Cuando sus padres no le dejan más remedio que conseguirse un empleo para ganar dinero, la Sra. Kim le abre las puertas de su casa para que se haga cargo de cuidar a sus hijos por una paga considerable y Minseok, a sus trece años recién cumplidos, nu...
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Decir que Kim Minseok no pasó por la famosa etapa de la rebeldía, sería una gran mentira, pues su madre tuvo que lidiar con muchas noches en vela debido a que su pequeño de pronto había decidido llegar muchas horas después del toque de queda.
Fue a los diecisiete, para ser precisos, cuando eso sucedió.
Minseok y Lu Han finalmente encontraron un grupo de amigos con los que encajar, eran todos muy graciosos y les gustaba el futbol como a ellos, pero sus padres rara vez participaban en la toma de sus decisiones y extrañamente estaban en casa, de modo que los adolescentes sin control hacían fiestas cada que se les daba la gana.
La primera fiesta del pelirrojo fue una noche de Febrero y está completamente seguro de que jamás la olvidará pese a que terminó perdiendo la conciencia sobre la alfombra. Esa fue la primera vez que no cumplió su labor como niñero, y la segunda que probó el alcohol pero la primera en que le gustó.
Lu Han se puso como loco, fue él quien hizo de la sala de DongHae una pista de baile mientras YoonGi hacía las mejores mezclas en la computadora. Y Park Jimin le ofreció de una de esas bebidas que su mamá siempre le repetía que no debía aceptar, pero después de que todo su grupo de amigos se colocara a su alrededor para canturrear fondo, fondo, fondo, Minseok terminó bebiéndose el vaso de un solo trago.
Bailó mucho, recuerda, se olvidó por completo de su timidez y restregó su trasero contra la hombría de Park Jimin, mismo maldito compañero que bailaba como todo un Dios y tenía un cuerpo de ensueño. Los sucesos ocurridos después de eso están borrosos para él, pero la considera una noche inolvidable porque fue la primera vez que se sintió independiente en su vida, y lo último en lo que pensó fueron sus padres.
Afortunadamente para Taeyeon, la etapa se le pasó demasiado pronto, porque justamente cuando empezaba a perder la cordura, fue que se interesó por la carrera de medicina y, después de informarse y saber que debía poseer las mejores notas y una increíble recomendación por parte de sus profesores para considerarse un candidato de Gwangju, Minseok volvió a ser el mismo nerd de mejillas regordetas de siempre, muy a pesar de las quejas de Lu Han.
Su mejor amigo también renunció a sus noches de rebeldía con tal de permanecer junto a él, aunque en ocasiones, cuando Minseok tenía que trabajar y no le permitía quedarse con él, se daba escapadas a las discotecas y sus padres habían terminado amenazándolo con volver al extranjero si no acreditaba todas sus materias.
Lu Han no podía esperar a volverse independiente, ya quería mudarse a Ciudad Universitaria y vivir con Minseok, eso era lo que siempre decía, y al mayor poco a poco lo estaba matando la angustia.
¿Qué había de bueno en ser independiente? ¿Por qué alguna vez tuvo tantas ganas de serlo? Ahora se estaba muriendo de miedo y casi todo el tiempo evitaba pensar en eso, cambiándole de tema a su mejor amigo cuando insistía en imaginar cómo sería cuando finalmente compartiesen habitación.
