendo un bonito día con Rochi.

-Qué te parecen unos ricas galletas-le ofrecí.

Ella saltó eufórica por toda la cocina, era muy fanática de las galletas.

-¡Hola!

Joaquín había llegado. Qué raro, llegó temprano.

-¡Vamos a hacer galletas!-exclamó la menor, recibiéndolo con un gran abrazo.

-Qué rico-se sacó la casaca, quedándose solo con la camisa. Se remangó las mangas- Las voy a ayudar.

Pero de pronto, la puerta se abre, dejando ver a Martina pasar por la entrada. Al comienzo me quedé confusa, preguntándome cómo pudo abrir la puerta, pero luego me acordé que Joaquín le había dado una llave. A partir de ese día ella podía salir y entrar cuando sea, convirtiéndola en una compañera más en la casa.

Y yo que pensaba que solamente era una invitada.

Martina entró a la cocina con una inmensa sonrisa.

-¿Adivina qué?- preguntó y cargó a Rocío- ¡Conseguí entradas para el cine! ¿Vamos?

No se habrán imaginado la reacción de Rocío en ese momento, estuvo más alegre que cuando le ofrecí preparar galletas.

-¿Yo también voy?-le dedico una sonrisa a su, ahora, novia.

Ella, asintió, devolviéndole la sonrisa. Luego me miró a mí y esa sonrisa se borró.

-¡No puede ser!- se llevó una mano a la cara- Me olvidé completamente de ti, Carito.

-No importa, no te preocupes-dije- Yo me quedo.

-Si mi mamá no va, yo tampoco voy-dijo molesta Rocío mientras cruzaba sus brazos y se sentaba en el sillón.

No saben cuánto me gustó escuchar eso. Sin embargo, no podía arruinarles la salida. Me acerqué a Rocío y me senté al costado de ella.

-Cielo, ¿qué te parece si vas a ver la película y yo preparo las galletas?

El rostro de Rocío se iluminó en un instante.

-¡Ya!

-Bueno, voy a ir a cambiarme-dijo Joaquín, yéndose a su cuarto

Rápidamente lo seguí, dejando de vista a Martina y Rocío. Tenía algunos asuntos pendientes con este chico.

-Joaquín-lo agarré del brazo y él se volteó- Necesitamos hablar.

-Si es por lo del cine...

-No-lo interrumpí, queriendo dejar ese tema atrás- Es sobre nosotros.

Él puso una cara de no entender.

Suspiré.

-Creo que es hora de hacer lo que planeamos desde un principio-solté.

-¿Y qué planeamos?

Rayos, seguía sin entender, y no quería decirlo yo.

-Joaquín-hice una pequeña pausa- Creo que ya tenemos que divorciarnos.

-¿Tú crees?- dijo mientras se rascaba la cabeza, incómodo.

En cambio, yo me mantuve firme.

-Sí, para que estés con Martina sin fingir que eres mi...esposo. Creo que es lo mejor.

No me dio la reacción que yo quería ver; en vez de preocuparse por el tema, él solo asintió desinteresado y se fue a su habitación. Por un momento quise decirle que tal vez podría irme a Canadá; sin embargo, me lo guardé, no era un buen momento para armar escándalo.

Cuando los tres estaban a punto de irse, Rocío se despidió de mí con un fuerte abrazo y diciéndome que estaba ansiosa por probar mis galletas.

Joaquín no me habló ni se despidió, solo me miró, como si hubiera algo que no le permitiera hablar conmigo.

Martina, quien era la más emocionada en salir con su hija y su novio, me abrazó fuertemente, agradeciendo que no haya ningún problema entre nosotras.

Después, se fueron. Mi cabeza estaba llena de ideas de cómo lo podrán pasar, si de divertirán o no, si será la noche más divertida de sus vidas. Ellos sí parecían una familia de verdad, y yo, la chica manipuladora que antes era, estaba sufriendo las consecuencias de mis actos.

Como las villanas de los cuentos.

Ellas nunca tenían un final feliz.

Y ese era mi destino.








¡MARATÓN! 1/3

NOT EASYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora