—¿Dónde está? —preguntó histérica, con las lágrimas saliendo sin parar de sus ojos.
—Tu madre ha... —no pudo continuar, le costaba demasiado decir aquellas palabras, ya que su mujer, la mujer de su vida a la que tanto amaba, había muerto por su culpa.
—No..—dijo negando con la cabeza mientras más lágrimas salían. —¡Todo esto es tú culpa! —dijo golpeando con sus puños en el pecho de su padre. —¡Sí no te hubieras metido en esa clase de negocios, mamá no estaría muerta!—dijo gritando, mientras seguía golpeando su pecho y sus lágrimas caían sin parar.
Ella dejó de golpearle cuando éste la abrazó. Los dos estaban destrozados, habían perdido a la persona que más querían en el mundo, y todo, por culpa de un simple negocio entre mafias.
Entonces dos hombres grandes, vestidos elegantemente estaba en el otro lado del pasillo, listos para matarlos.
—____ corre —dijo al darse cuenta de quiénes eran aquellos hombres. Su padre escondió a ____ detrás suyo para protegerla. Después salieron corriendo lo más rápido posible del hospital para marcharse.
Se escuchó un disparó mientras padre e hija corrían, aquel disparó detuvo a ____.
—¿Qué pasa hija? —preguntó su padre asustado al ver la pálida cara de su hija.
—Lo conozco —dijo refiriéndose al hombre que estaba en frente de ellos, con una pistola. —Es él tío James. —dijo la muchacha paralizada.
Dos años después..
|Narra ____|
Desperté por culpa de aquel estúpido despertador que tanto odiaba. Estire el brazo hacia la mesa y apague el despertador volviendo a cerrar los ojos para continuar con el sueño. A la media hora escuché un ruido que provenía del piso de abajo. Fue tan fuerte que me desperté saltando del susto en la cama. Tragué saliva y cogí el arma que tenía en el armario, abrí la puerta de mi cuarto y decidí bajar poco a poco sin hacer demasiado ruido. Me acerqué poco a poco hacia el lugar dónde provenía el ruido y allí estaba la ventana destrozada, los cristales esparcidos por el suelo y una piedra con una nota pegada a ella. Me acerqué lentamente hacia la piedra y despegué la nota leyéndola en voz.
"Tienes menos de cinco horas para devolverme mi mercancía o tú y tú querida hija estareís muertos. Espero verte a las 16:30 en la fábrica abandona de las afueras. Camilo R."
Cuando acabé de leer aquella nota corrí hacia mi cuarto. Cerré la puerta y puse el pestillo, dejé la pistola en su sitio y cogí mi móvil para llamar a mi padre.
—Contesta—dije esperando mientras sonaba una y otra vez.
—¿Qué ha pasado?—preguntó asustado cómo siempre, ya que era muy extraño que le llamará.
—Pápa, ven a casa, es urgente—dije recordando las palabras de aquella carta. Estaba realmente asustada, está era la primera vez que mi padre había recibido una carta de amenaza.
—Ahora mismo voy, quedaté encerrada en tu habitación y no te muevas de ahí hasta que llegué, ¿entendido?
—Sí, pápa—dije con confianza, pero a la vez asustada. Mi padre colgó y yo me quedé en sentada en el suelo de la habitación para esperarlo. ¿Y si hoy fuera él mi último día? ¿Por qué mi vida tiene que ser así? La vida que llevaba no me gustaba nada, lo único que quería hacer era ir al instituto, estudiar, suspender alguna asignatura, y saber que es lo que se siente al estar enamorada. Pero mi vida era totalmente diferente a la que yo quería tener, no me gustaba nada quedarme encerrada todo el día en casa, no tener amigos con los que hablar o poder reír, no tenía nada.
