Hopeless - NHC

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-No, éste no combina- negó Mary, apartando el collar que había estado probando por cinco minutos para ver si combinaba con mi vestido-. Creo que éste...- tomó otro para volver a extendermelo pero el teléfono de la casa sonó, me señaló con el índice y sonreí, ella negó y se encaminó hasta fuera de la cocina.

Mi teléfono sonó igual.

Me arrojé a la cama estrepitosamente para atraparlo y leer los mensajes del grupo de chat con los chicos. Luego recordé que podría arruinar el vestido así que me erguí y pasé la mano por los costados de este.

Sí. Era la noche de la tan esperada reunión/fiesta que organizaba Lowell Hills High. Mary estaba emocionada, los chicos estarían igual, o al menos Pauline.

Yo estaba aterrada.

Y también con apetito.

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George: No encuentro la corbata de mi traje!!1!

Reece: ¿Había que usar un traje?

Pauline: ¿Qué parte de 'reunión formal' no entendiste? Ugh.

Reece: DE DÓNDE SACARÉ UN TRAJE AHORA, FALTA SÓLO UNA HORA Y MEDIA. NOOooooooo...

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No hubo noticias de Blake en todo el día, o al menos no me había enviado un mensaje como solía hacer otras veces, entré a su chat pero figuraba que había estado conectado por última vez hace cuatro horas. En ese momento el nombre de Reece apareció primero.

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Reece: Creo que ya conseguí un traje, pero, en fin. ¿Estás lista?

Lori: Sí, más o menos...

Reece: ¿Nerviosa, Lori?

Lori: ¿Qué te hace pensar eso?

Reece: No hace falta pensarlo mucho, lo puedo percibir... aunque no esté contigo.

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Apreté los labios y resoplé.

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Lori: Como digas...

Reece: ¿Quisieras que te recoja cuando sea hora de ir?

Lori: No hace falta. Los encontraré ahí.

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-Te quedó bien éste, Lori. Definitivamente es el adecuado, combina perfecto con tu vestido- sonrió Mary, acomodando su castaño cabello, atado en un dulce moño que resaltaba sus finas facciones. Ella era muy hermosa, tenía ojos castaños oscuros al igual que papá y sin duda una sincera sonrisa que podría hacerte sentir en casa de tan sólo verla. Solían ser muy unidos a pesar de que cada uno tenía familia propia. Rob, por su parte, vestía un traje negro y sobre su camisa, una corbata con unos diseños muy particulares. Devon había heredado los ojos verdes al igual que él y su pelo castaño, dado que ambos de sus padres lo eran.

-¿Listos?- preguntó Rob mientras se abrochaba el saco. Todos asentimos.

La pesadilla comienza.

-Oh, Lori, pero mira qué gande es- señaló el pequeño, en cuanto Rob aparcó el auto sobre un espacio libre entre otros vehículos.

Desde afuera se podía oír la música y la entrada del salón estaba adornada por unas guirnaldas y unas luces colgadas en las columnas, el rocío pintaba delicado césped del jardín y se podía apreciarlo bien para ser una noche estrellada. Las familias de los casi 30 alumnos del salón comenzaban a llegar y otras ya estaban dentro.