11: Minseok Hyung está creciendo.

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Cada vez que alguien le preguntaba, en una reunión familiar por ejemplo, cómo habían sido sus últimos años de secundaria, Minseok respondía que tan maravillosos como el resto de su escolaridad, aunque la realidad fuera totalmente distinta.

Fueron un par de años un tanto duros tanto para él como para Lu Han, pero afortunadamente se tuvieron el uno al otro para apoyarse cuando nadie más lo hizo. Minseok supo, desde aquella tarde de diciembre en que encontró a su mejor amigo llorando en el patio cubierto de nieve, que ser diferentes probablemente iba a costarles un poco más caro de lo que se imaginaron, y que pasar desapercibidos desde entonces en adelante, no iba a ser tarea sencilla.

Ya no tenían trece años, como cuando Han se lanzó a sus brazos balbuceando que su mamá lo había forzado a cortarse su bonito cabello rubio, ni como cuando por los pasillos comenzaron a escuchar rumores que cuestionaban la amistad tan fuerte que los había mantenido unidos hasta entonces. No, ya no eran unos niños, estaban en plena adolescencia y entrar en el equipo de futbol de la preparatoria, había sido casi tan difícil como soportar el primer día de clases.

Pero eran chicos fuertes, tuvieran los gustos que tuvieran, y se habían acostumbrado a las risas, así como también a las miradas que siempre se empeñaban en perseguirlos.

No era como si toda la escuela los repudiara, de todos modos, tenían amigos y se llevaban bien con la mayoría de sus compañeros de clase, porque afortunadamente habían quedado en el mismo grupo nuevamente por azares de ese caprichoso destino que aparentemente se empeñaba en mantenerlos juntos.

Y estaban bien con eso, se sentían felices, orgullosos de ser quienes eran y de saberlo, de aceptarse y de tener a alguien cerca que fuese capaz de comprenderlo.

ㅡ¡Me muero de sed! ㅡ Exclamó Lu Han, corriendo hasta encontrarse con Minseok en las bancas.

El mayor le extendió una botella de agua, sonriente. ㅡ Buen partido, Lu-Ge.

Con las mejillas rojas por algo que iba mucho más allá de haber pasado casi dos horas bajo el sol, el aludido se precipitó a asentir antes de tomarse media botella de agua de un trago, perladas gotas descendiendo por su manzana de adán y poniendo un tanto nervioso a Minseok.

ㅡ¿Q-Quieres ir por un helado? ㅡ Lu Han le devolvió la botella y se puso en cuclillas para atarse las zapatillas deportivas, una manera bastante certera de disimular que no quería ver la cara de su amigo cuando entonara la pregunta.

ㅡMe encantaría, Lu-Ge, pero tengo que...

Precisamente porque cada vez que rechazaba una de sus invitaciones, los siempre brillantes ojos del menor perdían su luminosidad. Tomando una bocanada de aire, Lu Han levantó la cabeza, dedicándole al mayor una sonrisa para que se despreocupara.

ㅡCuidar a los niños, lo sé.

Las regordetas mejillas del Hyung, coloradas como estaban, no hacían otra cosa más que provocar que las mariposas revolotearan más y más rápido dentro del estómago de su amigo. Y maldición, Lu Han quería gritarle que se detuviera, que no fuera tan lindo por favor, que dejara de torturarlo irradiando semejante inocencia que él simplemente se sentía incapaz de corromper.

Enamórate de mí, Hyung || XiuHaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora