La semana pasó y llegó el momento de regresar a mi manada y enfrentarme a Alec. Mi hermano no volvió a aparecer más por allí y Cole... no había rastro de él, y mira que le busqué, pero nada.
—Muchas gracias por dejar que me quedara, Addy... y Lucas —añadí. Mi mejor amiga me abrazó fuertemente y se permitió soltar algunas lágrimas—Prometo que nos volveremos a ver, ¿sí? Además probablemente pierda y sea una loba solitaria de nuevo —comenté.
—No. No digas eso, Gi. Y no te arriesgues por mí, ¿sí? —pidió.
Asentí y miré a Lucas. Mantenía su dura mirada fija en mí.
—Gracias Lucas —dije—Y tu padre no murió por mi culpa. Yo fui e impedí que el alfa le matara en el momento, pero no pude hacer nada más. Lo siento.
Agaché la cabeza y me transformé en loba; tomé mi bolsa con la boca y salí corriendo hacia mi manada. Cuando llegué los dos hombres me abrieron la puerta y me mandaron directamente a la pista de entrenamiento y combates; allí me esperaba Alec, quien al verme se transformó en lobo rápidamente. Era un precioso lobo blanco grisáceo con algunos pelos negros.
Y la pelea comenzó.
Tomé mi último aliento antes de caer desnuda al suelo y cerré los ojos fuertemente. Estaba segura de que tenía sangre y heridas por todas partes; Alec era un lobo fuerte y no entendía cómo no era el alfa. Noté como alguien me levantaba del suelo y me tapaba con una manta; después me cogía en brazos y me llevaba hacia alguna de las casas de la manada. Cuando desperté estaba vestida y en la bohardilla de la casa de Paulette así que supuse que era ella quien me había recogido antes.
Me levanté de la cama encontrándome de cara con Alec que me miraba serio.
—El alfa quiere verte —dijo para después retirarse. Confusa salí de la casa de Paulette y me dirigí a la del alfa que tenía la puerta abierta. Me dirigí a su despacho que era donde supuse que estaría y entré.
— ¿Me llamaba, alfa? —pregunté en la puerta.
—Pasa y cierra la puerta —ordenó. Hice lo que dijo y me acerqué ligeramente, aún de pie— ¿Tienes mate, Gia? —preguntó de repente.
—No —mentí.
—Explendido. ¿Pensabas encontrarlo aquí?
—No, señor. Yo no espero encontrar a mi mate nunca; no es algo que me importe en demasía, espero que comprenda.
—Claro que comprendo, Gia. Yo solía ser como tú hasta que encontré a la buena para nada de Olive —gruñó—Iba por ahí acostándome con cualquier mujer y cuando encontré a Olive lo tomé como el fin de todo lo que me divertía. Y así fue. Pero yo no paré de divertirme, no. Todas las hembras de esta manada han sido poseídas por mí —afirmó—Todas excepto tú, Gia.
Mi corazón paró de golpe.
— ¿Q-Qué intenta usted decir? —pregunté temerosa de la respuesta.
Una respuesta que no obtuve, ya que el alfa se levantó y me tomó con fuerza de la cintura, besándome. En unos minutos me había quitado toda la ropa y entraba en mí con furia debido a mis gritos y mis intentos de soltarme de su agarre. Chillé fuertemente y lloré como nunca mientras aquel hombre por el que había perdido el respeto me obligaba a besarle.
LUCAS.
Un dolor fuerte en mi pecho hizo que dejara de hablar en frente de toda la manada. Mi lobo gruñó con rabia pero lloriqueó a la vez y yo no entendía lo que ocurría. Mi pecho dolía cada vez más y aquel horrible dolor se extendió por todo el cuerpo.
— ¿Lucas? —preguntó asustada Addy acercándose a mí. Intenté responderla pero en vez de tranquilizarla un fuerte grito salió de mí; era una especie de grito de furia mezclado con tristeza y dolor. Addy me llevó rápidamente al sanador, al que a duras penas le conté lo que me estaba pasando y sonrió tristemente.
— ¿Has encontrado a tu mate, Lucas?
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WOLVES
WerewolfGía es una mujer lobo sin manada que, perseguida por el peligro, termina en la manada de Lucas y descubre que él es su mate. Atemorizada, Gia decide ocultar su olor de él y pasar desapercibida como una simple loba más. ¿Logrará su cometido o será d...