Cuando el cristal de la ventana se rompió tarde unos dos segundos en darme cuenta de que las cosas de mi alrededor estaban rompiéndose por los disparos, rápidamente hice lo que mi padre me enseño cuando era pequeña, me tire al suelo y me cubrí la cabeza.
Podía escuchar como las balas rompían todo lo que encontraban, las plumas de los cojines volaban mientras yo tapaba mis oídos, cuando todo acabo levante mi cabeza despacio y pude observar toda la habitación echo añicos.
Me apoye contra en sófa y mire como estaban las cosas, hasta que me di cuenta de que estaba herida.
Sentí un dolor insoportable en hombro derecho, puse mi mano para tapar la herida y mordí mi labio para no dejar escapar ningún sonido de dolor.
—¡_____!—escuché una voz conocida acercarse hacía mi.—Dios mio estas herida—dijo al ver la herida que estaba tapando con mi mano. Nunca me habían dado y el dolor era espantoso, me daban ganas de llorar pero no tenía lágrimas suficientes.
—Owen ayudame—le dije cerrando los ojos, no podía con aquel dolor.
—Esta bien, espera voy a por el botiquin—me dijo levantándose para irse corriendo a por el botiquín.
Respiré hondo e intenté controlar mi dolor, pero era imposible.
Owen apareció con el botiquín y lo apoyo en el suelo.
—Quitate la camiseta para poder limpiar mejor la herida—dijo mientras abría el botiquín con cuidado para que no se esparcieran las cosas.
Obedecí y me quite el jersey con dificultad al igual que la camisa, quedando en sujetador, puse mi camiseta encima de mis pechos para que no los mirara. Owen me miro y se lamió los labios.
—Dejame ver—dijo, estire mi hombro para que pudiera ver mejor la herida y entonces él la examino.—Esto te va a doler—dijo poniendo alcohol encima de la herida.
Yo grité, no muy alto pero grite, una lágrima se deslizo por mi mejilla, el noto el dolor y soplo encima para que se me pasara antes.
—¿____?—una voz conocida se fue acercando hasta nosotros con los demás chicos, todos se quedaron observando la habitación que había sido destruida.
—Mierda—dijo Owen cuando observó bien mi herida.
—¿Qué pasa?—le pregunté asustada.
—____, ¿estás bien?—asentí con la cabeza, entonces pude ver perfectamente la cara que puso al verme sentada en el suelo, con una camiseta tapándome los pechos y con herida en el hombro.
—Justin necesito tu ayuda—le dijo Owen sacando unas pinzas del botiquín, los demás se fueron acercando y observaron lo que Owen iba a hacer.—Justin debes sujetarla para que no se mueva—dijo rompiendo el pequeño plástico en el que estaban las pinzas.
—¿Por qué?—pregunté sin saber lo que iba a hacer con aquellas pinzas.
—La bala esta en tu hombro y hay que sacarla—dijo.
Justin se puso detrás mio, me senté entre sus piernas y apoye mi espalda contra su pecho, mire paso a paso lo que estaba haciendo Owen con aquellas pinzas hasta que me miro a mi y a Justin.
—¿Estás listo?—el asintió y acerco sus pinzas hacia mi herida.
—No, no, no—dije negándome a que aquellas pinzas entrara en mi hombro para sacar la bala que estaba ahí.—¡Para, para!—grité, cuando las pinzas entraron sentí como si una espada se estuviera clavando, era dolorosamente doloroso, me quería morir.
—Aguanta—me susurro Justin en el oído.—Si no te mueves mañana te llevo el desayuno a la cama—dijo en mi oído, deje de moverme y le di paso a Owen para que continuara, mordí el interior de mis mejillas para no gritar. Un reconocido sabor inundo mi boca, cada vez que apretaba con mas fuerza el interior de mi mejilla podía notar aquel sabor amargo en mi boca.
