MI RUBY [George Weasley] EDITANDO

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Ruby de safari (foto)

La banda comienza a tocar; Bill y Fleur abren el baile, y todo el mundo rompe en aplausos. Nuestra mesa incluida. Me tomo uno de los sandwiches antes de que los padres del novio y de la novia salgan también a la pista.

-¿Me concedes este baile? -pregunta George de forma exagerada mientras toma mi mano y hace una especie de reverencia.

Me levanto de la silla entre risas y él me conduce hasta la pista de baile; donde doy vueltas bajo el brazo de George y apoyo mi cabeza en su hombro para movernos al ritmo de la música lenta. No solo bailo con George, también bailo con Ginny y Luna. George y Fred encuentran a su amigo Lee Jordan y también pasan algo de tiempo con él.

En algún momento se corta una tarta muy grande que tiene dos especie de replicas de fénix que echan a volar cuando se corta la tarta.

George y yo volvemos a encontrarnos para comer un trozo de tarta y beber de las botellas de champagne que flotan en el aire y se vierten solas. Me sorprende que compartamos el mismo trozo de tarta. No la sorpresa mala, sino la buena. Compartir un trozo de tarta es algo extrañamente... íntimo. Teniendo en cuenta que un plato de comida se considera algo bastante individual, ¿no? Bueno, menos en los países donde todo el mundo come del mismo plato...

Fred desaparece junto con las primas veela, fuera de la carpa. George y yo volvemos a la pista de baile, y nos colocamos junto a Ron y Hermione. Está claro que el otro chico no era su novio, al parecer. Aunque no duran demasiado en la pista de baile porque a Hermione comienzan a dolerle los pies.

Algo nos interrumpe segundos después. Un grácil patronus con forma de lince cruza la carpa hasta el centro de la pista de baile. Todo el mundo nos detenemos abruptamente incluso la banda.

La boca del patronus se abre a la misma vez que una voz de hombre habla.

-El Ministerio ha caído. Scrimgeour está muerto. Están viniendo.

El brazo de George se aprieta alrededor de mi cintura. Saco mi varita de mi escote, el único lugar donde podía esconderla.

Todo el mundo parece confuso, algunos todavía trata de asimilar el mensaje que ha transmitido el patronus. Hasta que alguien grita entre la multitud y la locura se desata. Los invitados comienzan a apresurarse en todas direcciones. Algunos Desaparecen, me golpean los hombros o me pisan los pies.

La mano de George se aferra a la mía hasta que las mismas nubes negras que en Navidades cruzan la carpa y algunas de las lámparas se incendia. Las nubes se transforman en brujas y magos vestidos de negro al tocar el suelo, con máscaras. 

La gente corre en todas direcciones y Desaparecen. Lanzo hechizos hacia los Mortífagos pero pronto somos reducidos y nos obligan a entregar nuestras varitas. Después somos interrogados, uno a uno, duramente. Me preguntan dónde está Harry Potter, por qué estoy en la boda, si lo he visto, si lo conozco bien. Respondo a todas estas preguntas sin lograr ser intimidada por el Mortífago que me interroga, sin sacarme la verdad absoluta, en el cobertizo de madera del jardín donde no hace tanto George y yo nos besamos, antes de que George fuera a trasladar a Harry. Después el maldito Mortífago me arrastra por el brazo hasta el salón de la Madriguera. Algunos vuelven con golpes y heridas sangrantes, otros como yo y casi todos los más jóvenes, volvemos sin algún daño. 

Después de ser todos interrogados, los Mortífagos inspeccionan la casa de arriba a abajo, mientras todos esperamos sentados en el salón. 

-¿Qué es esto? -pregunta uno de los Mortífagos mientras baja las escaleras y ojeando un libro. 

Cuando se planta frente a nosotros, en el salón, me doy cuenta de que es mi álbum de fotos. El Mortífago sigue ojeando hasta que saca una de las fotos de su funda. Se acerca a mí, bajo la atenta mirada de todos, y coloca la foto junto a mi cara. Me mira y después a la foto.