9

4.3K 302 13
                                    

George de Inglaterra: 

Supongo que alguien de tu familia ya te lo habrá dicho pero tu hermano, Ron (no uno de los otros), es Guardián. También era mi primera vez viendo jugar ese deporte. Estuvo bastante emocionante, lo admito. Aunque más de una vez temí por la vida de los jugadores. 

He pedido permiso para ir a Hogsmeade... aunque supongo que estaré sola (creo que tu hermana va con su novio, Dean Thomas). De momento están bien juntos, no le digas nada. Si tuviese un hermano le pegaría un puñetazo por meterse en mi vida. 

Estoy dispuesta a explorar el pueblo y descubrir más cosas. Ahora que la nieve está cayendo, todo se ve precioso. Frío, pero precioso. 

Antes de que me preguntes. Sí, en Nueva York también nieva. Lo que pasa es que allí la nieve casi no llega a las calles por culpa de la contaminación y cuando lo hace suele ponerse negra enseguida por culpa de la suciedad. Nada como este paisaje de postal navideña. 

¿Sabías que Minerva se convierte en gata? Vaya situación más siniestra... Fue muy raro verla así, sobretodo porque le hablé como si fuera un animal y me acerqué a acariciarle la cabeza. No fue nada agradable verla convertirse en Minerva. ¡Alerta de momento embarazoso! 

¡Queda mucho menos para Navidad! 

Ruby. 

Hogsmeade es como me esperaba. Un pueblecito que rebosa magia por todos lados. Se llega a través de un camino. El lugar es muy pintoresco, de nuevo como sacado de una postal navideña que tanto les gusta enviar a las personas en Nueva York, solo para quedar bien con los familiares lejanos. 

El pueblo está lleno de tiendecitas con escaparates muy originales y lugares donde pasar el tiempo. Este es un soplo de aire fresco para mi sensación de estar en una cárcel que me da el colegio. 

Efectivamente, Ginny se va con su novio a dar una vuelta. Como buena persona entiendo cuando se me necesita y cuando no, o cuando no me quieren ver ni en pintura. 

Decido que el primer lugar en el que voy a hacer una parada es en un Salón de té. Suena a ñoñería pero, de verdad que me gusta el té. 

El lugar es pequeño y caluroso, además de tener una decoración exageradamente femenina. Con todas sus mesitas redondas con flecos y lazos parece la casa de la abuelita. No de mi fallecida abuela paterna, eso seguro. 

La dueña es una mujer robusta como un árbol de tronco año y con un reluciente moño negro. 

Encuentro a todo el mundo sentado en pareja y entonces me doy cuenta de este puede ser el lugar más famoso para tener una cita. 

-¿Esperas a alguien? -me pregunta la dueña. 

-No -respondo con una sonrisa-. Vengo sola. 

-¿No hay ningún muchacho en ese colegio que se haya fijado en una chica tan preciosa y delicada como tú? -sigue presionando la mujer. 

Preciosa y delicada no pueden ir juntos cuando se me describe. Al menos, eso creo. Tal vez tenga algo de preciosa y delicada. 

-No -vuelvo a contestar con una sonrisa. 

-No que tú sepas -tercia la mujer-. Entonces, ¿qué deseas tomar? 

Después de tomar un té delicioso con pastas, me dirijo hacia una tienda llamada Honeydukes, donde voy a comprar, con el dinero que me ha asignado Minerva, algunos dulces. Me hago con una bolsita llena de caramelos que me vende el matrimonio dueño de la tienda. 

A continuación, y como última parada, me detengo en Las Tres Escobas, no sin antes detenerme en el escaparate de una tienda de ropa. Encuentro una pequeña mesa libre que ocupo. Puedo ver a Ginny y a su novio en una de las esquinas del lugar. Pero entre el ruido, el humo, el bullicio... no hay manera de que pueda enterarme de nada ni siquiera queriendo. Me pido lo que me recomienda el camarero, una cerveza de mantequilla. Aunque frunce el ceño cuando le pregunto por recomendaciones. Me doy cuenta de que este lugar no debe estar muy frecuentado por gente que no conoce qué es eso. 

Después de tomarme dos cervezas de mantequilla, vuelvo a Hogwarts. 

Hay una cosa que echo de menos también y es conducir. Sí, aquí tienes que esperar hasta los dieciocho para sacarte el carnet pero yo me saqué el mío a los dieciséis, con las clases que se ofrecían en mi colegio... Ahora no puedo coger un maldito coche y, de hecho, no hay coches por ningún lado. 

Conforme pasan los días me aficiono a correr. Literalmente me pongo solo unos leggins negros, un sujetador deportivo, una sudadera, mi gorra azul de los Yankees y mis zapatos de deporte, y salgo a correr por los terrenos del colegio. No he visto a nadie hacerlo. Los únicos que hacen deporte, si es que realmente se puede considerar deporte, son los jugadores de Quidditch que tienen bastantes entrenamientos. 

La gente me mira de forma rara, como si solo se pudiese correr si tienes prisa o de verdad practicas algún deporte. Pero soy neoyorkina, somos conocidas por marcar las tendencias. Tal vez dentro de unas semanas todas las chicas estén corriendo como yo. O no. 


MI RUBY [George Weasley] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora