Segunda parte: 18

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Ya he tomado una decisión.

Me voy a Canadá.

Ya se lo comenté a Emily; y ella, contenta y entusiasmada porque estaremos juntas cumpliendo un gran sueño, me contó que su tío me esperaba allá para una entrevista. Era una de las elegidas para tener una beca. Esto es sorprendente. Nunca pensé que llegaría tan lejos.

A pesar de eso, no le he contado nada a Joaquín, menos, a Rocío. Ella estaba muy distraída en sus asuntos de niña feliz, que no quería que esa felicidad se vaya debido a mi viaje. Tenía pensado contarle a Joaquín todo hoy en la noche, pero a solas; me incomodaría mucho que Martina o Lara estén en la conversación, si es que llegamos a conversar.

Joaquín no me ha dicho nada desde el día en que se fue al cine. No me habla, no me mira, es como si no existiera. Ahora que ha llegado su hermana, está metido en otros asuntos.

Lara está más tranquila, ya no se tira encima de Martina para matarle. Eso ha sido un gran avance. Por fin supe sobre su obsesión con emparejarme con Joaquín. La chica me explicó que ella ha esperado toda su vida que su hermano tenga "el amor de su vida", y cuando se enteró que él se iba a casar con su peor amiga, juntó el mundo de "del odio al amor hay un solo paso" y el mundo real. Ella se emocionó demasiado, que empezó a parecerse a una loca fanática de esos libros donde los dos adolescentes se aman y no pueden vivir sin el otro, pensando que Joaquín y yo seríamos algo así.

Pero estábamos muy lejos para llegar a ese punto.

Volviendo al tema de Joaquín y el divorcio, me he contactado con un abogado, de tal manera que nos diera los papeles de la separación. Lo pedí para que sea lo más rápido posible, dado que mi vuelo es en una semana.

Espero que no arrepentirme después de eso.

***

Ya era de noche. Decidí hablar con Joaquín en la madrugada, así tal vez no tendríamos ninguna interrupción, ya que de tres personas viviendo en la casa, se agregaron dos más. La madre de mi hija adoptiva y la hermana loca de mi supuesto marido.

Como a las tres de la madrugada, me dirigí a la sala. Él estaba dormido en el sillón, porque yo dormía en la habitación principal. Y como ustedes ya saben, ni loca volvería a dormir con él.

Otra vez tenía una carita de bebé tierno.

Me mordí el labio, derritiéndome de ternura. No es que me siga gustando, es simplemente que su forma de dormir es muy...tierna. Estaba abrazándose a sí mismo para protegerse del frío y tenía las mejillas infladas, solo faltaba que se chupe el dedo.

Esperen...

Como soy yo la que estaba allí viéndolo, cogí su mano sigilosamente y se la metí en la boca con mucho cuidado y rezando que no vaya a despertarse. Cuando tuve la oportunidad, le tomé muchas fotos de diferentes ángulos. En algunas salía como un monstruo horrendo y en otras te podías matar de la ternura de éste.

Pero ya era el momento de seriedad, así que lo llamé, moviéndole los hombros.

-Qué pasa-habló con voz ronca. Después me miró y luego observó el cielo oscuro- Es de madrugada, ¿qué rayos haces despierta?

-Hay que juntar cabos sueltos, Joaquín.

En eso, Joaquín miró seriamente.

-¿Sobre el divorcio?

-Exactamente-dije y me senté en el sofá- ¿Vas a firmarlo?

Demoró en responder.

-Sí-dijo después de quedarse callado casi cinco minutos.

Vaya, esto fue rápido. Pensé que tendríamos alguna pelea o algo por el estilo. No obstante, había algo que no entendía. ¿Por qué me sentía triste por dentro? Lo que tuve con Joaquín fue una simple distracción, que tal vez era obvio que pasara. Los dos llevamos viviendo juntos casi un año, ¿quién no sentiría algo por el otro? Pero solo fue una pequeña distracción insignificante, nada más. Nosotros nos odiábamos, solamente nos casamos por órdenes de nuestros padres.

Pensándolo bien, ahora recuerdo que mi madre me debe algo, algo por la cual decidí casarme.

Y sé perfectamente qué es lo que quiero.

***

Faltaban solo 5 días para que me vaya a Canadá. Y lo primero que opté por hacer, fue ir a la casa de mis padres. Necesitaba pedirles algo muy importante.

Manejé el carro de Joaquín. Claro, sin decirle nada. Fui la primera que se despertó esta mañana y aproveché en tomar el auto. No creo que se vaya a enojar.

Cuando llegué a mi antigua casa, la nostalgia me invadió. Me acuerdo que de chica me gustaba esconderme y que todos me buscaran. Gracias a eso, me sé todos los cuartos de la casa de memoria.

Toqué el timbre.

De pronto, me acordé de la última visita, donde tuve una pequeñita pelea con mi madre. ¿Con qué cara entraré ahora?

Lucy apareció delante de mí. Vaya, nunca me había sentido tan aliviada de verla.

-¡Señorita Domenech!-me sonrió- ¡Pase, su mamá ya baja a verla!

¿Mi mamá? Cualquiera menos ella, por favor.

¡Qué estoy diciendo! Si fue a la casa para hablar directamente con ella.

Voy esperando ya unos diez minutos y ella aún no baja. ¿Será que no querrá verme? Bueno, tiene sus razones, hice tremendo papelón la vez pasada.

El ruido de la escalera interrumpió mis lamentaciones. Mi mamá bajaba con su elegancia de siempre, vestía su típico traje caro y un peinado original del mejor peluquero del mundo.

Me asombré al ver que antes me parecía mucho a ella.

-Hola-la saludé nerviosamente.

Ella me observó de arriba abajo.

-Hola-me respondió con un tono amargo, agrío.

-Vine para decirte lo que hizo que me casara con Joaquín-mi voz se volvió dura y firme- En poco tiempo Joaquín y yo nos divorciaremos. Yo ya cumplí mi parte del trato, ahora te toca a ti. Tienes que darme lo que te voy a decir.

Mi mamá arqueó una ceja.

-¿Qué te tengo que dar, Caro?

¿Me estaba probando?

-Ehhh...espera que me olvidé.

Fue en serio, de repente la mente se me nubló y lo que le iba a pedir se me olvidó por completo.

-¿Ves? No sabes-dijo creyéndose genia- Ha pasado casi un año, hija. Si de verdad quieres escapar del casamiento, hubieras venido mucho tiempo atrás.

Me quedé sin habla.

-¿Será que me extrañas, querida?

-¡Qué! ¡No!

-Soy tu madre. Aunque me odies o que pienses que soy una pesada, yo sé qué me quieres.

Cansada me mi orgullo, la abracé, algo que no había hecho hace mucho tiempo. Su cuerpo era cálido y cómodo. ¿Desde cuándo no la habré abrazado así? Sé que no la volveré a ver en un buen tiempo y me da mucha pena. Mi mamá también forma una parte importante en mi vida, y creo que no lo quise ver.

-Te quiero.

Y esta vez, no mentía.


¡FINAL DE MARATÓN!

NOT EASYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora