capítulo 10

33.8K 2.6K 102
                                    


Cuando llegamos a la manada Addy me iba casi abrazando ya que las lágrimas no dejaban de caer de mis ojos. Le pedí que me dejara sola en mi casa y así lo hizo. Me senté en el sofá del salón y me quedé mirando la nada. De un momento a otro comencé a sollozar, a soltar gritos desgarradores y a golpear mis muslos con mis nudillos.

''Gia'' escuché en mi mente. Sé que no había nadie y que nadie se estaba comunicando conmigo. Lo sabía porque eran recuerdos. Y una voz que no conocía. Así que seguí llorando. Me doblaba de dolor en el sofá, dejaba que el llanto se escuchara por toda la casa.

''¡Mamá, Gia se está golpeando!''

Me golpeé más fuerte.

''Está teniendo un ataque de ansiedad hijo, deja que se calme sola''

Caí al suelo.

''¿¡Por qué no hiciste nada!? ¡Debiste hacer algo!''

Otro grito.

''¡Si no hubieses dicho que la dejáramos en paz nada de esto habría pasado!''

Y otro. 

Escuché unos pasos correr hacia la puerta y a la misma abrirse.

— ¡Gia! —gritó Addy corriendo hacia mí. Me abrazó por detrás pasando sus brazos por debajo de los míos—Gia cálmate —decía. Notaba el miedo en su voz.

''¡Podía haber muerto!''

— ¡Haz que salgan de mi cabeza! —grité llorando.

— ¿Qué estás diciendo, Gia?

—Los recuerdos... —dije con la voz rota. Algunos de los demás miembros de la manada entraron a mi casa al escuchar los gritos; algunas mujeres se taparon la boca con sorpresa, algunos hombres discutían sobre lo que hacer... Y yo me sentía cada vez peor por llamar tanto la atención. 

''¡Daniel! ¡Vuelve a casa ahora mismo, maldito!''

''¡Gia está mal por tu culpa!''

Un hombre ya mayor me cogió en brazos dispuesto a llevarme al sanador; salieron de la casa conmigo en brazos.

— ¡No puedo respirar! —sollocé asustada.

Se armó un jaleo alrededor y noté unos brazos tomarme. Puse observar a Cole acariciarme el cabello.

—Sh... Cálmate, trata de relajarte... —susurraba.

—No puedo Cole —sollocé nuevamente— ¡Me quedo sin aire!

—Estás teniendo un ataque de ansiedad, trata de calmarte... Piensa en algo que te relaje —susurró nuevamente en mi oído.

Todos observaban la escena; incluso el alfa. Nadie hacía ni decía nada.

Me imaginé corriendo por el bosque, sintiendo la naturaleza bajo mis patas, dejando que el viento se llevara todos los males...

Y esos ojos azules aparecieron nuevamente haciéndome apretar fuertemente la camiseta de Cole con mis puños. El agarre fue bajando de intensidad poco a poco hasta que caí rendida.


''—Daniel, no hagas ninguna tontería —pedía mi madre a aquel adolescente que estaba de espaldas.

—Mami, ¿qué le pasa al hermanito? —pregunté tirando de su falda. Me ignoró— ¿Papi? —volví a preguntar al borde del sollozo.

— ¡Daniel! ¡Vuelve a casa ahora mismo, maldito! —miré como mi madre levantaba la mano hacia él y como yo me interpuse entre ellos.''

Desperté sobresaltada. Miré a mi alrededor y me dí cuenta de que no estaba en mi casa; tampoco en la del alfa. Estaba en el sanador. Me incorporé confusa y noté un cuerpo a mi lado, reconociéndolo al instante como Cole.

— ¿Cole? —pregunté.

—Mhm... ¡¿Gia?! —dijo, incorporándose rápidamente— ¿Cómo te encuentras?

—Mejor, pero, ¿¡tú estás loco!? ¡Entraste aquí y ahora te matarán o algo por el estilo! —me preocupé.

—Tranquila, mis padres hablarán con el alfa.

Asentí y me levanté sintiendo un fuerte dolor en mi cabeza; Cole me sujetó y me ayudó a llegar a la puerta de mi casa donde me giré para mirarle; estaba lloviendo.

—Gracias Cole, me ayudaste demasiado —sonreí. Fui a darle un abrazo y él me tomó la cara y me besó, haciéndome reír levemente. Entré a mi casa y escuché cómo se alejaba rápidamente.

Cuando entré el alfa estaba sentado en el sofá. Pegué un saltito.

—Em, hola, alfa —murmuré mirando al suelo. Mi cabello ya estaba lo suficientemente empapado al igual que mi camiseta, y chaqueta, y las zapatillas estaban caladas. Me las quité en la entrada esperando la respuesta del alfa— ¿Puedo ayudarle en algo...?

— ¿Un vampiro? ¿En serio, Gia? ¡¿Te di una oportunidad más para pertenecer en ésta manada y tú te lías con un vampiro?! —rugió. Mi loba lloriqueó—Parece que lo estás pidiendo a gritos.

—Eres un alfa de mierda —dije de repente. Él me miró entre sorprendido y enfadado.

— ¿Cómo dijiste? —preguntó acercándose amenazante.

—Que eres un alfa de mierda —repetí. Mi pecho subía y bajaba al ritmo de mi respiración, es decir, rápido. Miré al sofá y vi el peluche de lobo cobrizo que le iba a regalar—Y te diré por qué, Lucas. Desde que llegué me tratabas con distancia, sí, pero desde que te convertiste en alfa das asco, ¡ni siquiera tienes en cuenta todo lo que hice por vosotros! —comencé a alterarme—Me enfrenté a aquél alfa para salvar a tu padre y su beta y un omega casi me matan. Después te salvé la maldita vida de aquél lobo negro que podría haberte matado. ¡Traté de ayudar en todo lo que pude, traté de animar a Adelaide y eso tenías que haberlo hecho tú! ¿¡Y cómo me pagaste!? ¡Con gritos, gritos y más gritos! Ah, y no olvidemos que casi me violan y tú mirabas tranquilamente como si estuvieras viendo una película —exploté. Las lágrimas deslizaban por mis mejillas y no sabía si era por los nervios o porque estaba diciendo en voz alta todo lo que me hacía daño.

—No voy a permitir que me hables así —gruñó enfadado. Le miré con los ojos como platos—Estás pidiendo a gritos que te eche de la manada, Gia —murmuró.

—No sigas, Lucas —corté—No  hará falta que me eches; ya me voy yo —bramé. Noté la sorpresa en su cara y fui corriendo a mi cuarto. Guardé ropa en una bolsa junto al peluche que me regaló Addy y salí de casa ante la atenta mirada de Lucas—Yo, Gia, deshago el vínculo creado con la manada Luna de Cristal —gruñí.

Corrí al bosque y me transformé, después tomé la bolsa con la boca y corrí sintiendo aquél dolor en el pecho; estaba abandonando a mi mate.

''En el momento en el que me interpuse entre mi madre y mi hermano y recibí una bofetada mi hermano giró rápidamente y me tomó en brazos. Yo lloraba como cualquier niña pequeña haría y me tocaba la cara.

—Mamá; no te mereces que te llamemos así —escupió mi hermano. Me tomó de la barbilla y me hizo mirarle.

Sus brillantes ojos azules hicieron que me calmara y dejara de llorar para caer rendida en los brazos de mi hermano; de aquél chico al que tanto quería...''

Paré en seco.

Aquellos ojos azules que tanto brillaban...

Eran exactamente los mismos que me observaban.

WOLVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora