CONSECUENCIAS

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N/A: Lunes, 22:00h.

Gracias por seguir leyendo, y por supuesto por vuestros comentarios.

Es muy importante para mi cada uno de ellos. Mil gracias.

Ana, para ti, gracias por tu insistencia.

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Hotel Doña Montse. Torrevieja.

Entró en la habitación muy alterada. De todas las situaciones con las que esperaba encontrarse al volver a ver a Richard, la vivida no se asemejaba en absoluto a ninguna de ellas. Ni por un segundo podía imaginarle metido de lleno en una orgía y fingiendo no saber quién era ella.

Pensó de nuevo en la imagen. En un principio le había costado reconocerle, con el pelo oscuro y salpicado de canas, bigote y perilla perfectamente cuidados, el intenso azul de sus ojos apagado por unas lentillas oscuras y su abdomen más estilizado y en forma.

- Maldita seas Richard, encima no puedo quitar esa imagen de mi mente – dijo en voz alta pensando en lo atractivo que le había visto incluso así.

Supuso que Alexander le había obligado a convertirse en otra persona para no ser descubierto. Si bien era cierto que no le reconocía demasiada gente por la calle, no dejaba de ser un famoso escritor y supuso que eso sería un riesgo para el agente de la CIA.

Y el muy…. Había aprovechado para ponerse a ligar como un loco. Y no con una mujer, con dos. Y encima la muy caradura había osado a alardear del aguante del escritor, de "su" escritor.

Aunque ahora eso no estaba del todo claro. Su relación parecía haber tocado fondo y no parecía tener solución, lamentó haber llegado hasta esa ciudad en su busca. Miles de kilómetros recorridos, más de quince horas de viaje para nada. Estaba agotada y herida. La rabia inicial dejó paso a la tristeza. Él ya se lo había advertido: "Cuando decidas que de verdad me quieres como para darme todo, llámame. Pero te recomiendo que lo hagas rápido".

¿Tan poco tiempo había tardado en olvidarla? Sin poder evitarlo comenzó a llorar. Miró la gran bañera con jacuzzi y comenzó a llenarla, su idea inicial era no estar sola en ella, pero los planes se habían torcido de la manera más cruel posible. Tomaría un baño y descansaría. Ya lo pensaría todo al día siguiente, ahora no podía permitirse sentirse tan mal.

Villa Sofía. Urbanización la Veleta. Torrevieja. Unas horas después…

Richard esperó hasta que el taxi al que había llamado para que ambas mujeres se marchasen, se perdió calle abajo. Entró corriendo en la casa, cambiando la absurda y fingida sonrisa por su semblante más serio.

Entró en la habitación de Alexander como un rayo. El agente estaba conectando equipos para visualizar las imágenes captadas por las cámaras que unas horas antes había colocado en el cuartel general de los rusos.

Todo había ido sobre ruedas, o eso pensaba. Quitarle a uno de los mafiosos su llave del bolsillo de la chaqueta mientras la colocaba en el armario de la entrada y delante de ellos, hacer un molde de la misma mientras fingía ir al baño y volver a colocarla en la chaqueta cuando se la devolvió para marcharse, había sido tan sencillo como engañar a un niño.

Richard se había encargado a la perfección de las chicas, que parecían bastante contentas cuando minutos antes, se habían asomado los tres para comprobar que Alexander seguía roncando en la misma posición que le habían dejado la noche antes.

- Tienes que ayudarme – gritó a su padre.

- ¿Qué ocurre? – contestó sin mirarle.

- Estuvo anoche aquí, tengo que encontrarla, tienes que averiguar en que hotel está alojada.

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