Entramos en la cafetería y Roberto saludó con la mano a uno de los camareros. Debía de ser cliente asiduo del establecimiento, por encontrarse éste al lado de su lugar de trabajo. Me preguntó si deseaba tomar algo,le dije que no y de todas formas pidió dos cafés.
-Supongo que querrás conocer muchos detalles de nuestra vida,además de preguntarte por qué mi hija te ha dejado...-Asentí.-Entonces,¿te conviene qué comience por el principio? Me encogí de hombros,en aquel preciso momento solamente quería conocer la verdad,por lo que no me importaba por donde emprendiera el relato. Al fin y al cabo había de llegar a los mismos puntos lo hiciera como lo hiciera.
El camarero se acercó y dejó sobre la mesa los cafés. Le preguntó a Roberto que tal iban las cosas por la oficina esos días, y éste último le contestó que ni del todo mal,ni del todo bien. -Como siempre...Puedes hacerte una idea...
Mientras conversaban observé atento a mi alrededor. La clientela era adaptada al lugar donde se encontraba la cafetería: funcionarios por aquí,funcionarios por allá y personas que necesitaban arreglar papeles.
Tras meditar de nuevo unos momentos, Robertó prosiguió con nuestra conversación. -Sí,comenzaré por el principio. Tengo entendido que conoces lo que dice la gente ¿cierto?
-Sí. No me escondí para decirle que también hasta mis oídos había llegado esa vulgar leyenda, ni tampoco me hice el remolón para aclararle, ante todo,que no había enturbiado,al menos por mi parte,mi relación con Cecilia.
-Entonces iré directo al grano. ¿Sabes cómo surgió todo? Me encogí de hombros de nuevo, y contesté lo siguiente creyendo haber acertado: -¿tras la muerte de su...esposa? Roberto,que ya había bebido buena parte de su consumición,bajó la cabeza a modo de negación.
-No exactamente. Aunque su fallecimiento no hizo más que acrecentar las nefastas palabras de todos aquellos que nos odiaban. Toda esa historia de...-miró a nuestro alrededor esperando no encontrar a nadie demasiado conocido para él-del vampirismo nació hace más de un siglo.
-¿En serio?-Le pregunté desconcertado.-Yo y otros amigos nuestros creíamos que todo venía desde...Se le escapó una risa irónica antes de seguir hablando.
-Uno de mis antepasados era médico,pero además se dedicaba a la investigación. Y como habrás oído en más de una ocasión,si llegaba a haber noticias de que alguien tenía conexión con ese mundo: te tildaban de brujo o,como ocurrió en este caso,de vampiro. Además siempre está la envidia de por medio...
-¿También la envidia aparece en esta historia? ¿Cómo en las críticas en Internet hacia Cecilia y hacia...usted? No sabía muy bien como terminar la frase,ya que no quería recordarle tan desagradable experiencia.
-Sí, debido a ,digamos,un amor no correspondido. Un hombre despechado comenzó a decir que la joven a la que amaba,aunque ella jamás se hubiera fijado en él,iba a contraer matrimonio con un vampiro. Y a partir de ahí...
-Ha llegado hasta hoy...En el tiempo que llevábamos allí sentados, multitud de personas habían entrado y salido ya de la cafetería. Sin embargo,aquella mañana todo lo ajeno a la historia de Cecilia y su familia me parecía una escena en blanco y negro, a la que no estaba dispuesto a prestar ni la más mínima atención.
-Ahora,corramos más de cien años en el tiempo.-Asentí y Roberto continuó.-Aprobé la oposición tras haber conocido a mi difunta esposa, nos casamos después de que yo hubiera tomado el cargo de Inspector. Ella también trabajaba. Éramos muy felices juntos, y aún más a partir del nacimiento de nuestra pequeña Cecilia.
Sonreí y le comenté que me podía suponer cuánto la echaba aún de menos, y la cantidad de buenas experiencias que debían de haber vivido uno en compañía del otro. Su aspecto denotaba un profundo sentimiento todavía, hacia la mujer con la que había compartido,con total seguridad,los mejores años de su vida.
-No te imaginas el cariño que le tenía a Cecilia...Sin embargo, no todo es felicidad en esta vida...-Guardó silencio en señal de respeto durante unos segundos.-Un buen día,aunque no fuera bueno realmente,comenzó a sentirse mal. Le dolían los huesos y poco a poco fue encontrándose peor. Cecilia tenía por aquel entonces ocho años...-Suspiró apenado.-La convencí para que fuera al médico,se hizo unas pruebas y al cabo de un tiempo le dieron la peor de las respuestas que podíamos habernos imaginado: sarcoma de huesos.
-No sabe cuanto lo siento, Roberto. Me miró esperando una pregunta concreta. ¿Y la leyenda? Pero aún no habíamos llegado al momento indicado para formularla. Aún debía escuchar la parte más triste de la historia: el final. El final, sino teníamos en cuenta lo sucedido tras la muerte de la madre de Cecilia y nuestra relación en la facultad.
-Intentaron ayudarla con distintos tratamientos,pero todo fue en vano. Aquello a lo que yo temía más que ella misma, ya que su entereza nos hacía la vida un poco más fácil,habría de llegar un año y medio más tarde.-Miré mi taza pues no podía encarar a aquel hombre. Su relato era demasiado triste y debido a él, no podía dejar de pensar en mi ex-novia. El rostro de "la chica del banco" aparecía en mi cabeza al igual que fotogramas dispersos en una discontinua grabación.-Sin embargo,creo que nunca tuvo miedo a la muerte, y si el temor la asfixió en algún momento,fue por nosotros dos. No sabía como dejarnos a este lado del mundo, conviviendo día a día con su ausencia.
-Sé que podrá recriminarme que no he pasado por una situación semejante,pero debo decirle que comprendo el dolor de su esposa. Desde luego, no creo que sea fácil para ninguna madre pensar en el futuro de su familia sin ella. Una pérdida semejante es irreparable.
Negó con la mano. -No,no voy a decirte nada de eso. Espero que no tengas que pasar por una experiencia similar, Fernando. Su última salida del hospital fue para pasar unos días con Cecilia. Cuando aún se encontraba con las fuerzas mínimas nos rogó, a los doctores y a mí,que la dejaran tomarse unos días libres,fíjate si todavía tenía humor...Esta es su última fotografía. Me tendió un retrato en el que aparecían Cecilia,su padre y una mujer,su madre,con aspecto ciertamente enfermizo pero de mirada satisfecha y enérgica.
-Sin duda fue feliz.Le devolví la foto y antes de dejarla de nuevo en su "hogar",Roberto la acarició suave y cariñosamente con los dedos.
-Sí, sin duda fue feliz...En la hora que intuyó que se acercaban ya,por desgracia,sus últimos momentos, me hizo prometerle dos cosas: que cuidaría de Cecilia tal y como si hubiéramos podido continuar juntos, y que no le explicaría todo el proceso de su enfermedad hasta que fuera capaz de entenderlo todo. Puesto que supuso que con nueve años,no haría otra cosa que confundirla. Ese momento llegó cuando cumplió los trece. Y ahora es cuando nuestra "leyenda negra" entra a escena otra vez: las malas lenguas no se dignaron a respetar nuestro dolor,sino que comenzaron a decir que yo había matado a mi esposa. Comentaban, a sangre fría, que le había chupado la sangre hasta hacerla morir.
Asentí antes de volver a hablar. -Ese tipo de personas no piensa en el daño que le provocan a los demás...Cecilia y usted no se merecen haber pasado por eso.
-Mi sufrimiento durante estos años, no ha sido otro que ver el trato que ha recibido mi hija por culpa de esa maldita historia. ¿No podrán dejarla en el olvido de una vez por todas?
-Deberían.-Afirmé.-Pero les resulta mucho más cómodo seguir hablando de ello que callar para siempre. Sin embargo,hay una cosa que no acabo de entender,será porque no vivo aquí...Le expliqué.
-Pregúntame lo que quieras.-Me invitó.-¡No tengo nada que esconder!
-¿No ha habido nadie en esta ciudad qué se haya dado cuenta de la verdad? ¿No ha habido nadie qué les haya plantado cara?
-Será porque de mentiras repetidas nace una verdad.
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La chica del banco.
Teen FictionCecilia es una chica con la que nadie habla.La causa, una historia que circula en la ciudad:su padre es un vampiro que ha matado a su esposa,la madre de Cecilia. Todo es igual hasta que comienza la Facultad.Momento en que las cosas empezarán a camb...