Luna Valente es una simple chica cuyo novio, Matteo Balsano, tuvo que irse a Italia. Pero a su regreso, las cosas se complican a tal punto que les causan un dolor inevitable. ¿Su destino será chocar a pesar de todo?
Genero: romance/ drama.
Basado...
Me levanté agitada, sentía una angustia y un mal presentimiento. Lo primero que pensé es en buscar a Matteo, luego de esta pesadilla necesito abrazarlo y saber que esta aquí. Justamente iba bajando y ví a Matteo en la cocina con mi mamá. - Matteo? - Luna! Te estaba esperando, se te antoja ir a algun lado? - Me encantaría. - estaba feliz, necesitaba hablar con el. - y si vamos a patinar y a comer algo? - me leiste la mente, chica delivery. - vayan, pero vuelven a las 3, ¿ok? - dijo mi mamá con una sonrisa en su rostro. - me parece bien, gracias mamá. - nos vemos preciosa. Salimos y mientras caminabamos lo abracé. Podiamos ver la playa desde donde estabamos. - ¿y eso por qué fue? - porque estoy feliz de estar contigo - lo detuve y lo miré a los ojos - nunca sentí algo así por alguien.
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Acarició mi mejilla y llevó un mechon de mi cabello detras de mi oreja. Sus ojos estaban brillosos y me llenó de ternura. No quería que se alejara como en el sueño. - te quiero, Luna, enserio. Y te confieso que estuve enamorado de ti hace ya mucho tiempo. - ¿es neta? ¿Desde cuando? - desde antes que escribiera una cancion para ti. - me quedé callada, estaba un tanto confundida y no entendía de que canción hablaba. - recuerdas? La que canté para ti en el parque. Me acordé inmediatamente, que idiota fuí no lo puedo creer. Esa cancion era para mi y no me di cuenta. Lo miré sorprendida y triste. - Lo siento Matteo, la verdad no es nada padre ser asi de distraida. Enserio, perdoname. - no tienes porqué pedirme perdon. - debí suponerlo. No puedo creer que hayas hecho una cancion tan hermosa para mí- lo abracé y el acarició mi cabello. Lo miré, aun cerca mio - eres un chico muy especial Matteo, más de lo que creí. El se acercó y nuestros labios apenas se rozaron en un beso. Me encontraba tan feliz entre sus brazos, que sentía que podia hacer lo que quisiera. Me miró. - ¿y si vamos por tacos? - me reí. - me leiste la mente.
