UN NUEVO DESTINO

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N/A: Gracias por prestarle vuestra atención a esta historia y darle una oportunidad.

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Martha se despidió de su hijo con un gran abrazo. Apenas unos minutos antes se había despedido de su nieta, y dos días antes había llorado mientras despedía a Katherine junto a Jim, Lanie, Javi, Kevin, Jenny y algunos de los chicos de la doce, en la pequeña fiesta que entre todos le habían preparado en la cafetería cercana a la comisaría donde solían almorzar. El gran ausente ese día fue Richard. Hasta Gates había acudido y había obsequiado a Katherine con una pequeña placa conmemorativa de agradecimiento por todos los años de servicio prestados.

Martha pensó en la etapa de la vida que estaba viviendo ¿sería ya la etapa de las despedidas? Odiaba pensarlo, siempre lo había evitado, pero irremediablemente y según pasaban los años, se iba acercando al destino final de todo ser vivo.

Sonrió dándose cuenta de todos los días que la vida le había regalado. No estaba preparada para tanta tristeza, ni mucho menos para despedidas, y no iba a pensar en ello ahora.

Se colocó el pelo y entró en el coche, echando una última mirada a su hijo que se alejaba arrastrando su equipaje con paso ligero hasta la terminal de salidas número cuatro.

Esperaba que Katherine reconsiderase su decisión y su hijo consiguiese pasar el resto de su vida junto a ella. Martha sabía de sobra que él jamás había sentido tanto amor por alguien como lo hacía por la joven y verle con el corazón totalmente destrozado y huyendo por no poder afrontar el no tenerla estaba matándola como madre. Y en el fondo sabía que la detective pasaba por el mismo trance que su hijo. Ambos eran idiotas.

Pensó en Alexander, o Richard, o como realmente se llamase el padre de su hijo, y en aquel día, cuarenta y dos años atrás, cuando descubrió la nota de despedida que le había dejado en la almohada. Tal vez hoy no estaría con él, tal vez sí. Pero él no dejó que ella lo descubriese por sí misma, la abandonó antes con excusas absurdas que hasta unos meses atrás no había llegado a comprender y gracias a que fue su propio hijo quien tuvo que contarle la verdadera historia de su padre.

Y ahora recordaba su historia al pensar en la de ellos, abandonar el amor por un trabajo era lo que le parecía que estaba haciendo Katherine. Sólo esperaba que cuando ella se diese cuenta de sus sentimientos reales, no fuese demasiado tarde para ambos, conocía a su hijo y cómo podía llevar a cabo una decisión hasta el final, sin importarle el daño que podía hacerse a sí mismo y a quién le rodease.

Marcó un número en su móvil y traspasó la llamada al manos libres del coche. Tras dos o tres tonos una voz contestó.

- Hola Martha – dijo Jim - ¿Qué tal estas?

- Hola Jim. Sólo te llamaba para saber si Katherine llegó bien a DC – dijo ella apenada.

- Sí – contestó él – llamó anoche desde su hotel. Martha yo…

- Lo sé Jim – cortó Martha – yo también lo lamento.

- Katie nunca había llegado tan lejos con nadie – dijo él – tal vez se equivoque.

- Yo estoy segura que es un tremendo error – aseguró Martha – Richard jamás ha sentido por nadie lo que siente por Katherine.

- ¿Qué tal está él? – se interesó Jim.

- Destrozado – afirmó – tanto que se ha marchado a un viaje absurdo seis semanas.

- Lo lamento – dijo Jim casi en un susurro – estaba mucho más tranquilo sabiendo que tenía a alguien preocupándose por ella y cuidándola. Era agradable ver a mi hija reír y olvidarse de ir a Green Wood todas las semanas. Yo sé que le quiere Martha – añadió.

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