Capítulo 22 (extra)

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Todo mi cuerpo dolía como el infierno y algo más profundo.

¿Mi alma?

No. Solo el cuerpo.

Me encontraba acostada, mirando hacia el techo color blanco, toda la habitación era blanca, al igual que las sábanas y las almohadas. La cama era terriblemente cómoda, pero no sabía en donde me encontraba por lo cual debía salir de este lugar.

Me intente enderezar cuando un terrible dolor se instaló en mi abdomen, recorrí mi cuerpo con la mirada y me di cuenta que no llevaba blusa, solo llevaba un top y mi abdomen se encontraba vendado. Mi muñeca derecha tenía una intravenosa conectada.

–Me alegra tanto que no estés muerta –Adrian estaba de pie en el marco de la puerta, viéndose totalmente desalineado, su ropa estaba llena de arrugas y su cabello totalmente despeinado.

El avanzó rápidamente y me apretó en un abrazo, provocando un gemido de dolor de mi parte. Me dolía como el infierno el abdomen.

–La estas lastimando –Alana entró rápidamente a la habitación para apartar a Adrian–. ¿Cómo te sientes, Rose? Llevas mucho tiempo dormida, estábamos muy preocupados.

–Me duele el abdomen –respondí– ¿Porque me duele el abdomen?

–Es normal que mente este en blanco, Adrian te explicara todo.

–¿Yo? –Adrian palideció – ¿Porque no tu?

Alana le lanzó una mirada que decía que él debía hacerlo sin objetar.

–Yo te herí con una daga en el abdomen. Él chico dijo que debía encajarla profundo

–¿El chico? ¿Enserio no te aprendiste mi nombre?

–¡Mitch! –inmediatamente intente saltar de la cama pero fui detenida por Adrian y Alana. Mitch se acercó a mí y me tomó en sus brazos, se sentía fantástico, sus brazos se sentían jodidamente familiares. Todo mi ser quería que él me perdonase y retomaramos los planes– ¿Adrian que pasó con mi bebé?

Todos se quedaron en silencio y Adrian palideció aún más.

–Yo…. no…. no lo sabía –tartamudeó–. Lo siento mucho, Rose.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi pecho se contrajo. Mi labio inferior comenzó a temblar– No, no, no, no. ¡No!

Era una mentira. Pensé. Tiene que ser una mentira.

Mitch se apresuró a abrazarme, susurrando palabras que, aunque no las entendía, me resultaban tranquilizantes.

Había perdido a mi bebé.

***

Miles también se encontraba en la pequeña cabaña escondida en el bosque, me sorprendió mucho eso porque ahora Robert nos consideraba traidores, habían abandonado a Robert para venir a salvarme. Mitch había contactado a Adrian para que llevara a cabo el plan que tenían, no contaban con que Adrian encajaría la Daga Sanadora en mi vientre.

La Daga consistía en sanar a las personas que eran controladas por la oscuridad, como yo. Resultó que todo el odio y rencor que sentía se volvía diez veces más fuerte con toda la oscuridad acumulada en mi cuerpo. Había mucho que aún debía investigar sobre lo que pasaba conmigo. Pero ahora tenía mucho tiempo para ello.

–Es hora de irse –anunció Kirchner, saliendo de la cabaña

–Rose, –me llamó Adrian– realmente lamento todo lo que paso. Espero que me perdones algún día.

–¿Perdonarte? –camine hacia él – No hay que perdonar, me salvaste, Adrian. Estaba cayendo y me atrapaste, probablemente en este momento ya hubiera matado a Lissa y me hubiera vengado de Dimitri, debo aprender a manejar lo que me sucede al igual que ellos, cometieron errores dejándose llevar por la oscuridad que estaba dentro de mi y que de una forma que aun no entiendo llega a ellos.

>>Estuve buscando un nuevo comienzo, creí que lo tendría si mataba a Lissa y a Dimitri, me abriste los ojos, de una forma dolorosa en muchos sentidos, pero lo hiciste y te lo agradezco. Ahora mi nuevo comienzo está allí de pie –apunte con la barbilla hacia Mitch–, debo irme.

–También yo.

Lo abrace, pero no era un abrazo de despedida no sentia asi, era un hasta pronto.

Y después vi como se alejó.

–¿Qué sigue ahora? –preguntó Miles

–Nos iremos al pequeño campamento que tiene Alana con restablecidos –respondí

–Rose, quiero que sepas que pase lo que pase, mi lealtad está contigo –dijo Miles

–Y la mía –Mitch me tomó de la cintura

–Tambien la mia –sonrio Alana

De la nada se escuchó un fuerte ruido seguido por otros, eran disparos y venían hacia nosotros, todo pasó demasiado rápido.

Mitch me empujó detrás de una camioneta mientras sacaba su arma. Nos atacaban. Sabíamos quiénes eran y eran muchos.

–Sácala de aquí, Mitch –grito Miles

Mitch más tomó del brazo y comenzamos a correr sin mirar atrás, se escuchaban pasos demasiado cerca y de un momento a otro Mitch cayó al suelo arrastrándome con él.

–¡Mitch! –grite al ver la sangre que emanaba de su abdomen– Tienes que resistir, conseguiremos ayuda.

–Corre –me alentó

–No voy a dejarte –los pasos se escucharon a un lado de nosotros y me llene de alivio al ver a Kirchner – Tienes que ayudarme, esta herido y necesita ayuda.

Saco y arma y me apuntó.

–Levanta las manos, Rose

–Dejala en paz –gruñó Mitch y en respuesta recibió un disparo de de parte de ella y un grito mío.

Este lugar era seguro y nadie sabía de él, Robert no podía saber que estábamos aquí a menos que alguien se lo hubiera dicho.

Fue cuando lo supe.

Kirchner nos había traicionado...

Vampire Academy (Un Nuevo Comienzo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora