Por muchos años que hayan pasado siempre recordaré los vidriosos y entristecidos ojos de aquella Cecilia, que una tarde primaveral me gritó con el corazón encogido dentro de un puño: -¡Vete! ¡Aléjate de mí!
Al igual que le habían explicado a ella lo sucedido, Olga y Raquel me esperaron un día en un portal cercano al campus ya que conocían mi ruta diaria. Llevaban allí esperando más de media hora cuando me divisaron a lo lejos y me chistaron a medida que me acercaba. Si alguien sabe algo acerca de casos de ese tipo, lo primero que debe hacer es comentárselo al susodicho: en este caso Cecilia y yo. Sin embargo yo era el único que todavía desconocía el asunto de las críticas por Internet.
Cuan odiosas pueden llegar a ser las redes sociales y el mundo virtual en general, si es empleado de la manera incorrecta. ¿No podrían todas las personas utilizarlo únicamente para lo necesario y para entablar relaciones sin inmiscuirse en las vidas de los demás? Os responderé a ello: parece ser que no. Desde la invención del chisme en el inicio de los tiempos, no habrá época histórica en la que no se haya inventado nada acerca de personas inocentes. Llegando esto a acabar moral, cuando no físicamente, con la vida de algún envidiado. Porque, al menos en mi opinión, este tipo de comentarios no es más que la acción de una desatada lengua, cuya dueña no es más que una persona corroída por el mal de los celos. "Siempre conocedores de primera mano de las vidas de cualquier persona".
-¿Eh? ¿Qué estáis haciendo aquí a estas horas? ¡Aún falta media hora para que comiencen las clases! O es que tenéis algo que...Pronuncié estas últimas palabras tras haber notado una expresión especial en sus rostros. Con total probabilidad tenían algo muy serio que contarme.
-Sí, de hecho te estábamos esperando, Fernando. Ya hemos hablado con Cecilia y ahora tenemos que hacerlo contigo. ¿No te ha dicho nada aún? Negué encogiéndome de hombros. Las nubes de oscuro gris que ocultaban el Sol parecían estar haciendo juego con nuestra vida: gris, otra vez el color gris. Dulce preludio de un lúgubre fin.
-Si me esperábais es que ha sucedido algo malo, y seguramente bastante malo. ¿No es así? Las interrogué mirando a una y a otra con los brazos en jarras. -¡Pues sí! ¡Para que vamos a mentirte! Y muy malo diría yo...Apuntó Olga.
-Han comenzado a hablar de tí en las redes sociales, al igual que han vuelto a hacerlo con Cecilia. ¡Lo malo en este caso es que a tí ni tan siquiera te conocen, Fernando!
-Sí. No podéis permitirlo. Comentó Raquel tan nerviosa como nuestra amiga Olga. Ninguna de las dos apoyaba esa actitud sumamente infantil y malintencionada, por lo que querían que solucionásemos el asunto de una vez por todas.
A los cinco minutos me llamó Cecilia: necesitaba hablar conmigo. En un principio me supuse que sería para comentarme lo que Olga y Raquel acababan de contarme, pero no. Nada fue aquella tarde como podía haberme imaginado,sino todo lo contrario. Ni en mis peores pesadillas podía haber concebido lo que ahora sucedería.
<<¿Podemos vernos?>> Me dijo y yo le contesté <<sí. Donde quieras.>> <<Será mejor en un lugar donde no haya demasiada gente. ¿No crees? Dentro de una hora junto a la bocacalle.>> Ese dentro de una hora se grabó a fuego en mi mente y en mi frente. ¿Debía esperar una hora para conocer el por qué de su precipitada llamada? ¿Por qué no podía adelantarme una migaja tan siquiera? Lo que también recuerdo con total nitidez fue la espera. Desde luego esa hora fue para mí la más lenta de toda mi vida. Pienso en aquella tarde y los minutos se detienen como lo hicieron entonces. Las agujas del reloj quietas como si estuvieran invernando, y mi corazón: muerto.
Cuando llegué ella ya estaba allí, sentada en un banco como el día en que la conocí. Este recuerdo me provocó un mal presagio que a su vez erizó todo el bello de mi cuerpo. No, no podía ser real lo que estaba viendo. ¿Cecilia de nuevo sentada en un banco? ¿Qué podía eso representar? ¿Quería con su actitud darme a entender algo que no se atrevía a confesar o era pura y llana casualidad? Sin embargo yo por aquel tiempo no creía en las casualidades: la vida y tus actos en ella estaban escritos desde el momento anterior a tu nacimiento, por lo que nada sucedía porque sí.
-¿Qué ha pasado, Cecilia? Olga y Raquel me han contado que unos descerebrados han estado hablando de nosotros en una red social, pero...¿Qué haces así? Intenté abrazarla pero se desembarazó de mí levántandose al punto. Acto seguido comenzó a negar.
-No podemos continuar, Fernando. Debes creerlos. Me asombré al escuchar palabras tales. ¿Hacer caso? ¿A quiénes? -¿Escuchar a esos lengüilargos? ¡Nunca! Antes me quedaría sordo que hacer eso. Y tú lo sabes. Estiré mi mano para acariciarla pero volvió a apartarse.
-¡Tienes que creerlos, Fernando! ¡Si hablan será por algo! Dime por favor que los crees...Júrame que esto ha sido todo una broma. Dime que no me quieres, por favor. ¿Mentirle? ¿Hablaba en serio? ¿Cómo iba a hacer eso si yo la quería?
-Cecilia, me parece que no sabes lo que dices. ¿Te encuentras bien? ¿Quieres qué llame a tu padre? Tragué saliva mientras torcía el labio realmente nervioso.
-¡Sí,estoy perfectamente! Y por mi padre deberías abandonarme. ¿Por qué no los crees? Si todos cuentan que él mató a mi madre será por algo. ¿Estás dispuesto a que te suceda eso a tí también? Si fueras inteligente me harías caso y me abandonarías. Negué con rotundidad. ¡Nunca! -No me pidas eso, por favor. Sabes que no podré hacerlo. ¡No me importa lo que digan porque te quiero! Te quiero y no lo ves...Cabizbajo golpeé una piedra.
-¡Vete! ¡Aléjate de mí! Debido a su grito por poco no me tambaleé. ¿De veras quería que me alejara de ella? ¿De veras quería verme fuera de su vida? -De acuerdo...-Hice ademán de que todo me daba igual ya.-¡Está bien! Si quieres que me vaya me iré, pero has de saber que no creo en estúpidas leyendas urbanas por más que tú te empeñes. Sé que los dos sois diferentes, no esos personajes de los que habla todo el mundo.
-Gracias. Esa fue su última palabra.
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La chica del banco.
Teen FictionCecilia es una chica con la que nadie habla.La causa, una historia que circula en la ciudad:su padre es un vampiro que ha matado a su esposa,la madre de Cecilia. Todo es igual hasta que comienza la Facultad.Momento en que las cosas empezarán a camb...