2-Yo me llamo...

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Antes de que nos hubiéramos dado cuenta ya habíamos comenzado a hablar los unos con los otros. Las palabras más pronunciadas aquel día fueron: <<Hola, yo me llamo...>>,generalmente triunfaron las presentaciones. Casi nadie conocía a nadie,a excepción de dos o tres personas que tenían amigos comunes.

Casi todo el mundo proveníamos de otras ciudades, cercanas en casos como el mío, lejanas en el de otros. Apenas dos o tres compañeros eran de allí y quienes habían venido de fuera estaban instalados lo más cercanos al Campus como les había sido posible. 

 -Yo me llamo Olga. Se presentó la chica cuya mano había posado en mi hombro para realizar la pregunta. 

-Encantado de conocerte. Soy Fernando. 

-Mi nombre es Bruno. Continuó señalándose a sí mismo un chico con el que yo llevaba un rato hablando. Al fin y al cabo casi todos nos encontrábamos en la misma posición. No conocíamos a nadie y estábamos la mar de nerviosos. ¿Qué mejor que aferrarse unos a otros? 

-¡Bueno!-Intervino entonces Olga riendo-Ya somos unos cuantos. ¿No? Ella es Raquel. Nos presentó a una chica que la acompañaba. Tampoco se conocían hasta el momento en que habían coincidido apoyadas junto a una puerta.

-Pues va a ser que sí.-Contesté.-¿Es mejor no? Cuantos más seamos más fácil todo. 

-Sí, porque...Si os digo la verdad...Yo no me sentía demasiado tranquila...Además, como todo el mundo decía que iba a representar un gran cambio...Explicó Olga a todo el grupo. Lo más normal en aquel momento, aunque ya nos hubiéramos relajado un poco al no vernos solos,era que estuviéramos nerviosos. Porque...¿quién no habrá pasado por lo mismo el primer día de su vida universitaria? No únicamente debido al hecho de cambiar de tipo de estudios,sino porque también se dice que a partir de este paso te vuelves adulto,hayas o no atravesado la barrera de la mayoría de la edad meses antes.

De repente alguien se dio la vuelta y señaló hacia un punto concreto de la plaza de la facultad,donde también paseaban afables ancianos y jugaban los niños. El resto intentamos mirar hacia el lugar indicado, pero el Sol nos cegaba a unos cuantos impidiéndonos ver con claridad. 

-¿Y esa chica quién es? Preguntó.

La chica del banco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora