Cuando sus padres no le dejan más remedio que conseguirse un empleo para ganar dinero, la Sra. Kim le abre las puertas de su casa para que se haga cargo de cuidar a sus hijos por una paga considerable y Minseok, a sus trece años recién cumplidos, nu...
Imaginemos que el bebé y es nuestro bollito y ya está, foto familiar.
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🐹👪💕
Si hubo algo que aterrorizó alguna vez a Kim Taeyeon cuando supo que estaba embarazada, eso fue la idea de terminar siendo una madre tan mala como había sido la suya.
Leyó todos los libros acerca del embarazo que encontró en la ciudad, cabe decir, así como se devoró rápidamente todos aquellos escritos para ayudar a los padres principiantes con la crianza y educación de sus niños.
Kim TaeYeon, a la corta edad de veintidós, sabía perfectamente lo que quería que su hijo fuera y lo que no. Lo más maravilloso del asunto, fue que su bebé nació siendo un ángel, y terminó guiándola a ella por el buen camino en lugar de que fuese al revés. Se enamoró de su pequeño desde la primera vez que lo vio, y con el paso de los años su amor no hizo más que incrementar; ser una madre estricta no tenía nada de malo, pensaba ella, porque después de todo, lo único que deseaba para el pequeño Minseok, era que creciera como un hombre de bien.
Y que no fuera adicto a la tecnología, claro está.
Pero como madre también había ciertas cosas que esperaba recibir sin pedir, y la lealtad era una de ellas, tanto que cuando se bajó de su auto esa noche, echando chispas porque había tenido que quedarse a trabajar hasta tarde porque su jefa dejó botado el trabajo por irse a una fiesta familiar, se le rompió el corazón al ver a su hijo saliendo de la única casa en la que le prohibió entrar, aunque bueno, jamás le dio permiso de entrar a las otras, pero no poner un pie en aquella de la que salía, era la regla fundamental, la de oro.
ㅡ¡Kim Minseok! ㅡ Vociferó, y probablemente todo el vecindario se enteró.
La carita de impacto que su pequeño puso, no logró que fuera menos dura a la hora de regañarlo.
Así que cuando Ji Yong volvió a casa después de un refrescante viernes con sus viejos amigos de la banda que formó en su adolescencia, Dios no quisiera que Taeyeon se enterara de que aún tenía contacto con ellos, encontró a su niño lloriqueando en la sala frente a su furiosa esposa caminando de aquí a allá frente al televisor, habiéndole hecho una zanja al piso ya.
ㅡ¿Qué sucede? ¡Minnie!
El padre rodeó con sus brazos a su mini Ji, aquel en que había depositado toda su fe para que se convirtiera en el gran rapero que él nunca pudo ser; a espaldas de Taeyeon, por supuesto.
ㅡMamá está siendo muy injusta, papi. ㅡ Minseok dijo con el tono que únicamente usaba cuando esperaba que el hombre se pusiera de su lado, sorbiendo de su naricita para no volver a romper en llanto.
ㅡ¡¿Injusta yo?! ㅡ Se escandalizó la rubia de cabello corto, fulminando a su propio hijo con la mirada. ㅡ ¡¿Injusta yo que me parto la espalda todos los días trabajando?!
