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-La sacaron a rastras del tren, Ruby -explica Ginny. 

Los Mortífagos entraron en el tren de regreso de Navidades y se llevaron a la fuerza. Me imagino la escena: Luna gritando y retorciéndose mientras la arrastran por el pasillo central del vagón, bajo los atentos ojos del resto de compañeros. 

-Su padre también ha desaparecido -añade Neville. 

-¿Ahora solo somos los tres? -pregunto mientras tiro el libro de pociones a un lado. 

-Tres más el E.D -responde Ginny con seriedad-. Tengo cartas para ti. 

Eso me alegra el día. Ginny me entrega un buen montoncito de cartas. 

-Todos quieren darte las gracias por enviar las cartas con la información sobre lo que estaba pasando aquí. El Quisquilloso ha usado la información y también una cadena de radio especial... 

-Y ahora el padre de Luna ha desaparecido y han secuestrado a Luna -susurro con culpabilidad-. Los he puesto en peligro -me acuso mientras me señalo el pecho. 

-No, no -niega Ginny-. Todos hemos tomado decisiones, Ruby. Has hecho bien en proporcionar la información a los demás. No solo para la revista, sino para el E.D ahí fuera. 

-Si tú lo dices, Ginny -murmuro poco convencida mientras tomo los sobres que Ginny me entrega. 

Me traslado a la habitación después de terminar los deberes, aunque casi nunca me molesto en hacer los de los hermanos Carrow. Parece que escriba lo que escriba sobre muggles está mal. 


Mi Ruby: 

¿Por qué no estás aquí? Deberías estarlo. Fleur y Bill tampoco han venido por Navidad. Y Ginny ha llegado y cuenta cómo está el colegio, aunque evita contar demasiado frente a mamá porque seguro que ella se pondría hecha una furia y trataría de evitar que Ginny vuelva. 

Ginny me ha dicho que estás bien y que eres de gran ayuda para el E.D. Mis padres quieren que sepas que están orgullosos de ti. Bueno, todos lo estamos. Llegas el año pasado, en medio de el comienzo de una guerra y al siguiente año te estás apuntando a un ejercito casi suicida. ¿Estás loca? ¿De qué pasta están hechos los neoyorkinos?

Odio pensar que Ginny y tú estáis ahí solas. Todos los días mi madre piensa en Ginny y en lo que debe estar pasando en el colegio. Sobre todo en manos de esos Carrow. 

No puedo decirte mucho más, la verdad, sin ponerte en peligro a ti, a mí o a otros. Cuídate, Ruby, porque nunca he conocido a una persona con menos sentido de la autoconservación. Sin duda eres una Gryffindor. Bueno, una un poco extremista. 

Te quiero muchísimo, y odio no poder decírtelo en persona. 

George W. 


Durante los próximos meses me siguen lloviendo los castigos. A mí y a otros tantos. Cada vez a más. Porque cuanto más grande es el Ejercito de Dumbledore, más gente es descubierta y castigada. Aunque solo nos pillan durante las clases porque por la noche son incapaces de encontrarnos gracias a las monedas. 

En mi cumpleaños soy felicitada por los que están presentes. Minerva también me felicita, pero procura siempre mantener las distancias para no darle más excusa a los Carrow, que ya me odian casi a muerte. 

Al poco tiempo parece que los Carrow realmente empiezan a sospechar de quienes somos los cerebros de la operación. Porque después del secuestro de Luna, Ginny no regresa después de Pascua. Sin dar ninguna explicación ni ninguna pista. Por los que quedamos Neville y yo tratando de mantener a flote un ejercito que se desanima fácilmente al no ver resultados favorables. 

Cuando realmente comienzan a perseguir a Neville. Amycus Carrow parece encontrar una técnica que le gusta usar conmigo. Ahorcarme parece ser su nuevo pasatiempo. Me ahorca frente a toda la clase, contra el suelo, tan fuerte que me deja marcas en el cuello que duran semanas. Bueno, sabrían cuanto duran si no pasase tan poco tiempo entre una vez y la siguiente. 

En una de las veces en las que persiguen a Neville, él decide utilizar la Sala de los Menesteres. A a partir de entonces, solemos ocultarnos allí si nos persiguen. Todos los del E.D. En una habitación preparada con camas y baños. Aunque siempre tenemos que volver a salir. 

Incluso aunque haya el único pasadizo que lleva hasta el interior de una casa en Hogsmeade. El interior de la casa del hermano de Dumbledore, quien nos da potajes asquerosos. 

Muchos de los chicos y chicas trasladamos algunas de nuestras cosas al lugar. Yo, incluso encuentro un arco y un carcaj lleno de flechas con la punta de oro y plumas de fénix. 

Algunas veces nos obligan a practicar la maldición cruciatus sobre los castigados. Sí, a veces también me obligan a hacer sufrir a alguien. Cuando nos negamos, nos castigan. A Neville y a los demás los cortan, pero a mí.... ese hombre... ese hombre me ahorca de nuevo. Una de las veces lo hace durante tanto tiempo que pierdo el conocimiento. 

Pero hay gente incluso más valiente. Uno de los integrante del E.D, Michael Corner, libera a uno de los chicos de las mazmorras, a un niño de once años. Lo torturan tan duramente por liberar a el niño que dos integrantes del E.D desertan. 

Terry Boot irrumpe en la Sala de los Menesteres después de llevar dos semanas encerrados aquí. Dos semanas enteras en las que he tenido que salir alguna que otra vez para comprobar el panorama y he sido golpeada por los Carrow antes de lograr huir. 

Dos semanas son las que todos llevamos viviendo aquí dentro y comiendo lo que Ab, el hermano de Dumbledore, prepara. Que es una asquerosidad, pero bueno. 

-El cuadro -me dice Neville mientras señala la chica de la pintura que se aleja-. Alguien viene, puede que sea Ab. 

Sí, porque hasta tiene apodo y todo. 

-¿Quieres que vaya contigo? -le pregunto mientras muevo el cuello un poco. Esta misma mañana he sufrido otro... estrangulamiento más el maleficio cruciatus y un puñetazo que me ha  partido el labio. Estamos todos hechos un asco, la verdad, pero, al menos, no me han quitado el collar que me regaló George. 

-No, quédate aquí y procura mantener a todos en calma -responde. 

-Vale -digo con un suspiro y me uno al grupo de Finnigan. 


MI RUBY [George Weasley] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora