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Tarta de cumpleaños de Ruby (foto)

La nieve se derrite mientras alcanzamos Febrero y con él, mi cumpleaños. Hoy las nubes tapan las torres de Hogwarts y la tierra está tan húmeda que es muy resbaladiza. Todos los alumnos de sexto año tenemos que ir a clase de Aparición. Estoy deseando que tener diecisiete para poder hacer el examen y no tener que depender de Minerva para ir a algunos sitios. Tampoco es como si tuviera que ir a ningún lugar, lo sé, pero me hace ilusión sentir esa libertad. Como cuando me saqué el carnet. La clase se lleva a cabo el sábado por la mañana en el Gran Salón donde han empujado las mesas, supongo que con magia, hasta ponerlas contra las paredes. Todos los Jefes de las Casas están presentes, por lo que también Minerva. Doce semanas para que el Instructor de Aparición enviado por el Ministerio nos enseñe. 

¿No nos podemos aparecer dentro de Hogwarts? Eso es un golpe bajo porque esperaba no tener que usar nunca más las escaleras. Supongo que tendré que hacer ejercicio. Es broma, no me importa hacer ejercicio. Todavía sigo con mi rutina de correr de vez en cuando por los terrenos. Aunque no cuando el suelo está embarrado y resbaladizo. No quiero partirme la espalda. 

«Destino, Determinación, Decisión» Las tres D's. 

Fijar mi destino deseado: el interior de mi aro. El espacio que tengo entre mis compañeros, para que nos entendamos. 

Concentrarme en mi destino: ocupar el espacio visualizado. Dejar que mi deseo se extienda a todas las malditas células de mi cuerpo. 

Sentir que me dirijo a la nada: facil, esto parece meditación, solo necesito borrar de mi mente todo pensamiento estúpido. 

-Uno, dos, ¡tres! -anuncia el instructor. 

Me concentro con todas las ganas del mundo hasta que siento lo mimos que cuando viajé con Minerva. Es como si mi cuerpo tratase de plegarse sobre si mismo e intentase pasar entre un espacio muy pequeño que está libre de cualquier otra materia. 

Aparezco dos metros más adelante y miro alrededor. Nadie más ha tenido éxito. La mayoría de los alumnos se tambalea o se caen de culo. Alguno se ríen a carcajadas. 

-¿Lo has logrado? -pregunta Minerva mientras llega a mí. 

Asiento sin todavía poder creérmelo. Ha sido mucho más extraño y aterrorizante que cuando lo hizo Minerva. 

-Buen trabajo -me felicita con una alegría contenida. 

A los demás no les va demasiado bien ni al segundo ni al tercer intento. Tras varios intentos, y después de aparecerme en todos ellos. Escucho un grito que hace que toda la multitud se calle y miren hacia el origen del sonido. Una chica de Hufflepuff se tambalea en el aro con una pierna a cinco metro de ella. 

Me llevo una mano a la boca y ahogo un grito mientras aparto la vista de la chica. Escucho pasos, un crack, y las explicaciones del instructor. Pero mis oídos se sienten como si estuviera bajo el agua. 

Helicóptero, choque, gritos, partes de cuerpos por todas partes, más gritos, sangre... Mis padres pidiendo ayuda, gritando mi nombre. 

-Minerva -jadeo-. Minerva, por favor. 

¿Cómo encontraron los cadaveres de mis padres? ¿Quemados por la explosión del motor? ¿Sin partes de sus cuerpos? ¿Seguían reconocibles dentro de sus ataúdes? 

-Profesora McGonnagall .-Minerva parece darse cuenta de que la llamo en ese momento-. Tengo que salir, por favor -le pido mientras la miro a los ojos. 

-La clase no ha terminado -objeta. 

-Por favor -suplico-. Necesito... necesito que me de el aire. No puedo respirar. 

MI RUBY [George Weasley] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora